Amplitud de miras…

Fotografía: mp_dc

Como siempre EE.UU  va por delante marcando tendencia. Hace poco tiempo, aunque parezca que pasó mucho más –el tiempo es relativo, ya se sabe- algunos nos echábamos las manos a la cabeza cuando Trump salió a la palestra política. Al principio resultaba chocante, provocaba cierto enfado y asombro. A continuación su pose soberbia, su falta de pudor, sus gestos, su  mala educación, su trato hacia la prensa y hacia las mujeres, y finalmente, sus mentiras defendidas con vehemencia, nos indignaron e incluso nos hicieron presagiar  un cambio que chirriaba y al que temíamos. Y sucedió. Incomprensiblemente los demócratas con Hilary a la cabeza, fueron derrotados y ‘el rubio peligroso’ accedió a la presidencia e impuso una nueva forma de hacer política conocida como trumpismo. Y siguiendo la célebre frase nacida en el contexto de la Doctrina Monroe, ‘América para los americanos’, con el trumpismo debería haber sucedido algo así: debería haberse quedado allí y para ellos. Pero no. Y este ‘modelo populista’, que según su lider “significa fronteras fuertes, la promoción de las armas entre civiles, que no habrá disturbios en las calles, hacer cumplir la ley. Apoyo a los hombres y mujeres olvidados de los que se han aprovechado durante tantos años», ha rebasado nuestra frontera y comienza a calar entre la juventud, y el modelo a seguir por las derechas, tal y como se está comprobando.

Desde EE.UU llega también la batalla cultural. La lucha social encarnizada por la imposición de valores, creencias y prácticas. La guerra cultural describe (cito textualmente) “las políticas contemporáneas en los Estados Unidos, con asuntos como la eutanasia, el aborto la homosexualidad, la pornografía, el multiculturalismo y otros conflictos originados porque el bando que considera inmorales determinados comportamientos, promueve que sigan prohibidos por la ley, si ya lo están, o que se prohíban si están permitidos, mientras que el bando enfrentado aboga por lo contrario”.

Y eso es lo que hay. Y esto es lo que se nos viene encima…

Nos gusté o no esta en esta dialéctica nos encontramos. De ahí todos esos mensajes y lemas: Sanchismo o España, Comunismo o España… Y que se hable de Mojácar como un lugar convertido en un centro de intriga y conspiración para dar el  pucherazo, que presenta a Sánchez como si estuviera refugiado en su casa de la playa, maquinando todo el tiempo…Y encima, para fastidiar, pone las elecciones en verano porque no quiere que votemos, y sobre todo, no quiere que Feijoo aprenda inglés y en consecuencia necesite un traductor. Otro gasto más del que será responsable él y nadie más…Y todos los peperos y voxeros, por cierto, muy creciditos, si pierden –difícil me lo fiáis- harán responsable a Sánchez, pero si ganan será porque son los mejores y se lo merecen. Claro que como ha aparecido en escena Macarena Olona, que lo mismo usa tacones azules que rojos, igual nos llevamos una sorpresa…Ojo al dato…

A quien suscribe le desborda tanta mentira, tanta demagogia, tanto donde ‘digo dije digo diego’ y no pasa nada, el olvido fácil de las tramas corruptas, del banquillo de los acusados, la mayoría de tiempos de Rajoy…Y también el beneficio de los ERTES, los puestos de trabajos fijos creados, las subidas de salarios y pensiones, y una hucha de la Seguridad -que llos vaciaron- en vías de recuperación…Si los trabajadores creen que un futuro gobierno de derechas velará por ellos, es que no han comprendido nada y no poseen amplitud de miras. No tienen más que mirar atrás y comprobar las políticas diseñadas desde el neoliberalismo y verán que los empresarios y la banca son los mayores beneficiarios: patronal gana a obreros, nunca al revés.

La verdad verdadera, la auténtica y desnuda verdad, la conoceremos cuando pase mucho tiempo y los historiadores tengan acceso a secretos de Estado que ya no lo sean, en los que puedan indagar y elaborar tesis que yo mataría (es un decir) por poder leer. Y los niños en ese futuro, estudiarán en los libros de texto que España tuvo el primer gobierno de coalición progresista que dotó al país de leyes que ensancharon las libertades, salvaron la economía en tiempos de pandemia, mejoró la calidad del empleo, luchó por la paridad, por los derechos LGTBI, afrontó el desgaste de una guerra en Europa y lo colocó en el centro de Europa. Y sí, también hablarán de los fallos y de los errores. Porque si alguna virtud tiene la historia –o debería tener- es la imparcialidad: la Historia, con mayúsculas, no juzga simplemente expone los hechos.

Fools rush in where angels fear to tread…Que dirían los ingleses…

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Mentiras de patas cortas…

Del refranero siempre se ha dicho que es muy sabio. Según la RAE, un refrán es un «dicho agudo y sentencioso de uso común». También se define como una frase de origen popular repetida, en la cual se expresa un pensamiento moral, un consejo o una enseñanza.

Los dichos y sentencias se transmitieron primero de forma oral, y más adelante, se conservaron en diferentes obras conocidas como ‘Refraneros’ que han perdurado hasta nuestros días. Muchos, la mayoría, son anónimos, y a partir de la Edad Media, fueron recopilados por autores de la época como  el Romancea Proverbiorum (s. XIV)  que recoge 150 refranes y Seniloquium (s. XV) con 494 refranes y sobre todo la recopilación atribuida a Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, bajo el título de Refranes que dizen las viejas tras el fuego, con más de 700 refranes.

Por lo general, y teniendo en cuenta su origen, están compuesto con palabras sencillas, de fácil comprensión y un ritmo musical similar al de los versos de un poema o una canción. Es precisamente esta musicalidad la que permite memorizarlo fácilmente. Funcionan como metáforas, con dos significados o mensajes: el que se enuncia de modo directo y la connotación o alusión. Los refranes conforman pequeños núcleos de sabiduría popular que van pasando de generación en generación, tratando de resumir la experiencia de los pueblos y abarcan distintas situaciones de la vida cotidiana. El propósito de los consejos, por un lado, es el de transmitir los valores más tradicionales de una sociedad, por lo que suelen ser de tipo conservador

Algunos historiadores, mencionan el origen de refranes muy concretos, como es el caso aquel que se remonta al siglo XV, al reinado de los Reyes Católicos, que consideran enraizado a la creación de la Santa Hermandad, nacida a iniciativa de la reina Isabel, cuyos miembros vestían de verde. La misión de esta institución fue velar por la seguridad de los pobladores y habitantes que transitaban caminos llenos de peligros. Pero, según parece, con frecuencia solían llegar tarde al lugar de los hechos, cuando los malhechores ya se habían ido del lugar, de ahí la expresión irónica ‘a buenas horas mangas verdes’.

