Imágenes que hablan…

De vez en cuando tengo que desconectar de los informativos, de la prensa, de las tertulias de la radio o de la TV. Me cansa y me hastía tanta falsedad, tanta demagogia y tanta estadística. Creía que las matemáticas eran una ciencia exacta, pero cada análisis, según sea la tendencia política de quiénes lo hagan, así son los resultados o proponen uno u otro vencedor. Todo está manido, manoseado, retorcido, toqueteado hasta la saciedad. Y me digo a mí misma que será lo que tenga que ser, y aunque me sienta un poco escéptica, descreída, iré a votar y votaré con lealtad, al calor del único espacio en el que considero están quienes creen en la ‘justicia social’ e intentan gobernar para todos -con todos sus errores- no solo para el bienestar o el ‘mejor estar’ de las élites y los económicamente poderosos…

Sí. Cuando me saturo hago un paréntesis, me tomo un descanso, y en lugar de las noticias miro la sección del periódico dedicada a la fotografía. Así fue como me tropecé con las de Tiago Ramírez tomadas en el aeropuerto de Buenos Aires dedicadas a indigentes que aprovechan el vacío de las noches sin vuelos, para progerse de la interperie. Como aficionada todas me parecieron magníficas, particularmente esta de la cabecera. Como ser humano, como persona, me conmovieron, por la fuerte carga emocional que contienen y porque coloca, a quien las contemple, frente a la realidad social del momento que vivimos.

¿Quién podría negar que la imagen del indigente durmiendo en el suelo y el señor de la calle con su maleta no sean (o representen) las dos caras de una misma moneda? ¿Acaso ambas situaciones no podrían simular la misma persona en una secuencia temporal marcada por un antes y un después? El señor de la maleta podría representar el pasado y el indigente él mismo en el futuro.

Los indigentes de hoy no son cómo los de cuando yo era pequeña que lo eran por condición y nacimiento, hijos nacidos de la miseria y en la miseria. Hoy hombres y mujeres que tuvieron trabajo, casa y comida han caído de este estatus para pasar a vivir en la calle, comer de la caridad y vestir de la solidaridad ajena. Son los desposeídos, herederos de la crisis económica de 2008 y de la pandemia, los nuevos miserables, sin paro, ni ayuda familiar a los que ha alcanzado, como mucho, el IMV…

Conforme lo pienso, me doy cuenta del valor de la imagen y de cuánto puede captar y transmitir una fotografía. Y a medida que lo reflexiono caigo en la cuenta y pienso en cuánto jode el tópico que dice que ‘una imagen vale -o dice- más que mil palabras …’

Maternidad, maternidades…

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Sobre la celebración del día de la madre hace ya muchos años que recibimos una llamada de atención por parte de determinados sectores socioeconómicos, los cuales diseñaron una propuesta sobre cómo festejarlo. Nos sumergimos así en una dinámica consumista promocionada por firmas y marcas de cierto prestigio, como por ejemplo el Corte Inglés, el mismo que más tarde  se apropió también de la ‘primavera’ y de la ‘vuelta al cole’. El bombardeo propagandístico plagado de eslóganes pegadizos, martillearon incesantemente nuestras cabezas y permearon nuestros subconscientes hasta conseguir introducirnos en el engranaje. Queda claro que cualquier excusa es buena para animarmos a consumir y que el día de la madre contaba con ingredientes suficientes para encandilar al público. Porque ¿cómo negarse a reconocer la polifacética labor de las sufridas madres, reinas de la casa, administradoras domésticas, enfermeras, cocineras y cuidadoras, con un pequeño detalle o un enorme detallazo, directamente proporcional al volumen o profundidad de cada bolsillo y a la generosidad material de cada cual?

Y sin embargo detrás de esta concepción nacida en nuestra sociedad capitalista, la celebración de este día hunde sus raíces en el Antiguo Egipto y la Antigua Grecia, donde se celebraban fiestas en honor de Isis y Rhea, madre de Neptuno, Júpiter y Plutón, culto que más tarde –como tantas otras cosas- fue asimilado por la cultura romana.

Mucho tiempo después, y para acercarnos algo más al presente, se encuentran preecedentes de este día en la Inglaterra del siglo XVII. Por entonces la gran mayoría social era pobre y trabajaba al servicio de las grandes familias nobles y aristócratas, entre las que se impuso la tradición de establecer un domingo libre al año para que los sirvientes pudieran visitar a sus madres o demás familiares. Para sellar dicho encuentro se les permitía cocinar una tarta que ofrecían como regalo. Según parece al principio fueron celebraciones colectivas, realizadas al aire libre en idílicos parajes de praderas y bosques. Más tarde, tras la colonización americana, la tradición se importó junto con otros usos a las nuevas colonias, al igual que sucedió con la costumbre de tomar el té. En el calendario anglosajón el día de la madre se celebra el cuarto domingo de cuaresma.  

En Estados Unidos este día está relacionado con una iniciativa particular de la joven Ana Jarvis, quien lo instauró en homenaje a su propia madre. Esta iniciativa, que tuvo gran acogida, se convirtió en una propuesta de Ley al Congreso aprobada en 1914 por el Presidente Woodrow Wilson, declarándola fiesta nacional fijada para el segundo domingo de mayo.

©la pensadoragaditana

En nuestro país la liturgia católica, esgrimiendo los mismos argumentos defendidos desde antes del Concilio de Trento (1545-1563), se dignó establecer a la Inmaculada Concepción como modelo de mujer-madre. Por eso hasta 1965, el día de hoy, se celebraba el 8 de diciembre. A partir de ahí la misma Iglesia consideró oportuno separar ambas fiestas estableciéndose el primer domingo de mayo –mes eminentemente Mariano- como fecha idónea para homenajear a las madres.

Este modelo ‘virginal’ ha constituido un referente para las mujeres de mi generación, un clisé con el que nos machacaron intentando inculcar la idea sobre la necesidad de llegar vírgenes al matrimonio. Virginidad simbolizada en la entrega de ‘arras’ en el ritual del matrimonio eclesiástico. Idea a partir de la cual, Iglesia y Estado, construyeron su propio argumento que, mas tarde, desembocaría en la teoría del el “ángel del hogar”, modelo que atraviesa el discurso decimonónico deconstruido, y después ‘asesinado’ por Virginia Woolf, que tanto ayudó a apostillar el concepto de la maternidad como una poderosa investidura -utilizada particularmente por los varones- y más adelante, una etiqueta y una categoría de análisis histórico. En todo caso, se trata de una construcción sujeta a continuos cambios sobrevenidos con el devenir de los tiempos.

En ámbitos feministas se habla de ‘maternidad hegemónica’ para referirse a la maternidad heterosexual normativa, según la cual la mujer concibe, gesta y cría. Pero la diversidad familiar de nuestra sociedad actual invita a hablar de ‘maternidades’, en plural, como la diversidad que somos y en la que se encuentren representadas una múltiple casuísticas y diferentes modelos. En todo caso la maternidad siempre será una opción y un derecho y deben ser las mujeres quienes decidan o elijan.

