
Como siempre EE.UU va por delante marcando tendencia. Hace poco tiempo, aunque parezca que pasó mucho más –el tiempo es relativo, ya se sabe- algunos nos echábamos las manos a la cabeza cuando Trump salió a la palestra política. Al principio resultaba chocante, provocaba cierto enfado y asombro. A continuación su pose soberbia, su falta de pudor, sus gestos, su mala educación, su trato hacia la prensa y hacia las mujeres, y finalmente, sus mentiras defendidas con vehemencia, nos indignaron e incluso nos hicieron presagiar un cambio que chirriaba y al que temíamos. Y sucedió. Incomprensiblemente los demócratas con Hilary a la cabeza, fueron derrotados y ‘el rubio peligroso’ accedió a la presidencia e impuso una nueva forma de hacer política conocida como trumpismo. Y siguiendo la célebre frase nacida en el contexto de la Doctrina Monroe, ‘América para los americanos’, con el trumpismo debería haber sucedido algo así: debería haberse quedado allí y para ellos. Pero no. Y este ‘modelo populista’, que según su lider “significa fronteras fuertes, la promoción de las armas entre civiles, que no habrá disturbios en las calles, hacer cumplir la ley. Apoyo a los hombres y mujeres olvidados de los que se han aprovechado durante tantos años», ha rebasado nuestra frontera y comienza a calar entre la juventud, y el modelo a seguir por las derechas, tal y como se está comprobando.
Desde EE.UU llega también la batalla cultural. La lucha social encarnizada por la imposición de valores, creencias y prácticas. La guerra cultural describe (cito textualmente) “las políticas contemporáneas en los Estados Unidos, con asuntos como la eutanasia, el aborto la homosexualidad, la pornografía, el multiculturalismo y otros conflictos originados porque el bando que considera inmorales determinados comportamientos, promueve que sigan prohibidos por la ley, si ya lo están, o que se prohíban si están permitidos, mientras que el bando enfrentado aboga por lo contrario”.
Y eso es lo que hay. Y esto es lo que se nos viene encima…
Nos gusté o no esta en esta dialéctica nos encontramos. De ahí todos esos mensajes y lemas: Sanchismo o España, Comunismo o España… Y que se hable de Mojácar como un lugar convertido en un centro de intriga y conspiración para dar el pucherazo, que presenta a Sánchez como si estuviera refugiado en su casa de la playa, maquinando todo el tiempo…Y encima, para fastidiar, pone las elecciones en verano porque no quiere que votemos, y sobre todo, no quiere que Feijoo aprenda inglés y en consecuencia necesite un traductor. Otro gasto más del que será responsable él y nadie más…Y todos los peperos y voxeros, por cierto, muy creciditos, si pierden –difícil me lo fiáis- harán responsable a Sánchez, pero si ganan será porque son los mejores y se lo merecen. Claro que como ha aparecido en escena Macarena Olona, que lo mismo usa tacones azules que rojos, igual nos llevamos una sorpresa…Ojo al dato…
A quien suscribe le desborda tanta mentira, tanta demagogia, tanto donde ‘digo dije digo diego’ y no pasa nada, el olvido fácil de las tramas corruptas, del banquillo de los acusados, la mayoría de tiempos de Rajoy…Y también el beneficio de los ERTES, los puestos de trabajos fijos creados, las subidas de salarios y pensiones, y una hucha de la Seguridad -que llos vaciaron- en vías de recuperación…Si los trabajadores creen que un futuro gobierno de derechas velará por ellos, es que no han comprendido nada y no poseen amplitud de miras. No tienen más que mirar atrás y comprobar las políticas diseñadas desde el neoliberalismo y verán que los empresarios y la banca son los mayores beneficiarios: patronal gana a obreros, nunca al revés.
La verdad verdadera, la auténtica y desnuda verdad, la conoceremos cuando pase mucho tiempo y los historiadores tengan acceso a secretos de Estado que ya no lo sean, en los que puedan indagar y elaborar tesis que yo mataría (es un decir) por poder leer. Y los niños en ese futuro, estudiarán en los libros de texto que España tuvo el primer gobierno de coalición progresista que dotó al país de leyes que ensancharon las libertades, salvaron la economía en tiempos de pandemia, mejoró la calidad del empleo, luchó por la paridad, por los derechos LGTBI, afrontó el desgaste de una guerra en Europa y lo colocó en el centro de Europa. Y sí, también hablarán de los fallos y de los errores. Porque si alguna virtud tiene la historia –o debería tener- es la imparcialidad: la Historia, con mayúsculas, no juzga simplemente expone los hechos.
Fools rush in where angels fear to tread…Que dirían los ingleses…
©lapensadoragaditana
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