La temática de los refranes es tan amplia como variada: el amor, el dinero, la religión, la familia, el trabajo, los negocios, la muerte, la mentira y, por ende, los mentirosos…

Esa temática es muy de actualidad, pues según estamos viendo, hay mucho mentiroso suelto. Mucho lobo con piel de cordero, mucho charlatán de piernas largas que intenta disfrazar mentiras de patas cortas. Y se defienden con largos y pormenorizados argumentos aunque En boca mentirosa la verdad se hace dudosa. Otros van de olvidadizos, negándose a recordar lo que dijeron hace apenas unos días, Mentirosos sin memoria [que] pierden el hilo de la historia. También están los que se excusan una y otra vez, diciendo que no dijeron. Por algo será, porque Quien se excusa, se acusa. Finalmente hay quien se atreve a adelantar promesas, seguro como está, de que su meta está muy cerca. Osados, atrevidos, insolventes e ignorantes que creen que no sabemos lo que la experiencia sobradamente nos ha enseñado: El juramento del mentiroso, hace su dicho más sospechoso

Baltasar Gracián aconsejó: «No mientas, pero no digas toda la verdad». Una afirmación sino sabia, prudente. Cesare Pavese -escritor italiano del siglo pasado- afirmó por su parte: «El arte de vivir es el arte de saber creer las mentiras. Lo terrible de esto es que al no saber qué es la verdad, todavía podemos reconocer mentiras».

Apliquémosno el cuento…

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El olvido que seremos…

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“Para recordar hay que olvidar” La sentencia, obviamente, no es mía, la leí en un interesante artículo sobre el funcionamiento de la memoria, uno de los grandes enigmas y uno de los objetivos estrellas de muchas de las investigaciones de la neurociencia. Según parece nuestra memoria no funciona como una cámara de vídeo, sino que cada vez que recordamos reescribimos ese recuerdo y lo reajustamos a nuestras creencias y expectativas presentes. Por eso sucede que algo que nos produjo un shock o fuerte rechazo, con el tiempo lo recordamos de manera más tenue o suave porque lo vamos reajustando a nuestras creencias presentes. En opinión de Rodrigo Quian Quiroga, Jefe de Bioingeniería de la Universidad de Leicester en Inglaterra –cito textualmente- “Ahora sabemos que olvidar es tan importante como recordar, tal cual lo había anticipado el escritor Jorge Luis Borges en su cuento Funes el memorioso de 1942”.

El cuento de Borges relata la historia de Ireneo Funes, un peón uruguayo que después de tener un accidente con un caballo, podía recordar absolutamente todo. Pero más que vivirlo como una bendición, lo sufría como una maldición. Podía recordar absolutamente todo con una nitidez extraordinaria, como si acabara de suceder…Y lo dice bien claro en su historia: “pensar es olvidar, diferenciar, es generalizar, abstraer”. O sea que para poder recordar hay que olvidar…

Hoy empieza el tiempo de la reflexión. Las elecciones han pasado bien para unos, muy mal para otros entre quienes se encuentra esta que suscribe. Y en un intento por comprender algunas de las múltiples razones de lo sucedido, recordé este cuento de Borges que me llevó a pensar en la mala memoria que muchos tenemos. En Valencia nadie se acuerda de los casos de corrupción de Rita Barberá, de los Cotino, de Zaplana, Camps con juicios aún pendientes o de Marcos Benavent, ‘ el yonki del dinero’ que tiró de la manta…Tampoco recuerdan el circuito de carreras que se muere de asco, ni las obras fallidas de Calatrava, ni los barracones que hacían de escuelas…

En Madrid en PP obtiene el apoyo de la mitad de la población. Y yo me pregunto ¿qué pasa  con la otra mitad? ¿Dónde fue el voto de quienes viven en La Cañada Real, Carabanchel o El Pozo del Tío Raimundo, por citar? Me temo que lo mismo que sucede con los cinco barrios más pobres de España que están en Sevilla, donde también ganó la derecha. Dicen los alcaldes y presidentes que gobernaran para todos ¿También para ellos? ¿Seguro?

Y Cádiz, que puedo decir de Cádiz, la cuna de la libertad, la sede de la Constitución de 1812, la ciudad de la revolución liberal, la misma en la que Teófila Martínez gobernó durante cinco legislaturas. Sí, cinco. Y parece que muchos olvidaron que –supuestamente- su marido obtenía contratos de aquella manera, que presidió una sicab que Rodríguez Rato utilizó para ocultar patrimonio. Y, al parecer,  tampoco recuerdan que la alcaldesa no podía salir a la calle porque la insultaban. Sí, los mismos que antes la aplaudieron luego la abuchearon a ella y al Partido.

Y en medio de este tsunami, el ‘infiel’ gana de nuevo su reino…Cosas de la política…

El futuro no pintan bien para la izquierda, de hecho, el Presidente acaba de anunciar el adelanto de las Generales al 23 de julio… Vienen malos tiempos, tiempos de alianza con la extrema derecha, de recorte de las libertadas, de estrechez de mira, de revocar leyes, ayudas para la Memoria Histórica, mermar subvenciones para colectivos LGTB y mujeres que ya no serán consideradas maltratadas -porque paseremos a la violencia intrafamiliar, que no se nos onvide-. Tendremos cada vez una mayor presencia de la Iglesia en la vida pública y abundantes privilegios para los ricos…

«Al recordar algo, uno lo está reescribiendo. Cada recuerdo es una reinterpretación de lo que sucedió. Cada vez que uno recuerda vive una memoria de una manera distinta. Como sugería el escritor Marcel Proust, el recuerdo de las cosas pasadas no es necesariamente el recuerdo de las cosas tal como ocurrieron» (Revista QUOPlus, pp. 104-107)

Lástima que la memoria funcione reescribiendo y olvidando y lástima que la derecha tenga tanta facilidad para olvidar y la izquierda tan poca para recordar que debe mantenerse unida…

Intentaré recordar sin paliativos…

Y qué la fuerza nos acompañe para afrontar lo que sea que tenga que venir…

Alea iacta est…

El concepto  de ciudadanía proviene de la Antigua Grecia, cuna asímismo de la democracia. En aquella civilización organizada en ciudades-estados o polis y origen de la democracia, se practicaba una ciudadanía excluyente, tanto en cuando no podían votar ni los esclavos o ilotas, ni los extranjeros, ni las mujeres. A este respecto, Aristóteles afirmo sabiamente: “a menudo se discute sobre el ciudadano y en efecto no todos están de acuerdo en quién es ciudadano. El que lo es en una democracia con frecuencia no lo es en una oligarquía…” Da que pensar ¿verdad?

En Roma, por su parte,  se extendió el concepto de res pública -sobre la que escribí en el post anterior- como estructura política y jurídica que pertenece al pueblo, a la comunidad. Y en base a esto, Roma percibió  al ciudadano como síntesis de participación activa en la vida política de la civitas. No obstante, en época del Imperio, se distinguía entre los cives romani, que gozaban plenamente de todos los derechos inherentes al status de ciudadano romano, aunque este estatus podían perderse en ciertas cirnstancias y los cives latini los cuales gozaban de un status más bajo respecto a los ciudadanos romanos, incluyendo el hecho de no poder votar (como en el caso de los municipia sine suffragio) o participar a la vida política.