Pero si descendemos desde marco teórico a la práctica de la vida cotidiana y al plano de los afectos, la realidad es que la mayoría de los hijos e hijas solemos envolver a nuestras madres y/o padres en de una especie de halo de protección, alejándolas de todo mal, poniéndolas a salvo, protegiéndolas contra lo inevitable. Inconscientemente las llagamos a consideramos seres excepcionales, eternos, deseando creer que siempre se quedarán con nosotros, aunque llegado el momento, empecemos a sospechar que no será así y sintamos miedo porque sabemos que detrás de su muerte nos espera el mayor de los abandonos y el más desconsolador desamparo…

Sea cual sea la edad que tengamos, en general, los hijos e hijas siempre echamos de menos a nuestras madres y padres, símbolos del amor esencialmente generoso, desinteresado e incondicional.

A dios rogando y con el mazo dando…

Rogativas en Andalucía. Imagen Internet

Según interpretación del Instituto Cervantes el refrán que la título al post -por cierto mencionado en obras de Cervantes y Espronceda – resume la idea de que no basta con rogar a dios para que interceda sino que hemos de poner de nuestra parte y hacer todo cuando esté en nuestras manos. El dicho tiene varios sinónimos usados con frecuencia en diferentes contextos. También hay otros similares aunque menos conocido, como por ejemplo ese que dice «pastores y labriegos: los pies en la tierra, la mirada en el cielo”, que circuló entre los campesinos preocupados ante la escasez de lluvia y la posibilidad de perder las cosechas. Y es que la incertidumbre y el temor a perder la siembra ha sido una constante presente en la vida de los campesinos y agricultores, cuya subsistencia dependía al cien por cien, de que hubiera o no una buena cosecha.

Como siempre, los brazos de la Iglesia han sido demasiado largos, tanto como para abrazar la sociedad en su conjunto para acercarla a su seno. Y así fue como la fe permeó todos los aspectos de la vida: el lenguaje, el calendario, el trabajo, la diversión, la moda, el arte…E incluso extendió su mano hasta alcanzar el poder y formar tándem con el estado, pilares que han caminado de la mano y sustentado durante siglos el devenir de la historia. Como no podía ser de otra manera, “los ciclos secos endémicos de nuestro clima han embadurnado la cultura y religión”. O sea que la Iglesia aprovechaba la incultura y la ignorancia para presionar y manipular a los feligreses, animándoles para que sacaran a la calle a los santos y ‘rogar’ al todopoderoso, que con su infinita bondad y misericordia, enviara la lluvia. Estos eventos cuya finalidad era esencialmente la de ‘rogar’, se conocen como ‘rogativas’ que, según la tradición, se celebraban dos veces al año: por San Marcos y tres días antes de la Ascensión. Parecen pocas, pero todo estaba previsto, por eso tanto el Papa como los Obispos podían convocarlas con carácter extraordinario en otras fechas.

Las primeras rogativas datan del siglo IV y se han prolongado hasta la actualidad, no sólo en España sino en otros muchos países. Un estudio de la Universidad de Zaragoza ha analizado los diferentes tipos de rogativas según la gravedad y sus resectivas correspondencias. Si dicha sequía es leve bastará con una oración simple. Ante una sequía media ya se expone al santo intercesor. Para una grave convienen las misas y procesiones dentro de la Iglesia. Si es muy grave las rogativas salen ya del espacio interior para procesionar fuera de la Iglesia. Y si es crítica será necesario peregrinar con el intercesor a otro santuario. Las oraciones que se recitan durante las rogativas son de dos tipos: ad pretendam pluvia (pro pluvia) y las pro serenitate (para que deje de llover). Todo está previsto.

En España ‘el hacedor de lluvias’ por excelencia es San Isidro Labrador, patrono de la capital. No podía ser de otra manera ‘siendo Madrid España’, según creo recordar… Y es que San Isidro está muy vinculado a las tareas de campo. Según cuenta la tradición, antes de casarse con Mª Toribia, después Santa María de la Cabeza, fue pocero  y tras un tiempo de grave sequía, hizo saltar un chorro de agua después de golpear el suelo con su arado, convirtiéndose así en el valedor de las precipitaciones.

Otro conocido santo intermediario, por detrás de San Isidro, fue San Vicente Ferrer, valenciano, a quien el Cardenal Cañizares, cuando siendo arzobispo de Valencia padecimos otro ciclo de sequía, dirigió sus plegarias junto a obispos, sacerdotes y laicos… Creo que desde entonces por allí se han producido diversas borrascas, ciclones tropicales, danas, gotas frías y otros fenómenos caracterizados por las cuantiosas lluvias. Es más, creo que ha habido pueblos y ciudades del levante Mediterráneo que se han inundado y declarado ‘zona catastrófica…’ ¿Será verdad que funciona? De momento y por si acaso, parece que ‘el Abuelo’ desfilará hoy por las calles de Jaén. Por cierto, la última vez que salió fue hace unos 74 años… Todo ha cambiado…Dicen que la fe mueve montañas, aunque la que suscribe se declara agnóstica, además de racional y sensata, por lo que nunca se atreverá a negar la evidencia. Habrá que esperar…Mientras tanto, los gobiernos deberían tomar conciencia, concienciar a la población y controlar el agua como bien público, mirando por los intereses de la ‘vida’ en nuestro planeta, sin caer en disputas electoralistas y partidistas…Porque ya lo dice el refrán: a dios rogando, pero con el mazo dando…

Por si acaso, y como de momento no se podrá hacer otra cosa, si hay quien se anime, aquí dejo una de las referidas oraciones ad pretendam pluvia: “Oh Dios, en quien vivimos, nos movemos y existimos: concédenos la lluvia oportuna para que, ayudados con los bienes del presente, apetezcamos confiadamente los eternos. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén”.

Que dios reparta suerte y que así sea…

©lapensadoragaditana

Pretérito perfecto…

«El pretérito perfecto, o pretérito perfecto compuesto, es un tiempo verbal del modo indicativo que expresa en español acciones concluidas en un marco temporal que se extiende hasta el presente.»
Fotografía: mp_dc

Aconseja Sabina en una de sus canciones no regresar jamás allí dónde fuimos felices: ‘al lugar donde has sido feliz no debieras jamás de volver…’. A bote pronto, parece una invitación a dejar los recuerdos en su sitio, evitando sobarlos o manosearlos, a fin de conservar y preservar el orden natural en que sucedieron. Así, sin más. Sin revisiones, ni arrepentimientos, ni removidas, ni dobles vueltas. Lo que pasó, pasó y punto. Para bien y/o para mal. Y es que todo en la vida acontece siguiendo el principio matemático de la relatividad, que establece el continuo espacio-temporal como marco en el que se representan todos los sucesos físicos del Universo. O sea que todo sucede en un lugar concreto y en un tiempo concreto, y según dice la canción, si en esos contextos fuimos felices, mejor no volver. Supongo que así los recuerdos quedarían ubicados o sepultados, a disposición de nuestra memoria pero a una prudente y justa distancia, para salvaguardar(nos), garantizar(nos) y proteger(nos) contra la melancolía o la pena, poniéndolos a salvo en el ‘baúl de los recuerdos’, como cantaba Karina. Baúl que sólo se abrirá de cuando en cuando, en ocasiones, a propósito o no, casi siempre para recrearnos y después consentir que los ojos brillen o, lo que es mejor, que los labios esbocen una amplia sonrisa…

