Las seis mujeres del ‘genovés…’

«Cristóbal Colón es uno de los hombres más conocidos de la historia, sin embargo se hace poco hincapié en las mujeres que influyeron su vida tanto en lo personal como en lo profesional…Sin ellas tal vez esta página de la historia no sería la misma…»
Fotografía: mp_dc

En la entrada anterior me dediqué a disertar sobre el término ‘colonización’, revisando las derivadas semánticas surgidas a raíz de su incorporación a otros ámbitos apartados del de su procedencia. Por aquellos días la palabra se repetía una y otra vez, quien sabe, si  a causa de la cercana celebración de la festividad de la Hispanidad… Claro que de esto hace ya tres semanas, muestra inequívoca -que no deja de sorprenderme- de la fugacidad en la que estamos instalados. Hasta tal punto vivimos en lo efímero que incluso el desastre volcánico de la isla de La Palma, comienza a bajar el tono y a ocupar los segundos planos en las noticias… Parece que todo se volvió apremiante, inminente e imperioso, que casi nada puede esperar. Craso error: los grandes momentos requieren una espera activa aunque serena y pausada… Como quien se relame anticipadamente pensando que degustará la más suculentas delicias y al hacerlo las papilas gustativas se estimularan poniendo en alerta a los demás sentidos… Los sabios griegos se referían a estas cosas como las ‘vísperas’, es decir, el día que antecede a una fiesta o celebración especial, la misma que, en cierto modo, la ocasiona…Las vísperas, según qué circunstancias, constituyen la sal y la pimienta de lo que está por llegar…

Pero no siempre hemos vivido así, con tanta prisa. In illo tempore se vivía lento, a menos revoluciones por minutos. Todo fluía de otra manera y la vida acontecía a pequeños intervalos que obligaban a esperar…Y si no que se lo pregunten a Colón ¿Qué hubiera pasado si no hubiera tenido la paciencia de aguardar seis años hasta que los RR.CC aprobaron su proyecto? Que tal vez no lo hubiera llevado a cabo y, quién sabe, cómo se habría escrito este capítulo de la Historia… En fin, en aquellos días que escribí la entrada la Oficina del Español se estrenaba con el remake de su Director sobre la ‘colonización del Nuevo Mundo’, una adaptación en la que se alineó totalmente con los conquistadores, a los que defendió a ultranza. No me extrañaría nada que hubiera realizado un Máster acelerado siguiendo el modus operandi propio de su nuevo Partido…

No obstante, la reciente y atrevida versión de Cantó, preocupado por aparentar una autoridad supuestamente inherente a un cargo diseñado a medida para el que no da la talla, resultó tan pretendidamente moderna como añeja obviando, por supuesto, la participación y relevancia de algunas mujeres en la gran conquista, autoridad y osadía que sí han tenido algunas historiadoras analizando la trayectoria personal de Colón para visibilizar a las mujeres  de su entorno y reivindicar el papel que desempeñaron en la vida del descubridor. 

Hay quienes afirman que ‘detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer…’.  Probablemente en algunas ocasiones sea verdad, pero a ninguna se le ha hecho justicia. Traigo esto a colación porque, aunque bajó la intensidad del debate sobre el colonialismo, de manera particular, sobre la gesta que Colón realizara allá por el siglo XV, es posible que muy pocos conozcan a las mujeres que lo acompañaron y facilitaron su hazaña.

La figura del descubridor ha generado una gran controversia: desde su lugar de nacimiento (parece que la tesis más acertada es que fue natural de Génova) hasta el lugar donde reposan de sus restos… Sólo unas cuantas cosas están claras: que fue un gran navegante, que hizo cuatro viajes al Nuevo Mundo y que tuvo dos hijos: Diego y Hernando….Aunque estas pocas cosas no hubieran sido posibles sin la intervención de seis mujeres que, sin duda, formaron parte integrante de la vida del insigne marino, aunque la historia no les haga los honores…

1.- Felipa Moniz de Perestrello (la esposa). Nacida en Portugal en 1476. Hija de Isabel Moniz, dama de la duquesa de Viseu, y de Bartolomé de Perestrello, capitán donatario de la isla Porto Santo, un archipiélago de Madeira frente a las costas de África. Parece que Felipa (o Filipa) no conoció a su padre que murió en mismo año que ella nació. El gobernador dejó viuda y tres hijos…La familia pertenecía a la aristocracia portuguesa, emparentados con la condesa de Abrantes. No se sabe cómo conoció a Colón, a quien vio en varias ocasiones en el Monasterio Dos Santos de la capital lusa. En 1477 se firmó el acuerdo matrimonial. Ella tenía 19 años y él 25. Montserrat León Guerrero, historiadora de la Universidad de Valladolid en su ensayo Mujeres que ayudaron al plan descubridor de Colón, señala que por entonces él resultaba ser un perfecto desconocido en la corte lisboeta. Según parece ella pertenecía a una familia bien, pero no noble. Tras la boda, la pareja se instaló en Porto Santo, donde habría nacido Diego, el único hijo de ambos nacido entre finales de 1478 o principios del 1479.