Durante la Edad Media, con la evolución y desarrollo de la sociedad feudal, la ciudadanía pasó a concebirse como una vinculación personal más que territorial, de linaje y de sangre. “Y la ciudadanía pasó a residir en la subordinación política al señor feudal o al monarca y no en la idea de participación política”. Las relaciones de vasallaje eclipsaron y oscurecieron los derechos individuales que saldrían a relucir mucho más adelante, en el siglo XVIII. Fue entonces cuando Rouseau definió como ciudadanos a quienes pertenecían a  un determinado Estado nacional y poseyeron dentro de este territorio una serie de derechos individuales entre los que destaca el derecho a la igualdad, aunque edicha igualdad fuera  jurídica y no necesariamente social y económica.

A partir de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, aprobada por la Asamblea Nacional Francesa el 27 de agosto de 1789, los derechos del hombre se transformaron en libertades.

A mediados del siglo pasado Thomas H. Marshall, afirmó que la ciudadanía era una condición otorgada a quienes eran miembros plenos de una comunidad. Todos aquellos que poseían tal condición eran iguales respecto a los derechos y deberes. En cambio, por aquel tiempo, en algunos países del Este –como Rusia- la ciudadanía se consideraba un concepto en permanente construcción: “Si la ciudadanía es algo que remite a un proceso histórico, siempre vamos a estar hablando de una construcción de ciudadanía y de que haya también una reconstrucción constante de esa ciudadanía”.

Hoy por hoy la ciudadanía se refiere al conjunto de derechos y deberes a los cuales el ciudadano o individuo está sujeto en su relación con la sociedad en que vive. 

Y todo esto para reflexionar en voz alta sobre la importancia que la condición de ‘ciudadanos y ciudadanas implica’ aunque sea algo de lo apenas se habla. Nacemos y ya se nos considera ciudadano/a aunque no podamos ejercer como tales hasta los 18 años. Sin embargo las implicaciones son tremendas y la responsabilidad adquirida enorme. Todo está en nuestras manos, en esa papeleta que hoy podemos depositar en nuestro colegio electoral., a dónde deberíamos asistir en masa si fuéramos conscientes que el ‘poder’ está en cada uno de nosotros y cada sobre envía un ‘trocito de cesión’ que hacemos llegar a otros ciudadanos para que nos representen…Aunque muchos no se merezcan tal distición…

Buen día y que ustedes lo voten bien…

La ‘res-pública’… de mi casa

El felpudo de IKEA luce así a la entrada de mi casa. ‘Bienvenido a la República Independiente… La única a mi alcance –añado yo- y  de la que puedo fiarme… En ella nunca hubo pucherazo, ni compra de votos  -y eso que a cualquiera de sus miembros le hubiera venido de perlas- ni campañas con palabras gruesas, ni engaños, ni intentos de fraude, ni conspiraciones…Eso sí, reconozco que mi hijo Carlos siempre fue algo fullero jugando al parchís. Tenía mal perder, aunque a la hora de la verdad lo asumió con deportividad y una entereza digna de admiración.

Las mejores campañas que vivimos tuvieron serios debates y decisiones trascendentes como ¿pizza o hamburguesa? Difícil elección, lo sé. Todos dimos la talla. Jugamos limpiamente, y aunque tras las votaciones los perdedores protestábamos –yo también asumía el riesgo- enseguida encontrábamos ese punto de encuentro favorable para el bien de todos y la buena convivencia…

El término ‘república’ –como seguramente saben- proviene del latín res populica, o sea, la «cosa de las personas», el «asunto del pueblo» o  la «propiedad pública», en oposición a regnum –reino- o «propiedad del rey». A simple vista ya podemos observar una gran diferencia, sobre la práctica ¿qué más puedo decir…?

En la Antigua Roma la ‘República’ se instauró tras la caída de la Monarquía -en realidad así ha sido a lo largo de la historia- imponiéndose una nueva forma de gobierno en el que la soberanía reside en el pueblo. Así ocurrió en el 31, cuando según el almirante Aznar: “España se acostó monárquica y se levantó republicana”…Para unos una pesadilla, para muchos un sueño hecho realidad…

Aristóteles  -que pensaba mucho- sentó las bases o pilares que, según su propia filosofía, debían sustentar la república: 1) la participación política activa por parte de los ciudadanos. 2) La representación de todos los ciudadanos dentro de las instituciones de gobierno con iguales atribuciones. 3) La prevalencia de ninguna. Una definición muy purista que con el tiempo dio pie a alguna que otra ambigüedad, como la de decir que los Monarcas occidentales práctivamente no tienen poder y que ‘la verdadera legitimidad para las decisiones políticas proviene de los representantes electos directamente por el pueblo’.

En ello estamos, aunque no tengamos una República…

Y por fin acaba una campaña electoral monótona, tediosa, aburrida y cansina que si mal empezó, peor va a terminar. El tablero está demasiado enfangado para mover ficha sin mancharse las manos. Más que el voto nos piden un ‘acto de fe’ que habremos de tener en las Instituciones porque las personas no cesan de perder crédito.

Afrontamos una difícil jornada de reflexión. No precisamente para pensar en el voto -aunque a la vista de lo sucedido muchos se lo estarán replanteando y repensando- sino para considerar lo que está sucediendo y si es esta la España que pretenden ciertos politicos de poco pelo, sedientos de poder, capaces de mentir, engañar, sobornar, o prevaricar sólo para saciar su propia ambición con una diminuta alcaldía o concejalía, conscientes de su corto recorrido o de que no pueden aspirar a más… Si es así, que no cuenten conmigo.

Y si están pensando en el ‘felpudo’ olvidénlo…Están descatalogado…

Una de elecciones…

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Claro, nítido, cristalino: los candidatos condenados por delito de sangre de EH Bildus, han renunciado a sus candidaturas como concejales, en el caso de salir elegidos. Así lo han expresado en un comunicado hecho público ayer, cuyo texto íntegro reprodujo el periódico ‘EL País’. A mi personalmente me parece una buena noticia para todos en general y para las víctimas en particular.

No obstante, Javier Pérez Rollo, Catedrático de Derecho Constitucional de la USE -que digo yo que algo sabrá sobre esta cuestión- afirmaba ayer en TV que tal renuncia es «una barbaridad constitucional» , que «Estaban contribuyendo a darle valor a la Constitución Española con su participación y a demostrar que ha servido para derrotar a ETA». Y no quedó ahí la cosa porque fue contundente al subrayar que el hecho de que «Bildu haga política es un éxito de la democracia española». El profesor realizó una reflexión sobre nuestro sistema penitenciario explicando que lo que se persigue no es otra cosa que la total reinserción de quienes cumplen su condena.