 Pero con todos mis respetos hacia el ‘maestro’, al que admiro y sigo desde hace mucho tiempo, esta pensadora discrepa o al menos considera que no se puede generalizar: hay lugares y ‘lugares’, personas y ‘personas’, recuerdos y ‘recuerdos’. Los entrecomillados merecieron la pena y ganaron el premio del regreso respetuoso, de la nueva mirada a los viejos escenarios, de la contemplación de los efectos del paso del tiempo, de incluso la autorización de experimentar, por qué no, emociones similares o cercanas a las se vivieron…

¿Qué tienen de malo la añoranza, la saudade e incluso una pizca de nostalgia? Los seres humanos sienten y se nutren de todo tipo de emociones y también de recuerdos. A fin de cuenta todos determinan y conforman el presente. A veces, pasado el tiempo, se mira atrás observándolo todo con mayor equidad y eso permite una visualización global, divisando el todo en su conjunto e incluso, tal vez, percibiendo aquello que pasó de soslayo en su momento. Y si se produce esta sinergia es posible sanear sentimientos y emociones y después devolver todo a su sitio para que permanezca, esta vez, con un nuevo orden.

Y rota la barrera del tiempo, será posible regresar una y otra vez cuantas veces se quiera o sea necesario. Hemos añadido un nuevo estrato al pozo de los recuerdos, un antes y un después, y el tiempo empieza a contar de nuevo…

Esto piensa la que suscribe, a quien últimamente gusta conjugar los verbos en modo indicativo y en ‘pretérito perfecto’.

©lapensadoragaditana

El ‘Honkok’ o el arte de vivir solos…

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En una mañana de otoño, por el mes de octubre, se encontraba Sancho enfermo, a lo que fue a visitarle el hidalgo don Quijote:

−¿Qué le ocurre fiel escudero, que esta mañana no has venido a verme?−

−No sé qué me está pasando, pero siento como si me estuviera muriendo−

−Mi buen amigo, ¿qué tomaste anoche que te sentara tan mal?−

−Comí un pescado que cogí en el río con toda mi ilusión y que cociné con habas secas−

−No te preocupes mi fiel amigo, voy a ir con Rocinante a los Gigantes a que me den el medicamento para ti−dijo don Quijote, siempre teniendo presente su locura creativa…

Finalmente don Quijote regresó lleno de magulladuras por la lucha contra los ‘molinos’ pero sin el medicamento, claro. Y aunque se suele decir que la intención es lo que cuenta, la experiencia nos demuestra que la sola intención casi nunca es suficiente.

En 1851 el filósofo Arthur Schopenhauer planteó el ‘dilema del erizo‘, a través del cual nos invita a preguntarnos hasta donde podemos acercarnos o distanciarnos de una persona sin resultar heridos. Para el pensador la soledad es un valor destacable que, en su opinión, todos deberíamos conquistar desde el interior. Para Schopenhauer la vida en sociedad fue un invento para que todo fuera más fácil, pero el instinto social de los hombres no se basa en el amor a la sociedad, sino en el miedo a la soledad. Estoy de acuerdo con el filósofo en algunos aspectos. También creo que es importante aprender a estar solos y a gestionar la propia vida sin dependencias. Y aunque dicho así suena bien, la soledad -impuesta o no- no resulta fácil en aboluto y a muchas ocasiones produce un enorme sufrimiento.

En fin, muchos expertos señalan que vivir solos es todo un arte, que la soledad elegida es un verdadero placer y una fuente de felicidad. Luego, en otro extremo se encuentra la soledad impuesta. Es el caso de personas que qusieran vivir en compañía pero por diferentes razones no la tienen, Muchas son incapaces de ir solas al cine, o sentarse a tomar un café, y aunque permanecen interconectados vía redes sociales, se sienten afectivamente solas. El libro «Honkok: el arte de vivir en soledad» escrito por Francie Healey, explora precisamente la falta de compañía, la soledad, intentando normalizarla y plantearla como una tendencia, sin más. De ahí que utilice el término subcoreano ‘honkok’ -solitario-. El punto de partida que la autora establece es la difernciación entre ‘estar sola y sentirse sola’. A partir de aquí expone y desarrolla toda una serie de estrategias y recursos para lidiar con dicha situación.

Finalmente existe esa otra soledad que llega sola, valga la redundacia, y a unas alturas de la vida que ya tiene pocas soluciones y menos alternativas: la de los mayores. La pandemia la mostró con toda su crudeza y algo deberíamos haber aprendido, pero no. Ni siquera se han depurado responsabilidades y a estas alturas los familiares de los fallecidos continúan esperando que el peso de la justicia caiga sobre los responsables, que continúan sin asumir sus errores ni pedir perdón. En definitiva, el estigma de la soledad es una lacra más del siglo XXI que, según datos recientes, afecta tanto a mayores como a jóvenes, aunque este sería otro tema.

Algunos países han intentado hacer algo al restecto. Y aparte de Japón que nos pilla más lejos, en 2018 en Reino Unido, alertados por un informe de la OMS advirtiendo de ser el país europeo con mayor número de personas aisladas, señalando la escalofriante cifra de unos nueve millones, se creó bajo el mandato de Theresa May, un Ministerio de la Soledad, inspirado en la idea que había acuñado años atrás Jo Cox la joven parlamentaria laborista asesinada en junio de 2016, ministerio que presidió por primera vez la Secretaria de Estado Tracey Crouch, diputada tory. Entre los estudios impulsados desde dicha institución, un informe tristemente concluyó -entre otras cosas- que unos 200.000 ancianos mantendrían una sola conversación al mes, además de señalar que la soledad puede ser “tan perjudicial como fumar 15 cigarrillos al día”.Ejemplos que los expertos subrayan para explicar que la esperanza de vida se acorta conforme el aislamiento se vuelve más severo.

Aquí en España el pasado año se creó un Observatorio para combatir la soledad, organismo que presentó en su día el Secretario de Estado de Derechos Sociales. Si consultan la web podrán hacer su propia reflexión y sacar sus propias conclusiones. A mí personalmente me da la impresión que ya tenemos suficiente información y sobrados estudios, estadísticas e informes, como para conocer el estado de la cuestión y contar con una casuística suficientemente representativa. De vez en cuando a los gobiernos se les ocurre alguna parida que tiene que ver con el tema, parida de la enseguida se hacen eco los medios afines para publicitarlos y aprovechar titulares en épocas de crisis, pérdida de votos o campañas electorales…Ahí queda todo. Mucha teoría sin materializar y proyectos sin concluir. Si de verdad quisieran abordar este problema y atajarlo se lo plantearían con una mirada larga y una generosa partida económica, además de realizar nuevas propuestas y modelos de atención a jóvenes y mayores, para que sean atendidos por profesionales formados, asumiendo que el formato actual es obsoleto porque la sociedad ha cambiado.