De lo que ocurrió después apenas se sabe, aunque según Consuelo Varela, profesora de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), “todo parece indicar que Colón la abandonó». Otras versiones dicen que Colón quedó viudo con Diego, su hijo e incluso otra que dice que Felipa ingresó en un convento.

2.- Isabel Moniz (la suegra). Según el libro Historia del Almirante, la obra biográfica sobre la vida y viajes de Cristóbal Colón, escrita por su hijo menor, Hernando, entre 1537 y 1539, Isabel Moniz, madre de Felipa y suegra de Colón, fue otra mujer clave para el genovés pues, según parece, le habría entregado material perteneciente a su difunto marido sobre rutas secretas de navegación tal y como señala Hernando en su libro: «Le dio las escrituras y cartas de marear que habían quedado de su marido, con lo cual el Almirante se acaloró más, y se informó de otros viajes y navegaciones que hacían entonces los portugueses a la Mina y por la costa de Guinea (…) Y estando en Portugal empezó a conjeturar que del mismo modo que los portugueses navegaban tan lejos del Mediodía, igualmente podría navegarse la vuelta de Occidente, y hallar tierra en aquel viaje». De ser así, “la génesis del descubrimiento de América se encontraría en la información cuidadosamente guardada por la suegra del Almirante y traspasada posteriormente a las manos de su yerno y futuro descubridor oficial de América” (Juan Maura, investigador y profesor de la Universidad de Vermont).

3. Briolanja Moniz (la cuñada). Cristóbal Colón presenta al rey portugués João II el proyecto de navegar atravesando el Atlántico hacia el oeste y abrir una ruta segura para comerciar con Asia. Pero no tiene éxito y abandona Portugal para dirigirse en 1485 a tierras castellanas con su hijo Diego. Llega a Huelva y visita el Monasterio de la Rábida. Su idea era probar suerte con los Reyes castellanos. Sin embargo no era este su único propósito ya que en Huelva también vivía Briolanja Moniz, su cuñada, la hermana de Felipa que, según parece, ejerció de madre mientras Colón realizaba su primera expedición al Nuevo Mundo y se encargó de concertar el matrimonio de Diego con doña Mencia de Guzmán, hija del Duque de Medina Sidonia.

4. Beatriz Enríquez de Arana (la amante). En plenas negociaciones con los Reyes de Castilla, el genovés hace parada en Córdoba donde conoce a Diego de Arana, que después le acompañará en su viaje. Éste le presenta a su prima Beatriz Enríquez de Arana, perteneciente a una familia de labradores que poseían huertas, casas y viñas. Con la joven, de apenas 20 años, pronto mantuvo el navegante una relación de la que nació en 1488 su segundo hijo: Hernando. No llegaron a casarse debido a la brecha social que estableció entre ambos una vez Colón volvió del viaje investido con títulos, honores y riquezas. según Varela, Colón también la abandonó, aunque le dejó una pensión vitalicia según consta en su testamento otorgado en 1506:  «Digo y mando a Diego mi hijo o a quien heredare (…) que haya encomendada a Beatriz Enríquez, madre de don Fernando (o Hernando), mi hijo, que la provea que pueda vivir honestamente, como persona a quien yo soy en tanto cargo. Y esto se haga por mi descargo de la conciencia, porque esto pesa mucho para mi ánima. La razón de ello no es lícito de escribir aquí».

5. Beatriz de Bobadilla (romance). Una mujer poderosa, señora de la Gomera, conocida con el sobrenombre de ‘la Dama sangrienta’ y también ‘la Cazadora’, por la política represiva con la que gobernó en la Isla, enfrentándose a una famosa rebelión de los nativos en 1488, con la que parece que Colón mantuvo un romance. Sobrina de otra Beatriz de Bobadilla, marquesa de Moya, consejera y dama de compañía de la reina Isabel Católica. Según el cronista Miguel de Cuneo, el escarceo amoroso tendría lugar tras el segundo viaje, según consta en el texto. Una hipótesis que rechaza la investigadora Varela quien afirma que » Colón y la señora de La Gomera no coincidieron nunca en la isla».