Supongo que las derechas, que seguro no lo oyeron, se llevarían las manos a la cabeza escandalizados. Este tema es una cantera de ideas para explotar en campaña porque les permite resucitar viejos fantasmas con los que amenazar y asustar, a sabiendas, intencionadamente, utilizándo a ETA como arma con la asestar puñaladas traperas a sus contrarios…

Sinceramente, según pasan los días se me olvida por momentos que las elecciones son autonómicas y municipales, no generales. Porque no dejo de ver a Feijoo, como Dios, en todas partes y a todas horas, a lo largo y ancho de nuestra geografía, y a la Sra. Ayuso enarbolando el lema “Sánchez o España” aunque eso -que yo sepa- no toque hasta final de año. Ambos presentando propuestas de carácter nacional, dando pábulo a futuras derogaciones contra el actual Gobierno como si fuera su directo rival. Una de dos: o piensa que en Madrid no tiene competencia y su victoria en las urnas está asegurada, o pretende hacerse a medio plazo con la Presidencia del PP. pues, según dicen algunos entendidos, es Ayuso quien marca el paso a Feijoo No lo descarto. Sea como sea el caso es, que como Atila, a su paso ‘no deja crecer la hierba’. Ahora bien ¿qué hay de su programa? ¿cuáles son sus propuestas? Imposible conocerlas porque la campaña solo va de denunciar los ‘errores’ de los adversarios y pedir que se les votemos a ciegas, haciendo un acto de fe…

Tampoco entiendo la actitud de ciertos barones del PSOE. Reyezuelos que parecen reinar de manera absoluta sobre sus taifas, aunque para ello tengan que ir contra la unidad y la autoridad del partido bajo cuyas siglas se presentan y gracias a las cuales están donde están, una actitud que considero desleal: No se debe morder la mano que te da de comer y los trapos sucios mejor lavarlos en casa. No citaré más tópicos. Solo añadir que la soberbia de algunos deja mucho que desear, y desde luego, tanta altivez y arrogancia, justifican la ambición por revalidar el actual estatus político aunque haya que acudir a la traición para conseguirlo. En mi opinión el ejercicio de los cargos públicos deberían tener un límite de tiempo, dos legislaturas máximo, y después a trabajar, como todo hijo de vecino. La política es un servicio público no una profesión.

En fin, visto lo visto, lo que de desprende de lo anterior queda claro: si a Bildus se le exige la responsabilidad y el compromiso de asumir las vías pacíficas y democráticas, a las derechas se le debería también exigir enterrar el pasado, pasar páginas, entre otras cosas porque hace ya tiempo que la banda terrorista ETA -por muchas vueltas que le den- ya no existe.

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El rey ‘invita’, el pueblo ‘paga…’

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Aunque no simpatizo con la Monarquía, ni con la de aquí, ni con la de allá, ni con la de ningún otro lugar, este sábado esuve atenta, sin perder puntada, a la retransmisión de la coronación de Carlos III de Inglaterra, cosa que justifico –aunque no tenga por qué- por lo arraigado del ceremonial y la fuerte carga histórica que implica, algo que para una apasionada de la Historia como yo, presenta un gran atractivo.

Sin embargo, esto no es óbice, para que desde otra perspectiva lo considere un auténtico despilfarro y un ritual anacrónico que persiste en reiterar una representación que presenta a la figura del monarca en una especie de comunión con el ‘altísimo’, intentado perpetuar así la idea de que los reyes son personas elegidas, cuya excepcionalidad le viene impuesta por la sangre y por su pertenencia a un linaje bendecido en el que el poder que se transmite tiene un origen divino. Un ritual que a estas alturas del siglo XXI carece de sentido. Pero los británicos, ya se sabe, son tan suyos y singulares, que continúan sin modificar un ápice de esta ceremonia de coronación y vasallaje que conserva elementos y componentes ancestrales desfasados, tras los cuales, lo único que queda es tan anécdótico como entretenido.

Y estaba yo tranquilamente observando el espectáculo, cuando pasó algo muy curioso que llamó del todo mi atención. Sucedió cuando la comitiva recorría las calles hacia la Abadía. En aquel momento la cámara enfocó de cerca la carroza real y los futuros reyes se dejaron ver con bastante claridad a través de la ventanilla: sentados, vestidos con el atuendo propio para la ocasión, ambos regalando saludos a diestro y siniestro muy sonrientes… Y entonces me di cuenta. Comprobé la museta de la capa soberana moteada de negro y me quedé absorta pensando, mientras la memoria dio un salto que me retrotrajo a la infancia: la capa del rey Carlos, se parecía a la del rey Melchor, el mismo que me visitó de pequeña y al que pude ver, digan lo que digan, con una nitidez asombrosa.

Recuerdo que había tardado mucho en dormirme porque estaba muy nerviosa pensando en los regalos. Y de repente, al entreabrir  los ojos  y girarme para cambiar de lado, allí estaba él, Melchor, con su corona, su barba blanca y una capa roja con la museta y el borde blanco con motitas negras…

Por aquel entonces los príncipes y reyes no eran para mi sino personajes que cobraban vida en los cuentos que mi padre –que dicho sea de paso, era un gran narrador- me contaba. Casi todos  héroes, fuertes y valientes, que protagonizaban hazañas en las que salvaban a una joven de las garras de algún dragón o de cualquier otro monstruo, eso sí, de ‘siete cabezas’ por lo menos. A cambio de tal salvamento recibían la mano de la princesa y al final se casaban, obteniendo como regalo y recompensa una parte del reino… Los reyes que yo conocí a través de los cuentos eran buenos, generosos y también guapos. Pero claro es que yo viví algunos años bajo el régimen de ‘un gallego bajito, con bigote y voz de pito’ que podía ser mi abuelo.  Entonces nada me hacía pensar, que no mucho tiempo después, por fin yo conocería -metafóricamente hablando porque apenas le vi una vez de lejos- a un rey de carne y hueso, que sin espadas, ni tener que enfrentar ningún monstruo, obtuvo para sí las ‘llaves del reino’.