Las soluciones a estas deficiencias deberían venir de manos del Estado, independientemente de otros proyectos privados sólo al alcance de unos pocos. En todo caso cualquier gesto solidario es bienvenido, como por ejemplo la iniciativa puesta en marcha por la cadena de supermecados JUMBO, procedente de los Países Bajos, abriendo en sus tiendas una caja lenta para los mayores con la intención de darles la oportunidad de conversar con el cajero o cajera de turno, chicos y chicas elegidos a conciencia, con ciertas aptitudes, paciencia y buen trato, que han alegrado los días a muchos clientes escasos de vida social. A mi me ha parecido un gesto que denota una gran sensibilidad y complicidad para con los mayores. La medida parece haber tenido una buena acogida, tanto es así que en Holanda se implentaron más de 200 cajas de este tipo.

En fin, el debate está servido. Sociólogos, psicólogos, psiquiatras, geriatras y médicos, han opinado y advertido sobre las nefastas consecuenias de la soledad, lanzando así una mirada multidisplinar, desde diversas perspectivas, que confluyen y coinciden señalando la necesidad de plantear nuevas estrategias de atención que ayuden a quienes viven solos y aislados, de manera particular a los mayores. Nos guste o no, y con un poco de suerte, todos entraremos algún día en esa etapa y las expectativas como país nos indican que será en un futuro cada vez más próximo…

Este será otro gran reto para los gobernantes de este siglo. Habrá que pensar bien a quienes votamos…

Stabat Mater…

Blanca Portillo. Imagen Internet

A veces entro en twitter para ver que se cuece. La verdad es que más que un foro, casi siempre me parece un patio de vecinos, la mayoría, mal avenidos. Hay opiniones y críticas para todos los gustos: curiosas, graciosas, irónicas, interesantes, ocurrentes y también algunas retorcidas y con muy mala leche. Sé que el contenido no es de fiar porque la gente habla de lo que oye y vierte su version personal, y por tanto, subjetiva. Pero entre tanta opinión siempre encuentro, particularmente entre quienes sigo -la mayoría periodistas, escritores y políticos afines- artículos, noticias o hilos de conversación que merece la pena ojear. Soy más espectadora que participativa, aunque muestro mi acuerdo o mi repulsa pulsando los correspondientes botones. De vez en cuando, entre tanta información, he sabido de alguna que otra película interesante o, como en este caso, de un magnífico documental en Filmin: “María conversa”, que trata sobre la puesta en escena de la obra ‘El testamento de María’ de Colm Tóibín, obra de teatro interpretada por la actriz Blanca Portillo, a quien personalmente admiro desde que fue Carlota en la divertida serie  7Vidas.

Cuando la obra estuvo en cartel e incluso se representó en el teatro más cercano a mi ciudad, yo no pasaba por mi mejor momento y no supe de su existencia y muchos menos de su estreno. Tiempo después una amiga, fiel seguidora de la Portillo, que la había visto dos veces, me habló de ella con tanta pasión que sentí muchísimo habérmela perdido y corrí a comprarme el libro para consolarme.

El documental es extraordinario y a nivel personal desencadenó una inesperada reflexión sobre dos cuestiones fundamentales que me dispongo a compartir: una sobre la persona, es decir, la actriz protagonista y otra sobre el personaje. De eso iba el documental, del proceso creativo, de la simbiosis, de cómo la persona-actriz asume y construye el personaje hasta que lo acomoda en su propia piel y lo hace suyo, lo siente, y finalmente, lo encarna. Y digo ‘encarna’ y no ‘representa’ de manera intencionada, consciente. Hace sólo unos días escuché una entrevista en la radio en la que una actriz comentaba su preferencia por palabra ‘encarnar’ más que ‘representar’ para referirse a cualquier personaje. Es cierto que son sinónimas, pero el término ‘encarnar’ contempla un matiz espiritual que significa ‘tomar forma corporal’ y por eso se acerca mucho más al trabajo de un actor o actriz, tanto en cuanto ‘toma la forma’ de quien interpreta. Por eso los buenos actores son creíbles, porque se han metido en el papel hasta hacerlo suyo, se han ‘convertido’ en ellos. Reconozco que después de pensarlo he sentido una gran admiración -y hasta envidia sana- por los profesionales de la escena, los actores y actrices, porque tienen ante sí el reto y la oportunidad de experimentar otras vidas, de percibir múltiples personalidades y sentir emociones muy diversas…

Cuando leí el título del documental -‘María conversa’-, como ya sabía de qué iba la obra, pensé en lo más lógico y evidente, o sea, en el monólogo del personaje. Luego fui más allá y pensé en el otro significado de la voz ‘conversa’, femenino de ‘converso’, referida a aquellos musulmanes y judíos del siglo XV, obligados a renegar de sus religiones bajo pena de expulsión y destierro, que en la actualidad se aplica a quienes transitan de una ideología a otra. Y aunque nada tiene que ver con el título del reportaje, consideré esta opción como una metáfora.Porque la originalidad de la obra de Tóibín reside en que su autor tuvo el atrevimiento y la audacia de dar voz a un personaje que no la tiene en los evangelios, en los que María es un testigo mudo, despojada de opiniones, que no expresa sus emociones ni sentimientos, resaltando sólo su carácter divino, como Madre de Dios, la mujer que engendró y dio a luz al ser humano y sobrenatural a la vez, elevada ella misma a la categoría máxima, transformando su virginidad en un modelo para la humanidad –sobre todo para la femenina-. Y entonces Colm Toibín tiene la brillantez de humanizarla al extremo para dejar hablar a una mujer que conoce -como otra cualquiera- la política de su tiempo y a sus gobernantes, crítica con las actuaciones de Anás y Caifás, sumos sacerdotes que mucho tuvieron que ver en la conspiración contra su hijo frente a la que Pilatos se lavó las manos. Y a la par es una la madre dolorosa y doliente que experimenta el desgarro interior por la pérdida de su único hijo y se debate consigo misma reflexionando sobre las circunstancias históricas y políticas que lo condujeron al desastre final…

En fin, lejos de la religiosidad que María de Nazaret representa para los creyentes, esta pensadora solo quiere reseñar que el documental es magnífico y el libro un relato sobrecogedor e inteligente que resalta el poder de la palabra sobre la historia. La obra de Colm Tóibín permite profundizar, desde la ficción, en un personaje de gran relevancia y enorme peso en la cultura judeo-cristiana -baste recordar que muchos de nuestros nombres femeninos aluden a las diversas advocaciones de la Virgen- icono de una época por cuanto fue el modelo de mujer a seguir: virgen, abnegada, sumisa y callada. Todo un ejemplo que ha pervivido -y puede que perdure aun- en el ideario de los sectores sociales más conservadores de nuestro país.

