Viviendo a cuerpo de rey …[actualidad-historia-opinión]

Desde que en 1700 y tras el fallecimiento sine prole de Carlos II de la Casa de Austria, accediera al trono el nieto del Rey Sol, Luis XIV de Francia, don Felipe de Borbón, la Historia de la Monarquía Hispánica, sufrió reiteradas reformas que acabaron transformando la vida de los españoles. Los Borbones llegaron para quedarse e importaron moda, usos, costumbres que poco a poco impusieron hasta que casi desaparecieron los encorsetados protocolos de sus antecesores los Austria. A su llegada, los franceses, mucho más abiertos y ‘progres’, encontraron una corte demasiado rígida, demasiado protocolaria y una vida Real cargada de escenificación. Baste recordar que los Reyes comían ante un público curiosobque les miraba atentamente y con asombro…. Podría decirse que casi no tenían privacidad y la nobleza se movía a sus anchas por el interior de palacio, incluso por las habitaciones privadas de sus majestades. También fueron populares los Austria por poseer bufones o enanos para su divertimento, por no hablar del los colores oscuros y severos de los trajes y la austeridad como nota característica de la vida en general.

Así que cuando llegaron los Borbones de inmediato delimitaron un perímetro para su privacidad, impidiendo que cualquiera pudiera deambular por sus habitaciones. A continuación dejaron libres a los pobres enanos, decoraron con nuevos colores las paredes, abundante mobiliario en las diversas dependencias del palacio e impusieron la ‘moda de París’…No cabe duda que relajaron el protocolo y las costumbres aunque, eso sí, centralizaron el poder tras poner en marcha los Decretos de Nueva Planta…Desde entonces los catalanes andan un poco disgustados… Razones no les faltan…

Dicho esto y, sabiendo que los matrimonios reales se concertaban a modo de ‘alianzas de Estado’, convenientes para ambas partes, es fácil comprender el grado de infidelidad de los reyes y reinas y, por extensión e imitación, del resto de grupos sociales sobre todo entre la nobleza. Así que los devaneos amorosos de los Borbones son de sobra conocidos y populares…

Felipe V, el primer Borbón, al igual que sus descendientes, gozó de un buen apetito sexual en connivencia con una profunda religiosidad, emociones confrontadas y contradictorias que le ayudaron a mantenerse fiel a sus dos esposas: María Luisa Gabriela de Saboya e Isabel de Farnesio. El miedo a morir en pecado y condenarse al fuego eterno le persuadió al ejercicio de un extremo control sobre sus instintos.

También su hijo, Carlos III, fuentan cuerdo como fiel a su esposa, María Amalia de Sajoniam al igual que su padre. No corrió la misma suerte su sucesor Carlos IV, que padeció las constantes infidelidades de su mujer, Mª Luisa de Parma, amante del célebre Manuel Godoy, Primer Ministro, a quien la reina adoraba…

Fernando VII

De este matrimonio nació Fernando VII, conocido como el Deseado (no en sentido sexual sino porque los españoles ‘deseaban’ su regreso del destierro, cuando los franceses ocuparon la Península). El también llamado el Rey Felón, ha pasado a la historia como el peor de los Borbones. Don Fernando estaba bien ‘dotado’. Al parecer padecía una ‘macrogenitosomía genital’ y un voraz apetito sexual al que se entregó, siendo muy conocido por sus correrías nocturnas que provocaron la humillación de sus cuatro esposas…

Isabel II

Con este historial y a consecuencia de una estrecha endogamia, no es de extrañar que su hija, la Reina Isabel II, fuera tachada de ninfómana aunque, pensándolo bien, igual es exagerado y en realidad solo pretendía tener una vida sexual imposible de mantener con su primo y marido Francisco de Asís a quien gustaba usar la ropa interior (con puntillas) de sus esposa…Sus amantes fueron muy numerosos, incontables. Fruto de esta unión (al marido lo debían obligar a yacer con su mujer y cumplir con el débito conyugal), casi milagrosamente podría decirse, fue su único hijo, Alfonso XII, un niño enfermizo y débil de salud que se enamoró perdidamente de su prima Mª de las Mercedes, inmortalizada en la famosa copla y de la cual tuvo un hijo póstumo: Alfonso XIII heredero de un gen sexual idéntico al de sus antecesores.