Fue mucho después cuando comprendí que aquello que se dice sobre ‘las llaves del reino’ y ‘vivir del cuento’, más allá del símil o eufemismo, es una realidad. Porque al rey, a nuestro rey, no le había bastado con ‘vivir del cuento’ a ‘cuerpo de idem’, sino que le faltó tiempo para desvalijar y asaltar las arcas del estado, que para eso tenía las llaves. Y así lo conocimos muchos, campechano, rompedor de protocolos y muy abierto… A fin de cuentas, como la coronación, ‘las invitaciones del rey siempre las pagará el pueblo…’

Y pensé de nuevo en Melchor, en mi infantil inocencia y en cómo le vi con su capa roja de museta moteada mientras cruzaba mi habitación…Recordé que además de Rey era Mago -una gran ventaja- pues esa cualidad le permitía vivír sólo en mi imaginación, a salvo de los errores y vicios terrenales, libre, por tanto, de cualquier posible decepción…Y entonces me quedé mucho más tranquila …

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Maternidad, maternidades…

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Sobre la celebración del día de la madre hace ya muchos años que recibimos una llamada de atención por parte de determinados sectores socioeconómicos, los cuales diseñaron una propuesta sobre cómo festejarlo. Nos sumergimos así en una dinámica consumista promocionada por firmas y marcas de cierto prestigio, como por ejemplo el Corte Inglés, el mismo que más tarde  se apropió también de la ‘primavera’ y de la ‘vuelta al cole’. El bombardeo propagandístico plagado de eslóganes pegadizos, martillearon incesantemente nuestras cabezas y permearon nuestros subconscientes hasta conseguir introducirnos en el engranaje. Queda claro que cualquier excusa es buena para animarmos a consumir y que el día de la madre contaba con ingredientes suficientes para encandilar al público. Porque ¿cómo negarse a reconocer la polifacética labor de las sufridas madres, reinas de la casa, administradoras domésticas, enfermeras, cocineras y cuidadoras, con un pequeño detalle o un enorme detallazo, directamente proporcional al volumen o profundidad de cada bolsillo y a la generosidad material de cada cual?

Y sin embargo detrás de esta concepción nacida en nuestra sociedad capitalista, la celebración de este día hunde sus raíces en el Antiguo Egipto y la Antigua Grecia, donde se celebraban fiestas en honor de Isis y Rhea, madre de Neptuno, Júpiter y Plutón, culto que más tarde –como tantas otras cosas- fue asimilado por la cultura romana.

Mucho tiempo después, y para acercarnos algo más al presente, se encuentran preecedentes de este día en la Inglaterra del siglo XVII. Por entonces la gran mayoría social era pobre y trabajaba al servicio de las grandes familias nobles y aristócratas, entre las que se impuso la tradición de establecer un domingo libre al año para que los sirvientes pudieran visitar a sus madres o demás familiares. Para sellar dicho encuentro se les permitía cocinar una tarta que ofrecían como regalo. Según parece al principio fueron celebraciones colectivas, realizadas al aire libre en idílicos parajes de praderas y bosques. Más tarde, tras la colonización americana, la tradición se importó junto con otros usos a las nuevas colonias, al igual que sucedió con la costumbre de tomar el té. En el calendario anglosajón el día de la madre se celebra el cuarto domingo de cuaresma.  

En Estados Unidos este día está relacionado con una iniciativa particular de la joven Ana Jarvis, quien lo instauró en homenaje a su propia madre. Esta iniciativa, que tuvo gran acogida, se convirtió en una propuesta de Ley al Congreso aprobada en 1914 por el Presidente Woodrow Wilson, declarándola fiesta nacional fijada para el segundo domingo de mayo.

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En nuestro país la liturgia católica, esgrimiendo los mismos argumentos defendidos desde antes del Concilio de Trento (1545-1563), se dignó establecer a la Inmaculada Concepción como modelo de mujer-madre. Por eso hasta 1965, el día de hoy, se celebraba el 8 de diciembre. A partir de ahí la misma Iglesia consideró oportuno separar ambas fiestas estableciéndose el primer domingo de mayo –mes eminentemente Mariano- como fecha idónea para homenajear a las madres.

Este modelo ‘virginal’ ha constituido un referente para las mujeres de mi generación, un clisé con el que nos machacaron intentando inculcar la idea sobre la necesidad de llegar vírgenes al matrimonio. Virginidad simbolizada en la entrega de ‘arras’ en el ritual del matrimonio eclesiástico. Idea a partir de la cual, Iglesia y Estado, construyeron su propio argumento que, mas tarde, desembocaría en la teoría del el “ángel del hogar”, modelo que atraviesa el discurso decimonónico deconstruido, y después ‘asesinado’ por Virginia Woolf, que tanto ayudó a apostillar el concepto de la maternidad como una poderosa investidura -utilizada particularmente por los varones- y más adelante, una etiqueta y una categoría de análisis histórico. En todo caso, se trata de una construcción sujeta a continuos cambios sobrevenidos con el devenir de los tiempos.

En ámbitos feministas se habla de ‘maternidad hegemónica’ para referirse a la maternidad heterosexual normativa, según la cual la mujer concibe, gesta y cría. Pero la diversidad familiar de nuestra sociedad actual invita a hablar de ‘maternidades’, en plural, como la diversidad que somos y en la que se encuentren representadas una múltiple casuísticas y diferentes modelos. En todo caso la maternidad siempre será una opción y un derecho y deben ser las mujeres quienes decidan o elijan.

Pero si descendemos desde marco teórico a la práctica de la vida cotidiana y al plano de los afectos, la realidad es que la mayoría de los hijos e hijas solemos envolver a nuestras madres y/o padres en de una especie de halo de protección, alejándolas de todo mal, poniéndolas a salvo, protegiéndolas contra lo inevitable. Inconscientemente las llagamos a consideramos seres excepcionales, eternos, deseando creer que siempre se quedarán con nosotros, aunque llegado el momento, empecemos a sospechar que no será así y sintamos miedo porque sabemos que detrás de su muerte nos espera el mayor de los abandonos y el más desconsolador desamparo…

Sea cual sea la edad que tengamos, en general, los hijos e hijas siempre echamos de menos a nuestras madres y padres, símbolos del amor esencialmente generoso, desinteresado e incondicional.

A dios rogando y con el mazo dando…

Rogativas en Andalucía. Imagen Internet

Según interpretación del Instituto Cervantes el refrán que la título al post -por cierto mencionado en obras de Cervantes y Espronceda – resume la idea de que no basta con rogar a dios para que interceda sino que hemos de poner de nuestra parte y hacer todo cuando esté en nuestras manos. El dicho tiene varios sinónimos usados con frecuencia en diferentes contextos. También hay otros similares aunque menos conocido, como por ejemplo ese que dice «pastores y labriegos: los pies en la tierra, la mirada en el cielo”, que circuló entre los campesinos preocupados ante la escasez de lluvia y la posibilidad de perder las cosechas. Y es que la incertidumbre y el temor a perder la siembra ha sido una constante presente en la vida de los campesinos y agricultores, cuya subsistencia dependía al cien por cien, de que hubiera o no una buena cosecha.

Como siempre, los brazos de la Iglesia han sido demasiado largos, tanto como para abrazar la sociedad en su conjunto para acercarla a su seno. Y así fue como la fe permeó todos los aspectos de la vida: el lenguaje, el calendario, el trabajo, la diversión, la moda, el arte…E incluso extendió su mano hasta alcanzar el poder y formar tándem con el estado, pilares que han caminado de la mano y sustentado durante siglos el devenir de la historia. Como no podía ser de otra manera, “los ciclos secos endémicos de nuestro clima han embadurnado la cultura y religión”. O sea que la Iglesia aprovechaba la incultura y la ignorancia para presionar y manipular a los feligreses, animándoles para que sacaran a la calle a los santos y ‘rogar’ al todopoderoso, que con su infinita bondad y misericordia, enviara la lluvia. Estos eventos cuya finalidad era esencialmente la de ‘rogar’, se conocen como ‘rogativas’ que, según la tradición, se celebraban dos veces al año: por San Marcos y tres días antes de la Ascensión. Parecen pocas, pero todo estaba previsto, por eso tanto el Papa como los Obispos podían convocarlas con carácter extraordinario en otras fechas.