«Sé fuerte. Sé amable»

“Quien vota a los corruptos  los legitima, los justifica y es tan responsable como ellos.” Julio Anguita.
Jacinta Arden. Imagen Internet

En estos tiempos tan convulsos la actualidad nos despierta cada día con un popurrí de noticias de todos los colores y formatos, sobre hechos y escándalos a los que ya nos tienen acostumbrados políticos y miembros del mundo del famoseo (me reservo el calificativo ‘famoso’ para no desgastarlo ni confundirlo inúltimente). El poder que emana de cualquiera de esas personas es el que la sociedad le haya otorgado, bien a través del voto en las urnas o bien mediante simpatías y aprobaciones varias. Por eso estos días, aquí en España, se ha hablado tanto de SUMAR como de la conocida ‘bióloga-actriz-presentadora’ en la actualidad ‘madre adoptiva-abuela’, a veces incluso en los mismos foros, aunque el debate no haya girado en torno a la persona (cosa que a la susodicha -creo- no le importa, aunque le guste más ‘previo pago’) sino a la controversia jurídica que ha suscitado y traído a colación. Y eso por no hablar de Trump. Tanto el personaje como la persona me inspiran emociones tan inquietantes y terroríficas, que podrían llegar a distorsionar mis pensamientos y hasta nublar mi realidad.

Pero no pretendo reflexionar, como siempre desde mi condición de ciudadana, sobre esta cuestión. Soy consciente que mi opinión personal es del todo irrelevante. Mi considireción gira en torno a la noticia sobre la despedida de una mujer joven que abandonó recientemente la política por razones personales, a fin de subrayar la idea sobre la posibilidad de hacer política de una forma más amable, con palabras y con gestos, cosa que ha demostrado Jacinta Ardern, ex primera ministra de Nueva Zelanda, quien esta semana ha dicho adiós al Parlamento con un discurso digno de resaltar por lo insólito de sus palabras, matizando no sólo lo que dijo sino cómo lo dijo y el contexto en el que tuvo lugar, que todo cuenta y todo forma parte del mismo mensaje.

Jacinta Ardern, perteneciente al partido laborista, al parecer no ganó las elecciones de 2017, Lo hizo el Partido Nacional -centroderecha-. Pero la aritmética ‘sumó’ a su favor. No nos engañemos: las matemáticas no fallan, por mucho que Feijoo insista en que ‘SUMAR resta’ y que ‘multiplicar divide’. Esas son operaciones torticeras realizadas desde estrategias electoralistas, diseñadas para engañar o confundir a los votantes e intentar desgastar y derribar al contrario. La entronización de Arden es un ejemplo de la fuerza de los gobiernos de coalición y de la importancia de las alianzas entre partidos que comparten un mismo espacio político, dispuestos a colaborar con generosidad por el bien del país.

La ministra, a quien el diario británico The Guardian definió como una ‘mezcla de acero y amabilidad’, ha dado sobradas muestras de poder hacer políticas eficaces –baste recordar que su país fue el primero en superar la pandemia- serias y empáticas – conviene también mencionar que su gobierno se bajó el 20% del sueldo seis meses durante la crisis postpandémica- sin apoyarse en el insulto, la descalificación, las medias verdades, ni retorcer las palabras de los adversarios. The Atlantic  de Bostón  la señaló como candidata a convertirse en la líder más eficaz del planeta. Y en 2019 la revista Fortune la eligió como la segunda mejor líder mundial en su clasificación de 50 candidatos. Al parecer entre las claves de su liderazgo están la empatía, la sensibilidad y su capacidad para conectar con la ciudadanía, cualidades para nada reñidas con la firmeza y la fuerza necesarias para ser vehemente cuando la situación lo requiera. “Sé fuerte. Sé amable”, ha sido el lema con el que ha cerrado todas sus intervenciones.  

Pues bien, el discurso de despedida de la ministra, «la guerrera amable», no tiene desperdicio: «Puedes ser ansiosa, sensible, amable, ser madre o no, llorona, abrazadora, puedes ser todas esas cosas y ser líder al mismo tiempo».

No es una teoría pendiente de demostrar, son hechos. ¿Qué más se puede añadir?

Pues eso. No nos dejemos engañar pensando que tiene más poder o lo desempeña mejor quien usa las palabras bruscas y las salidas de tono abusando del insulto fácil. Hay otros modos de hacer política con la verdad, con el respeto, con un tono más amable, sin confundir sensibilidad con sensibleo, ni buenas palabras o gestos con ñoñería.

De momento el nuevo liderazgo de ‘la cuidadana’ Yolanda Díaz -como la ha llamado la poetisa nicaragüense Gioconda Belli, quién por cierto, le dedicó el poema titulado «Si eres una mujer fuerte»– apunta maneras y SUMAR es una realidad of course. No es necesario hacer una crónica sobre el acto de presentación de la nueva plataforma, para eso ya están los entendidos y expertos polítólogos, muchos de los cuales opinan que fue todo un éxito y que hay mimbres para construir una alternativa. También la prensa en general, tanto nacional como extrajera, creo que la ha tratado bien, e incluso el periódico francés Liberatión, le ha dedicado un apodo, llamándola ‘nueva musa de la izquierda».

En fin, ya veremos. El tiempo nos dirá. En cualquier caso Yolanda: «Sé fuerte. Sé amable».

Soplan vientos de cambios…

«Debemos buscar un equilibrio, porque ni mucho viento es bueno, ni nada de viento. Del viento podemos conseguir cosas buenas como volar, navegar, producir energía eléctrica, la clave es saberlo aprovechar para tu favor».
Fotografía: mp_dc

Que los vientos tienen su importancia lo sabemos desde que la mitología griega dedicara una deidad a este fenómeno meteorológico: Eolo, dios y señor de los vientos, que habitaba la pequeña isla de Eolia junto a sus seis hijos y esposa. Por allí se movía libremente tanto por el mar como cerca de la costa, controlando las idas y venidas de todos los vientos desde el principio de los tiempos. Eolo tan temido como respetado…

No obstante desde que se produjo el tránsito del ‘mito al logos’, las respuestas tradicionales y arbitrarias a las diversas cuestiones que la humanidad se planteaba, cedieron el paso a explicaciones lógicas, racionales y científicas. Por eso actualmente tenemos tanta información sobre los vientos. Y entre tantos estudios unos cuantos evidencian la influencia de algunos en nuestra salud física y emocional, aunque no afecta a todos por igual, pues como es sabido existen las personas meteosensibles… A este respecto se encuentran numerosas pruebas empíricas pero faltan estudios estadísticos que avalen y sostengan tales afirmaciones. Por otro lado la geografía es un factor determinante. Así, en España, contamos con vientos característicos según qué zonas o regiones como el Cierzo, que sopla en el valle del Ebro. El Solano que barre en Castilla-La Mancha. La Galerna que sopla en las costas del Cantábrico y el Golfo de Vizcaya. La Tramontana que afecta a Baleares y el Levante que sopla del este y actúa en sus dos versiones: fresco y húmedo en la costa Mediterránea, seco y cálido en Andalucía occidental. Y el siroco que viene del Sáhara  y llega a velocidades de huracán en el norte de África y el sur de Europa.