Casado en 1887 con Victoria Eugenia de Battenberg (quien ,al parecer introdujo de la hemofilia en España) a quien fue sumamente infiel e hizo muy desgraciada, tuvo varias amantes con las que mantuvo relaciones más o menos estables. Fruto de sus amoríos con Carmen Ruíz Moragas fueron dos vástagos:Leandro, conocido por pasearse por los platós de TV reclamando ser reconocido como hijo del Borbón, y María Teresa. Alfonso XIII fue un gran coleccionista de fotografías de señoras desnudas y en actitudes sensuales, una afición que le llevó a encargar al Conde de Romanones el rodaje de una serie de películas eróticas…

Más cercano resulta el Rey que no reinó, don Juan, Conde de Barcelona que cedió la corona a su hijo Juan Carlos, quien también mantuvo alguna que otra relación extramatrimonial.

Mención especial merece don Juan Carlos I. De biografía nada puede sorprendernos. Con el ADN de sus antepasados, lo anormal hubiera sido mantener una vida modélica junto a doña Sofía. Los amoríos del Rey Emérito han sido numerosos y vox populi.. » […]Cuenta Pilar Eyre en ‘La soledad de la Reina’ que en enero de 1976, Doña Sofía quiso dar una sorpresa al entonces Rey y viajó con sus hijos a la finca toledana a la que se había trasladado para cazar. Al ver con quién estaba él, la sorpresa se la llevó ella. Se marchó con lágrimas en los ojos al darse cuenta de que su matrimonio había terminado ese día […]»  Barbara Rey, Marta Gayá, de la que se dice fue su gran amor y con la quien mantuvo una larga relación y más recientemente, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, son las más conocidas cortesanas o favoritas, aunque se le suponen otras muchas ocasionales.

La relación con Corinna no ha pasado desapercibida y mermó, en su momento, la imagen de la monarquía, ya por entonces maltrecha. El tiempo, la prensa monárquica y los gobiernos simpatizantes, se encargaron de lavar, maquillar y difun¡minar los hechos, hasta estos día ha vuelto a la palestra tras conocerse el ‘supuesto regalo’, consistente en una escandalosa cifra, con la que Don Juan Carlos ha ‘gratificado’ -no se saben los motivos y, lo que es peor, la procedencia del dinero- a la famosa ‘Princesa’ Corinna, agraciada nada más y nada menos que con 65 millones de euros. Pecata minuta, unos ahorrillos para tapar algunos agujeros de la pobre señora y su hijito…Y es que durante siglos se ha ido deslizando e imponiendo en el imaginario colectivo, un discurso ‘paternalista’ según el cual el ‘padre es a la familia lo que el Rey a su pueblo’. La familia real ha sido el ‘modelo oficial’ a imitar, de ahí la importancia de los retratos y fotos de familia en las que aparecen representados en escenas cotidianas, ejerciendo de padres y madres o ‘haciendo como que trabajan’ en sus impolutos despachos. Durante generaciones los Reyes han gozado de las simpatías del pueblo que ha pasado por alto las traiciones maritales, justificándolas como ‘cosas de hombres’, olvidando quienes eran los pagadores o, más bien, los ‘pagafantas’.

‘Por si éramos poco, parió la abuela’…Y si ya me resulta indecente sostener con fondos públicos a toda una familia real, empezando por cuatro reyes, una princesa, una infanta, un puñado de nietos y hasta un yerno condenado a prisión, a quienes damos de comer, costeamos los estudios, el vestuario, la vivienda, los viajes, las vacaciones e incluso alguna que otra intervención estética, por si no fuera bastante, ahora resulta que también hay que pagar las ‘cortesanas’…Es lo que tiene la monarquía…Los Reyes (y Reinas) tienen que ‘vivir a cuerpo de rey’…Así que, con todos mis respetos para tan ilustre y rancia institución, ¡ Que viva la República!…