Las primeras rogativas datan del siglo IV y se han prolongado hasta la actualidad, no sólo en España sino en otros muchos países. Un estudio de la Universidad de Zaragoza ha analizado los diferentes tipos de rogativas según la gravedad y sus resectivas correspondencias. Si dicha sequía es leve bastará con una oración simple. Ante una sequía media ya se expone al santo intercesor. Para una grave convienen las misas y procesiones dentro de la Iglesia. Si es muy grave las rogativas salen ya del espacio interior para procesionar fuera de la Iglesia. Y si es crítica será necesario peregrinar con el intercesor a otro santuario. Las oraciones que se recitan durante las rogativas son de dos tipos: ad pretendam pluvia (pro pluvia) y las pro serenitate (para que deje de llover). Todo está previsto.

En España ‘el hacedor de lluvias’ por excelencia es San Isidro Labrador, patrono de la capital. No podía ser de otra manera ‘siendo Madrid España’, según creo recordar… Y es que San Isidro está muy vinculado a las tareas de campo. Según cuenta la tradición, antes de casarse con Mª Toribia, después Santa María de la Cabeza, fue pocero  y tras un tiempo de grave sequía, hizo saltar un chorro de agua después de golpear el suelo con su arado, convirtiéndose así en el valedor de las precipitaciones.

Otro conocido santo intermediario, por detrás de San Isidro, fue San Vicente Ferrer, valenciano, a quien el Cardenal Cañizares, cuando siendo arzobispo de Valencia padecimos otro ciclo de sequía, dirigió sus plegarias junto a obispos, sacerdotes y laicos… Creo que desde entonces por allí se han producido diversas borrascas, ciclones tropicales, danas, gotas frías y otros fenómenos caracterizados por las cuantiosas lluvias. Es más, creo que ha habido pueblos y ciudades del levante Mediterráneo que se han inundado y declarado ‘zona catastrófica…’ ¿Será verdad que funciona? De momento y por si acaso, parece que ‘el Abuelo’ desfilará hoy por las calles de Jaén. Por cierto, la última vez que salió fue hace unos 74 años… Todo ha cambiado…Dicen que la fe mueve montañas, aunque la que suscribe se declara agnóstica, además de racional y sensata, por lo que nunca se atreverá a negar la evidencia. Habrá que esperar…Mientras tanto, los gobiernos deberían tomar conciencia, concienciar a la población y controlar el agua como bien público, mirando por los intereses de la ‘vida’ en nuestro planeta, sin caer en disputas electoralistas y partidistas…Porque ya lo dice el refrán: a dios rogando, pero con el mazo dando…

Por si acaso, y como de momento no se podrá hacer otra cosa, si hay quien se anime, aquí dejo una de las referidas oraciones ad pretendam pluvia: “Oh Dios, en quien vivimos, nos movemos y existimos: concédenos la lluvia oportuna para que, ayudados con los bienes del presente, apetezcamos confiadamente los eternos. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén”.

Que dios reparta suerte y que así sea…

©lapensadoragaditana

El ‘Honkok’ o el arte de vivir solos…

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En una mañana de otoño, por el mes de octubre, se encontraba Sancho enfermo, a lo que fue a visitarle el hidalgo don Quijote:

−¿Qué le ocurre fiel escudero, que esta mañana no has venido a verme?−

−No sé qué me está pasando, pero siento como si me estuviera muriendo−

−Mi buen amigo, ¿qué tomaste anoche que te sentara tan mal?−

−Comí un pescado que cogí en el río con toda mi ilusión y que cociné con habas secas−

−No te preocupes mi fiel amigo, voy a ir con Rocinante a los Gigantes a que me den el medicamento para ti−dijo don Quijote, siempre teniendo presente su locura creativa…

Finalmente don Quijote regresó lleno de magulladuras por la lucha contra los ‘molinos’ pero sin el medicamento, claro. Y aunque se suele decir que la intención es lo que cuenta, la experiencia nos demuestra que la sola intención casi nunca es suficiente.

En 1851 el filósofo Arthur Schopenhauer planteó el ‘dilema del erizo‘, a través del cual nos invita a preguntarnos hasta donde podemos acercarnos o distanciarnos de una persona sin resultar heridos. Para el pensador la soledad es un valor destacable que, en su opinión, todos deberíamos conquistar desde el interior. Para Schopenhauer la vida en sociedad fue un invento para que todo fuera más fácil, pero el instinto social de los hombres no se basa en el amor a la sociedad, sino en el miedo a la soledad. Estoy de acuerdo con el filósofo en algunos aspectos. También creo que es importante aprender a estar solos y a gestionar la propia vida sin dependencias. Y aunque dicho así suena bien, la soledad -impuesta o no- no resulta fácil en aboluto y a muchas ocasiones produce un enorme sufrimiento.

En fin, muchos expertos señalan que vivir solos es todo un arte, que la soledad elegida es un verdadero placer y una fuente de felicidad. Luego, en otro extremo se encuentra la soledad impuesta. Es el caso de personas que qusieran vivir en compañía pero por diferentes razones no la tienen, Muchas son incapaces de ir solas al cine, o sentarse a tomar un café, y aunque permanecen interconectados vía redes sociales, se sienten afectivamente solas. El libro «Honkok: el arte de vivir en soledad» escrito por Francie Healey, explora precisamente la falta de compañía, la soledad, intentando normalizarla y plantearla como una tendencia, sin más. De ahí que utilice el término subcoreano ‘honkok’ -solitario-. El punto de partida que la autora establece es la difernciación entre ‘estar sola y sentirse sola’. A partir de aquí expone y desarrolla toda una serie de estrategias y recursos para lidiar con dicha situación.

Finalmente existe esa otra soledad que llega sola, valga la redundacia, y a unas alturas de la vida que ya tiene pocas soluciones y menos alternativas: la de los mayores. La pandemia la mostró con toda su crudeza y algo deberíamos haber aprendido, pero no. Ni siquera se han depurado responsabilidades y a estas alturas los familiares de los fallecidos continúan esperando que el peso de la justicia caiga sobre los responsables, que continúan sin asumir sus errores ni pedir perdón. En definitiva, el estigma de la soledad es una lacra más del siglo XXI que, según datos recientes, afecta tanto a mayores como a jóvenes, aunque este sería otro tema.