En mi tierra el viento de levante es el que más influye y más afecta el ánimo. Nos azota, nos vapulea, nos hace tambalear, nos empuja, y a veces, acaba tumbándonos… En invierno, si coincide con lluvia, es imposible abrir un paraguas. En verano, las sombrillas de la playa salen volando y si te has bañado, cientos de granitos te pinchan la piel y acabas de arena hasta las orejas, literalmente…

El levante nos cansa, nos pone irascible, irritables y vagos… Además nos impide salir a cualquier hora, obligándonos a permanecer en casa a media luz, con las persianas bajas, buscando rendijas que nos iluminen mientras esperamos la llegada  del fresco con el caer de la tarde. Y por si fuera poco no nos permite conciliar el sueño, y por tanto, también nos impide soñar…Así de jodido es levante…

Los efectos emocionales y físicos de los vientos peninsulares son de sobra conocidos. He citado al levante pero otros -como la tramontana, el viento del sur o el siroco- producen en individuos que padecen cuadros de ansiedad, depresiones o migrañas, efectos desquiciantes y perturbadores. Ya lo decía Chus Lampreabe en la película ‘Volver’ -una de mis favoritas- dirigida, como se sabe, por el manchego Almodovar: “Es el viento. Maldito viento que saca a la gente de quicio”, comentaba Raimunda, el personaje, refiriéndose al solano, viento propio de La Mancha.

La metáfora del viento en sus múltiples versiones, -«un mal viento», «está aventado», «tiene el viento en la cabeza», «le dio la ventolera»- suele también usarse en épocas de cierta convulsión. Y entonces decimos que «soplan vientos de cambio». No podemos negar que este sea uno de esos momentos. Basta abrir un periódico para encontrar numerosos ejemplos, agunos de los cuales nos ponen los pelos de puntas: abusos, crímenes, guerras, robos, sobornos, escándalos judiciales… Esta es la música que suena. Como un chirrido o un silvido envolvente y entrecortado por el choque contra diferentes obstáculos, como una sinfonía o como el preludio de algo que aun está por llegar… Y aunque, al menos en mi tierra, hoy no sople ningún viento, parece seguro que una ligera brisa nos refrescará de las altas temperaturas de esta primavera que ya huele a verano…’Sumemos’, seamos coherentes y generosos. Hagamos que los ‘vientos de cambio’ sean nuestros aliados y soplen a nuestro favor. «Cuando sopla el ángel del viento del cambio, revela las cosas que habían estado ocultas y las cosas que podían habernos retenido se aclaran» (Salmo 104:4).

Entre las luces y las sombras…

Nosotros debemos pensar que somos una de las hojas de un árbol, y el árbol es toda la humanidad. No podemos vivir los unos sin los otros, sin el árbol. (Pau Casals)
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Esta semana se cumplieron tres años desde el inicio de la pandemia. Aquel 14 de marzo el Presidente del Gobierno anunció por TV el decreto que nos obligaba a un primer período de confinamiento por quince días. Muchos dudamos que dos semanas fueran suficientes, pero casi nadie imaginó lo que se avecinaba. Desde aquel momento los medios de comunicación y las redes sociales permanecieron unidas en un único clamor, informando a diario sobre los afectados, los fallecidos así como de la incidencia del virus en nuestro país y en el resto del planeta.

Por primera vez algo nos afectaba como ciudadanos del mundo. La  OMS se dirigía y marcaba directrices para todos los países y la UE aunó esfuerzos dictando políticas sanitarias y económicas para sus miembros. Nos encerramos en nuestras casas. Fuimos modélicos como sociedad. Arrasamos los supermercados para aprovisionarnos, alteramos nuestras rutinas y dimos riendas sueltas a la imaginación, en un alarde de creatividad sin precedentes, para mantenernos sanos y cuerdos…

Por si no fuera ya bastante, el virus obstaculizaba nuestras emociones, despojándonos de los gestos y señas habituales, impidiendo los abrazos, los besos o cualquier otra muestra de cariño en la cercanía. Pero no nos conformamos porque, tal vez más que nunca, necesitábamos expresar los sentimientos. Por eso aprendimos un nuevo lenguaje que nos ayudara a transmitir el amor, el deseo, el cariño…Y en el mundo de los afectos surgieron nuevos códigos capaces de comunicar en la distancia las emociones más profundas.

Las nuevas técnologías estuvieron a nuestros servicios. Las pantallas nos mantuvieron conectados, salvaron nuestros trabajos convirtiendo nuestras casas en oficinas y colegios. Los balcones hicieron de escenarios y patios de recreo…Descubrimos que sólos no podemos hacer nada, necesitamos a los demás, somos interdependientes y estamos interconectados…

Y en medio de aquel tsunami, una oleada solidaria nos envolvió, y viendo asomar las orejas del lobo, una vez conscientes de nuestra vulnerabilidad, comenzamos a considerar que las crisis nos hacen más fuertes, que de esta saldríamos reforzados y mejores personas. O eso se nos repitió sin cesar. Y a pesar de las pérdidas humanas, del dolor por tener que dejar solos a nuestros familiares sin poder atenderlos o acompañarlos, muchos comenzamos a ver en la pandemia una oportunidad para practicar la resiliencia, la solidaridad, la compasión. Todos hicimos un gran esfuerzo, particularmente los sanitarios, con quienes contrajimos un gran deuda de gratitud por su conducta intachable, su entrega y su profesionalidad. Este sería un buen momento para valorar sus contratos, aumentar las plantillas y mejorar las condiciones de trabajo. Serían medidas necesarias e inteligentes  pues pudimos comprobar que los recortes de Rajoy nos dejaron una sanidad deficiente, que hacía aguas, incapaz de abordar tamaña situación y que si nos salvamos fue gracias a la profesionalidad de los sanitarios…

Echando la mirada atrás, ahora que lo hemos superado, todo me parece una terrible pesadilla, y haciendo un ejercicio de empatía, una locura afrontar semejante situación desde la responsabilidad de un gobierno. Ningún partido estaba preparado. Todos hubieran cometido errores. Lástima que la oposición no estuviera a la altura. Como siempre dio una cal y dos de arena, queriendo sacar provecho o haciendo leña del árbol caído, y como suele suceder, criticó y criticó pero sin hacer propuestas más allá de una ‘ley de pandemias’. Y aquel mismo año presentó una enmienda a la totalidad por la gestión de la Covid-19, acusando al Gobierno de los pésimos trámites llevados a cabo, culpándole de minimizar los daños y generar una crisis en la sanidad pública. Ver la paja en ojo ajeno, olvidando el brutal tijeretazo del que no nos hemos recuperado…Y entonces el hermano de Ayuso ayudó con sus mascarillas y ella con el Zendal, mientras los mayores morían en las residencias y sobre ‘los protocolos de la vengüernza’ la fiscalía corrió un tupido velo…

Siempre nos quedará la duda sobre qué hubiera sucedido si entonces hubiera gobernado Pablo Casado y su séquito. Por muchas dificultades que este gobierno progresista hubiera sospechado cuando se conformó, nadie, absolutamente nadie, hubiera podido prever semejante coyuntura, como tampoco la guerra, la erupción de un volcán o la crisis de las energéticas y ahora la inflación…Grandes retos en una misma legislatura… A toro pasado resulta fácil hacer demagogia, elucubrando sobre cómo lo habría hecho si los gobernantes hubieran sido ellos. Personalmente esa hipotética situación me genera dudas, sobre todo si pienso en los ERTES, en las rebajas de la gasolina, las ayudas para transportes o para el pago de facturas de luz, medidas de las que se están aprovechando los mismos que tanto las han criticado. Claro que no nos pueden sorprender, porque con el escándalo de las tarjetas black, quedó demostrado lo miserables que los que más tienen pueden llegar a ser…

Y justo ahora, cuando apenas quedan unos meses de legislatura y lo más difícil ya está hecho, a pesar de las incertidumbres económicas, justo ahora,  viene la extrema derecha para decir por boca de Tamames lo mal que se hizo todo, lo mal que está el país, y de paso,  proponer lo que consideran mejor para la España que ellos tienen en su cabeza, que es la que les conviene, la patria, esa que ya no existe de verdad y no es más que un rancio espejismo al que nos quieren arrastrar  y en la que, según parece, ni el propio candidato cree.

El escenario está preparado y los actores ensayan la puesta en escena. Por lo pronto el texto que leerá el candidato Tamames y que se ha ‘filtrado’, parece eludir cuestiones cruciales, que tal vez, podrían colisionar con la ideología ultraderechista como son el aborto o la violencia de género… Desde mi modesta condición de ciudadana de a pie, sigo sin comprender el sentido de una censura presentando a un candidato que discrepa del programa, que se supone, debería defender. ¿Cuál es el juego entonces? ¿Qué oscuras intenciones alberga la formación ultra y su líder? De momento el Sr. Tamames tendrá su minuto de gloria, el mismo con el que pasará a los libros de historia… Después, ya veremos…

Presuntos e implicados…

InformativosHuelva

Al parecer, la ciudadanía de a pie -entre la que me cuento- tendrá que esperar todavía más, hasta que los informativos de radio y TV cuenten alguna buena noticia.

Por si no tuviéramos bastante con la subida de la luz, los carburantes, la malversación,  la ley de ‘sí solo es sí’, y sobre todo, la cesta de la compra, ahora se destapa una nueva trama de corrupción, esta vez, en el seno del partido del gobierno. El escándalo llegó de la mano del diputado canario Juan Bernardo Fuente. Sí, el mismo que defendió en la Tribuna de los Oradores que «combatir el fraude fiscal es una prioridad». Ese. Tito Berni para los amigos, para algunos como para mí, un absoluto desconocido, al menos, fuera de su tierra –creo-. Uno de tantos que, sobre todo, se dedica a calentar el escaño y participar en una de esas comisiones por las que también cobra, pero de la que nunca se sabrá nada. Pues bien, como decía, saltó la noticia de una trama en la que se le considera presunto e implicado, bautizada por la policía como ‘caso Mediador’, por alusiones al quien desempeñaba dicho papel y de cuyo teléfono móvil se publicaron unas fotos en las que el señor diputado aparece en actitud poco elegante, mostrando torso flácido de hombre maduro, junto a colegas y prostitutas  o ‘amigas’, en una pose ‘afectuosa’ según él mismo  ha explicado. Sólo resta añadir, que en dichas fiestas, con pintas de cierta cutrez, según parece, también se consumían sustancias estupefacientes ilícitas…

Parece ser que este señor, elevado por su cargo a la categoría de ‘señoría’ tras las últimas votaciones democráticas, aunque de dudosa moral y escasez de ética a la vista de los hechos, ha olvidado que somos nosotros, los ciudadanos, quienes pagamos su sueldo. Personalmente nada me importa su vida privada, ni su ámbito de intimidad, que por cierto, no ha sabido preservar ni siquiera por respeto a su propia familia. Sus relaciones o sus vicios no tienen interés para mí como particular sino como diputado y representante del pueblo a quien, posiblemente, sus paisanos creyeron un hombre sin tacha, íntegro, que merecía el respeto y la honorabilidad de ostentar dicho cargo…Aunque pudiera ser, a lo peor, que simplemente fuera en las ‘listas’…Lo ignoro. En cualquier caso, no hay justificación para lo supuestamente sucedido.

Apenas difundidas las primeras pinceladas de tan golosa noticia, la oposición al completo se lanzó sobre la presa como buitres hambrientos al acecho, directos a morder la yugular, arremetiendo para llegar a las entrañas, sin receso ni piedad, olvidando que no se puede ‘nadar y guardar la ropa’ y que frente al ‘caso mediador’ de sus contrincantes, ellos tienen mil en el baúl de los recuerdos y otra causa más en curso: la ‘Kitchen’. Una vieja herida protagonizada nada más y nada menos que por el presidente de la Audiencia Nacional, presunto e implicado. Causa, que de inmediato, despertó el interés de los adversarios, quienes se arremangaron enseguida sacando antiguos cadáveres de los armarios, removiendo Roma con Santiago, al igual que los otros, todos a una…

No me voy a refugiar en el plural mayestático. Hablaré a título personal para decir que estoy harta de tantos espabilados que van de listos. Cansada de pagar el pato, de que me coman la moral y me humillen considerándome menos inteligentes que ellos. Hastiada de que me roben la esperanza, me hayan vuelto desconfiada, arrastrándome a pensar que ‘todos son iguales’. Estoy desencantada por el modo en que utilizan las instituciones en beneficio propio, de que después lo niegen con tanta cara dura y de que, encima, más de uno salga indemne… Exasperada de tanta política chunga, de las puñaladas traperas, de los palos en la rueda, de las trampas, de las puertas traseras, del ‘y tú más’, de ver la paja en el ojo ajeno…Empachada con tanto ego cargado de soberbia y prepotencia…

Y me pregunto: ¿Para cuándo una política decente, constructiva, elegante, inteligente, honrada, que anteponga el bien común a los interes personales o partidstas? Lo sé. Se me coló un pensamiento bastante utópico. Me conformaría con que hubiera un poco de decencia y algo más de inteligencia…

Respecto a esta última idea, la de la inteligencia, Maquiavelo escribió en El Principe una fase que me dio mucho qué pensar: «Hay tres clases de cerebros: el primero discierne por sí; El segundo entiende lo que los otros disciernen, y el tercero no discierne ni entiende lo que los otros disciernen» No seré yo quien haga en voz alta la reflexión…Que cada cual haga la suya…Yo ahí lo dejo…

La amenaza del ‘la página en blanco…’

«El síndrome del folio en blanco, uno de los mayores temores a los que se enfrentan los escritores y mucho más común de lo que puedas imaginar».
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Llevo días intentando escribir aunque ningún texto haya salido adelante. Eso sí, tengo saturado el escritorio de documentos con diferentes encabezados que no llegaron a buen puerto. Aún así, puedo asegurar que mi voluntad no se ha quebrado ni decaido, y tras el desayuno y la lectura de la prensa, me siento frente al ordenador y abro una nueva página dispuesta a escribir algún post que resulte mínimamente interesante, coherente o al menos entretenido, aunque he de confesar que ha sido inutil, teiméndome haber sido presa del síndrome del ‘folio en blanco’. Una fobia en la que una especie de monstruo te acorrala, te roba la creatividad y la devora para alimentarse con ella.