Algunos países han intentado hacer algo al restecto. Y aparte de Japón que nos pilla más lejos, en 2018 en Reino Unido, alertados por un informe de la OMS advirtiendo de ser el país europeo con mayor número de personas aisladas, señalando la escalofriante cifra de unos nueve millones, se creó bajo el mandato de Theresa May, un Ministerio de la Soledad, inspirado en la idea que había acuñado años atrás Jo Cox la joven parlamentaria laborista asesinada en junio de 2016, ministerio que presidió por primera vez la Secretaria de Estado Tracey Crouch, diputada tory. Entre los estudios impulsados desde dicha institución, un informe tristemente concluyó -entre otras cosas- que unos 200.000 ancianos mantendrían una sola conversación al mes, además de señalar que la soledad puede ser “tan perjudicial como fumar 15 cigarrillos al día”.Ejemplos que los expertos subrayan para explicar que la esperanza de vida se acorta conforme el aislamiento se vuelve más severo.

Aquí en España el pasado año se creó un Observatorio para combatir la soledad, organismo que presentó en su día el Secretario de Estado de Derechos Sociales. Si consultan la web podrán hacer su propia reflexión y sacar sus propias conclusiones. A mí personalmente me da la impresión que ya tenemos suficiente información y sobrados estudios, estadísticas e informes, como para conocer el estado de la cuestión y contar con una casuística suficientemente representativa. De vez en cuando a los gobiernos se les ocurre alguna parida que tiene que ver con el tema, parida de la enseguida se hacen eco los medios afines para publicitarlos y aprovechar titulares en épocas de crisis, pérdida de votos o campañas electorales…Ahí queda todo. Mucha teoría sin materializar y proyectos sin concluir. Si de verdad quisieran abordar este problema y atajarlo se lo plantearían con una mirada larga y una generosa partida económica, además de realizar nuevas propuestas y modelos de atención a jóvenes y mayores, para que sean atendidos por profesionales formados, asumiendo que el formato actual es obsoleto porque la sociedad ha cambiado.

Las soluciones a estas deficiencias deberían venir de manos del Estado, independientemente de otros proyectos privados sólo al alcance de unos pocos. En todo caso cualquier gesto solidario es bienvenido, como por ejemplo la iniciativa puesta en marcha por la cadena de supermecados JUMBO, procedente de los Países Bajos, abriendo en sus tiendas una caja lenta para los mayores con la intención de darles la oportunidad de conversar con el cajero o cajera de turno, chicos y chicas elegidos a conciencia, con ciertas aptitudes, paciencia y buen trato, que han alegrado los días a muchos clientes escasos de vida social. A mi me ha parecido un gesto que denota una gran sensibilidad y complicidad para con los mayores. La medida parece haber tenido una buena acogida, tanto es así que en Holanda se implentaron más de 200 cajas de este tipo.

En fin, el debate está servido. Sociólogos, psicólogos, psiquiatras, geriatras y médicos, han opinado y advertido sobre las nefastas consecuenias de la soledad, lanzando así una mirada multidisplinar, desde diversas perspectivas, que confluyen y coinciden señalando la necesidad de plantear nuevas estrategias de atención que ayuden a quienes viven solos y aislados, de manera particular a los mayores. Nos guste o no, y con un poco de suerte, todos entraremos algún día en esa etapa y las expectativas como país nos indican que será en un futuro cada vez más próximo…

Este será otro gran reto para los gobernantes de este siglo. Habrá que pensar bien a quienes votamos…

Stabat Mater…

Blanca Portillo. Imagen Internet

A veces entro en twitter para ver que se cuece. La verdad es que más que un foro, casi siempre me parece un patio de vecinos, la mayoría, mal avenidos. Hay opiniones y críticas para todos los gustos: curiosas, graciosas, irónicas, interesantes, ocurrentes y también algunas retorcidas y con muy mala leche. Sé que el contenido no es de fiar porque la gente habla de lo que oye y vierte su version personal, y por tanto, subjetiva. Pero entre tanta opinión siempre encuentro, particularmente entre quienes sigo -la mayoría periodistas, escritores y políticos afines- artículos, noticias o hilos de conversación que merece la pena ojear. Soy más espectadora que participativa, aunque muestro mi acuerdo o mi repulsa pulsando los correspondientes botones. De vez en cuando, entre tanta información, he sabido de alguna que otra película interesante o, como en este caso, de un magnífico documental en Filmin: “María conversa”, que trata sobre la puesta en escena de la obra ‘El testamento de María’ de Colm Tóibín, obra de teatro interpretada por la actriz Blanca Portillo, a quien personalmente admiro desde que fue Carlota en la divertida serie  7Vidas.

Cuando la obra estuvo en cartel e incluso se representó en el teatro más cercano a mi ciudad, yo no pasaba por mi mejor momento y no supe de su existencia y muchos menos de su estreno. Tiempo después una amiga, fiel seguidora de la Portillo, que la había visto dos veces, me habló de ella con tanta pasión que sentí muchísimo habérmela perdido y corrí a comprarme el libro para consolarme.

El documental es extraordinario y a nivel personal desencadenó una inesperada reflexión sobre dos cuestiones fundamentales que me dispongo a compartir: una sobre la persona, es decir, la actriz protagonista y otra sobre el personaje. De eso iba el documental, del proceso creativo, de la simbiosis, de cómo la persona-actriz asume y construye el personaje hasta que lo acomoda en su propia piel y lo hace suyo, lo siente, y finalmente, lo encarna. Y digo ‘encarna’ y no ‘representa’ de manera intencionada, consciente. Hace sólo unos días escuché una entrevista en la radio en la que una actriz comentaba su preferencia por palabra ‘encarnar’ más que ‘representar’ para referirse a cualquier personaje. Es cierto que son sinónimas, pero el término ‘encarnar’ contempla un matiz espiritual que significa ‘tomar forma corporal’ y por eso se acerca mucho más al trabajo de un actor o actriz, tanto en cuanto ‘toma la forma’ de quien interpreta. Por eso los buenos actores son creíbles, porque se han metido en el papel hasta hacerlo suyo, se han ‘convertido’ en ellos. Reconozco que después de pensarlo he sentido una gran admiración -y hasta envidia sana- por los profesionales de la escena, los actores y actrices, porque tienen ante sí el reto y la oportunidad de experimentar otras vidas, de percibir múltiples personalidades y sentir emociones muy diversas…