Al principio me lo tomé con cierta calma. Asumí que no siempre se está al cien por cien, que era mejor no resistirse y hacer una pausa. Pero la situación empezó a incomodarme con el paso de los días, sobre todo porque echaba de menos escribir. Sin embargo, cuando una se siente atrapada en este círculo,  lo único que puede hacer es aceptarlo y tener paciencia, mucha paciencia…

A pesar de mis reflexiones y de mis esfuerzos, no he obtenido resultado alguno. Hasta que hace unos días se me ocurrió acudir a internet para averiguar qué se cocía en los diversos foros sobre este terrible padecimiento y, la verdad, me llevé una gran sorpresa a la par que me sirvió de consuelo, pues comprendí que es algo habitual, que hay etapas  y circunstancias que afectan a quienes escriben que duran lo que duran. Quiero decir, cada caso es único, no hay una regla fija, ni receta secreta a este respecto. Cada cual lo afronta como puede y resuelve como su dios le da a entender.

Entre las páginas consultadas, unas aconsejaban sobre qué actitud adoptar, otras sobre qué estrategias seguir para superarlo: brainstorming o tormenta de ideas, investigar sobre un tema, recopilar datos, dejar que el tiempo haga su efecto o compartir la experiencia personal, algo que posiblemente puede servir de inspiración, mejor aún, de alivio -como me sucedió a mí- al descubrir que no estás sola, ni eres la única, que no nos sucede sólo a nosotros y que si todos lo superan también nosotros lo superaremos.

El bloqueo mental es una sensación paralizante. Las ideas que antes se amontonaban en la cabeza y se peleaban por salir, se retraen, se vuelven perezosas, indecisas. Los dedos que con anterioridad sobrevolaban sobre el teclado a gran velocidad, dibujando las palabras precisas y exactas con gran fluidez, ahora merodean dudosos, vacilantes e infructuosos, frustrados por no ser capaces de alumbrar frases coherentes que compongan un simple párrafo. Y te inunda un sentimiento de incapacidad para ordenar los pensamientos que van y vienen sin que ninguno te enganche, te inspire lo suficiente o, al menos, te parezca apropiado para empezar…  

En circunstancias así ninguna musa te susurra ni visita, ni tan siquiera te hace un guiño. Ninguna te sopla al oído una palabra de aliento o de esperanza y las expectativas una y otra vez son nulas e infunden sentimientos de desasosiego, de inseguridad, hasta que te inunda un miedo irracional a que tal coyuntura se prolongue demasiado dejándote exhausta y vacía.

En estas estaba, cuando insistí y escribí en Google ¿qué hace un escritor ante el ‘folio en blanco’? Pinché la primera página y me detuve a leerla, comprobando que aconsejaba diferentes propuestas, concretamente, ‘seis ejercicios para afrontar el miedo al folio en blanco’, a saber: escribir sobre una situación muy concreta; prueba de escritura automática; inspiración a través de una imagen; describir un espacio concreto; relatar un viaje y cambiar el formato y el género…Continué leyendo el siguiente apartado titulado: “Bonus folio en blanco: ven a jugar a Ludus” y automáticamente me dirigí a un enlace que me condujo a una plataforma de escritores, aficionados y amantes de la escritura, un espacio o punto de encuentro creado para compartir el amor por la literatura, un territorio común dónde intercambiar ideas y textos que, a su vez, puedan servir de inspiración a quienes en, alguna que otra ocasión, se sientan abandonados por las dichosas musas…

La plataforma me resultaba desconocida, así que seguí investigando. La palabra ludus etimológicamente procede del latín y significa diversión, juego, entretenimiento, de ahí el vocablo ‘lúdico/a’. Sin embargo, en la antigua Roma, ludus designaba a la escuela elemental o primaria. El término, al parecer, ha sido adoptado por Libros.com que, entre otras propuestas, desarrolla una iniciativa animando a participar en diversas convocatorias de ‘retos literarios’ para escritores -entiendo que la mayoría amateur– que, posteriormente son leídos, votados y publicados en la red por los miembros de la comunidad. Cada reto está incentivado con un premio, consistente en una modesta cuantía económica…La participación exige estar previamente registrado y haber leído al menos el 25% de los trabajos editados en dicha plataforma.

Con toda esta información por delante, me pareció buen consejo escribir sobre mi vivencia, untexto el clave personal, ponerle palabras y expresar. Dar voz a una realidad que llevaba días reconcomiéndome, frustrándome, dejándome fuera de juego…Y he aquí el resultado. Contar la experiencia, finalmente, ha dado a luz un texto que narra con fines terapeúticos una situación concreta que da testimonio, y tal vez, pueda sirvir de inspiración, dar pistas o infundir ánimo a algún bloguero aquejado por el mismo mal.

Escribir libera, saca cada una de las identidades que hemos ido forjando a lo largo de nuestra vida. La escritura es el vehículo que permite viajar a través de la memoria para narrar historias reales o crear otras de ficción… Que así sea…

Me acuerdo…

Me acuerdo de aquel 14 de febrero. Recuerdo que amaneció pronto, frío, aciago y triste, vacío de esperanza tal y como venían siendo los siete últimos meses…

Me acuerdo de la ultima noche que pasamos juntos, de tu reclamo ininteligible que no fui capaz de comprender…

Me acuerdo de las idas y venidas en una especie de enajenación transitoria, de las caras desencajadas, de los rostros lívidos y ojerosos, de las miradas que no querian ver, de las palabras retenidas entre los labios, de las lágrimas que recorrieron nuestras mejillas, cada una sobrevenida cuando se dehacían los nudos de la garganta…

Me acuerdo de tu rostro, de tus ojos grises mirando la nada, del calor que escapaba de tu cuerpo cansado, enjuto, retorcido y maltrecho…

Me acuerdo de la fila de coches que nos acompañó, del murmullo, de los lloros contenidos, de la gente que se acercaba sigilosa, de las muestras de cariño de nuestros amigos, de los abrazos rotos por el llanto, de la larga y oscura noche que cedió el paso a un nuevo día sin que yo pudiera detener el tiempo…

Me acuerdo de las rosas blancas en la orilla mecidas por vaivén de las olas. De las pisadas en la arena que conducían hacia el infinito…

Me acuerdo de tí, de tu cara canalla, de tu media sonrisa, de tus travesuras, de tu tozudez hasta conseguir lo que querías, de tu insistencia, de tu comida favorita, de tu gusto por las gorras y las deportivas, de tus camisetas, de tu música, de tu estar en el mundo y de tu corta estancia en esta vida…

Me acuerdo de aquel día de febrero, tibio pero soleado que, sin embargo, me dejó helado el corazón…

Me acuerdo, sí, me acuerdo…