Cuando leí el título del documental -‘María conversa’-, como ya sabía de qué iba la obra, pensé en lo más lógico y evidente, o sea, en el monólogo del personaje. Luego fui más allá y pensé en el otro significado de la voz ‘conversa’, femenino de ‘converso’, referida a aquellos musulmanes y judíos del siglo XV, obligados a renegar de sus religiones bajo pena de expulsión y destierro, que en la actualidad se aplica a quienes transitan de una ideología a otra. Y aunque nada tiene que ver con el título del reportaje, consideré esta opción como una metáfora.Porque la originalidad de la obra de Tóibín reside en que su autor tuvo el atrevimiento y la audacia de dar voz a un personaje que no la tiene en los evangelios, en los que María es un testigo mudo, despojada de opiniones, que no expresa sus emociones ni sentimientos, resaltando sólo su carácter divino, como Madre de Dios, la mujer que engendró y dio a luz al ser humano y sobrenatural a la vez, elevada ella misma a la categoría máxima, transformando su virginidad en un modelo para la humanidad –sobre todo para la femenina-. Y entonces Colm Toibín tiene la brillantez de humanizarla al extremo para dejar hablar a una mujer que conoce -como otra cualquiera- la política de su tiempo y a sus gobernantes, crítica con las actuaciones de Anás y Caifás, sumos sacerdotes que mucho tuvieron que ver en la conspiración contra su hijo frente a la que Pilatos se lavó las manos. Y a la par es una la madre dolorosa y doliente que experimenta el desgarro interior por la pérdida de su único hijo y se debate consigo misma reflexionando sobre las circunstancias históricas y políticas que lo condujeron al desastre final…

En fin, lejos de la religiosidad que María de Nazaret representa para los creyentes, esta pensadora solo quiere reseñar que el documental es magnífico y el libro un relato sobrecogedor e inteligente que resalta el poder de la palabra sobre la historia. La obra de Colm Tóibín permite profundizar, desde la ficción, en un personaje de gran relevancia y enorme peso en la cultura judeo-cristiana -baste recordar que muchos de nuestros nombres femeninos aluden a las diversas advocaciones de la Virgen- icono de una época por cuanto fue el modelo de mujer a seguir: virgen, abnegada, sumisa y callada. Todo un ejemplo que ha pervivido -y puede que perdure aun- en el ideario de los sectores sociales más conservadores de nuestro país.

«Sé fuerte. Sé amable»

“Quien vota a los corruptos  los legitima, los justifica y es tan responsable como ellos.” Julio Anguita.
Jacinta Arden. Imagen Internet

En estos tiempos tan convulsos la actualidad nos despierta cada día con un popurrí de noticias de todos los colores y formatos, sobre hechos y escándalos a los que ya nos tienen acostumbrados políticos y miembros del mundo del famoseo (me reservo el calificativo ‘famoso’ para no desgastarlo ni confundirlo inúltimente). El poder que emana de cualquiera de esas personas es el que la sociedad le haya otorgado, bien a través del voto en las urnas o bien mediante simpatías y aprobaciones varias. Por eso estos días, aquí en España, se ha hablado tanto de SUMAR como de la conocida ‘bióloga-actriz-presentadora’ en la actualidad ‘madre adoptiva-abuela’, a veces incluso en los mismos foros, aunque el debate no haya girado en torno a la persona (cosa que a la susodicha -creo- no le importa, aunque le guste más ‘previo pago’) sino a la controversia jurídica que ha suscitado y traído a colación. Y eso por no hablar de Trump. Tanto el personaje como la persona me inspiran emociones tan inquietantes y terroríficas, que podrían llegar a distorsionar mis pensamientos y hasta nublar mi realidad.

Pero no pretendo reflexionar, como siempre desde mi condición de ciudadana, sobre esta cuestión. Soy consciente que mi opinión personal es del todo irrelevante. Mi considireción gira en torno a la noticia sobre la despedida de una mujer joven que abandonó recientemente la política por razones personales, a fin de subrayar la idea sobre la posibilidad de hacer política de una forma más amable, con palabras y con gestos, cosa que ha demostrado Jacinta Ardern, ex primera ministra de Nueva Zelanda, quien esta semana ha dicho adiós al Parlamento con un discurso digno de resaltar por lo insólito de sus palabras, matizando no sólo lo que dijo sino cómo lo dijo y el contexto en el que tuvo lugar, que todo cuenta y todo forma parte del mismo mensaje.

Jacinta Ardern, perteneciente al partido laborista, al parecer no ganó las elecciones de 2017, Lo hizo el Partido Nacional -centroderecha-. Pero la aritmética ‘sumó’ a su favor. No nos engañemos: las matemáticas no fallan, por mucho que Feijoo insista en que ‘SUMAR resta’ y que ‘multiplicar divide’. Esas son operaciones torticeras realizadas desde estrategias electoralistas, diseñadas para engañar o confundir a los votantes e intentar desgastar y derribar al contrario. La entronización de Arden es un ejemplo de la fuerza de los gobiernos de coalición y de la importancia de las alianzas entre partidos que comparten un mismo espacio político, dispuestos a colaborar con generosidad por el bien del país.

La ministra, a quien el diario británico The Guardian definió como una ‘mezcla de acero y amabilidad’, ha dado sobradas muestras de poder hacer políticas eficaces –baste recordar que su país fue el primero en superar la pandemia- serias y empáticas – conviene también mencionar que su gobierno se bajó el 20% del sueldo seis meses durante la crisis postpandémica- sin apoyarse en el insulto, la descalificación, las medias verdades, ni retorcer las palabras de los adversarios. The Atlantic  de Bostón  la señaló como candidata a convertirse en la líder más eficaz del planeta. Y en 2019 la revista Fortune la eligió como la segunda mejor líder mundial en su clasificación de 50 candidatos. Al parecer entre las claves de su liderazgo están la empatía, la sensibilidad y su capacidad para conectar con la ciudadanía, cualidades para nada reñidas con la firmeza y la fuerza necesarias para ser vehemente cuando la situación lo requiera. “Sé fuerte. Sé amable”, ha sido el lema con el que ha cerrado todas sus intervenciones.  

Pues bien, el discurso de despedida de la ministra, «la guerrera amable», no tiene desperdicio: «Puedes ser ansiosa, sensible, amable, ser madre o no, llorona, abrazadora, puedes ser todas esas cosas y ser líder al mismo tiempo».

No es una teoría pendiente de demostrar, son hechos. ¿Qué más se puede añadir?

Pues eso. No nos dejemos engañar pensando que tiene más poder o lo desempeña mejor quien usa las palabras bruscas y las salidas de tono abusando del insulto fácil. Hay otros modos de hacer política con la verdad, con el respeto, con un tono más amable, sin confundir sensibilidad con sensibleo, ni buenas palabras o gestos con ñoñería.

De momento el nuevo liderazgo de ‘la cuidadana’ Yolanda Díaz -como la ha llamado la poetisa nicaragüense Gioconda Belli, quién por cierto, le dedicó el poema titulado «Si eres una mujer fuerte»– apunta maneras y SUMAR es una realidad of course. No es necesario hacer una crónica sobre el acto de presentación de la nueva plataforma, para eso ya están los entendidos y expertos polítólogos, muchos de los cuales opinan que fue todo un éxito y que hay mimbres para construir una alternativa. También la prensa en general, tanto nacional como extrajera, creo que la ha tratado bien, e incluso el periódico francés Liberatión, le ha dedicado un apodo, llamándola ‘nueva musa de la izquierda».

En fin, ya veremos. El tiempo nos dirá. En cualquier caso Yolanda: «Sé fuerte. Sé amable».