6. Isabel I de Castilla (la reina). Sin duda, la gran mujer en la vida de Colón. A quien presentó en 1486 su proyecto para crear una nueva ruta hacia las Indias por el océano Atlántico. «Hay un cronista que dice que Colón hacía reír a la reina Isabel, que la encandilaba. Hablaba y ella se quedaba con la boca abierta encantada de escucharlo. Y debe haber sido así, Colón era un hombre atractivo que sabía vender muy bien su idea», describe Consuelo Varela. Lo cierto es que el genovés supo seducir a la reina con tres promesas de sumo interés tanto para ella como para la Corona: convertir al cristianismo a todos los nativos, engrandecer sus tierras y obtener muchas riquezas…

Así mostró el genovés su gratitud a la Reina Castellana: “Solo la reina, mi señora, dio espíritu de inteligencia y esfuerzo grande, y de todo se hizo heredera, de todo esto que fui a tomar en su real nombre”. Objetivo conseguido…

Shamsia Hassani: la voz de las mujeres afganas…

«La imagen de una bella mujer, saludable, exitosa, próspera, está firmemente arraigada en la mente, cuando pensamos en una mujer, madre, hija, amiga, hermana… Sin embargo, te sorprenderás cuando sepas que, hasta el día de hoy, existen lugares en el mundo donde las mujeres son objeto de violencia, represión, exclusión y discriminación».(https://www.infobae.com )
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Esta mañana encontré en mi WhatsApp los dibujos de Hassani. Parece que alguien los puso a circular en la red como homenaje a las mujeres afganas que viven estos días bajo la amenaza de los talibanes, dueños del país, a punto de formar gobierno y dar paso a lo que ya está siendo una terrible pesadilla para la población, sobre todo para las niñas y mujeres…

Y dije que no escribiría sobre política y no voy hacerlo. Pero tampoco puedo permanecer indiferente ni callada. Estos días me reconcome la vergüenza por sentirme a salvo, por poseer el privilegio de la libertad, por disfrutar la prebenda de tener mucho más de lo que necesito y, lo que es peor, por no saber apreciarlo …

Me superan las imágenes que se emiten en TV. Esas filas de personas con sus escasas pertenencias en una bolsa de plástico, el alma rota por cuanto dejan detrás, cansados, hambrientos, investidos con una dignidad que pocos aprecian y muchos quisiéramos… Y si esto me entristece, los comentarios de los políticos me indignan. Unos porque presumen cuando solo cumplen con su deber, otros porque van de buenos y el resto porque, aunque no tengan otro plan o alternativa, se empeñan en ponerle siempre la guinda al pastel. Y todos, todos sin excepción, anhelando la medalla y la foto…

Al parecer se haciendo ‘bien’. España lo hace bien, Europa lo hace bien, EE.UU también…según opinan los ‘entendidos’…Y mientras los políticos se reúnen a ver quién está más preocupado o salva a más gente, el pueblo afgano desfallece de calor, de hambre, de sed y pronto también de frío. Porque no se puede perder la perspectiva: las personas que llegan son los colaboradores de UE. O sea, los privilegiados. La mayor parte de la población, las minorías, niños, ancianos, los más pobres, se quedarán a merced de los talibanes. Ese es su destino.

Se avecinan malos tiempos. Otra vez. Tiempos de incertidumbres, de miedo, de muerte y desolación, la misma que continúan padeciendo los miles de refugiados sirios, los olvidados. Ya nadie de acuerda de ellos, ya no son noticias ni consumen las portadas ni protagonizan los grandes titulares…Pero siguen ahí, en campamentos perdidos en tierras de nadie, construidos con ayudas millonarias que apenas han alcanzado para adquirir tiendas de campaña de Decathlon y retretes portátiles. Los campamentos de la vergüenza, donde los niños dilapidan la infancia creciendo sin jugar y sin escuela, donde las niñas pierden la inocencia y se convierten en madres poco después de su primera regla…

Afganistán vive amenazado ante la posibilidad de que el gobierno aplique una sharia dura como la del régimen talibán de los 90. Por eso artistas e influencers se afanan en borrar su rastro de las redes sociales e internet, mientras Shamsia Hassani, la primera mujer grafitera de un país que lleva décadas en guerra, resiste y da voz a sus mujeres, narrando desde Instagram la situación que se vive en el país.

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Ommolbahni Hassani, más conocida como Shamsia Hassani nació en Teherán (Irán), en 1988. Muy pronto dio muestras de su pasión y aptitudes por el arte, particularmente por la pintura, aunque se tropezó con prohibiciones religiosas y culturales que impedían a mujeres afganas acceder a este tipo de estudios, entre otras cosas… Por esta razón se trasladó a Afganistán y estudió Bellas Artes en la Universidad de Kabul, en la que se integró más tarde como profesora asociada e impartió la asignatura de Escultura. Poco después colabora como fundadora del colectivo Berang Art Organization, un grupo dirigido por artistas que promueve el arte y la cultura contemporánea en Afganistán a través de programas, talleres, seminarios y exposiciones…

En 2010 participa en un curso de grafiti organizado en su Universidad e impartido por un conocido grafitero del Reino Unido llamado Chu. A partir de aquí Shamsia se introduce en mundo del grafiti animada por el bajo coste de los materiales utilizados -aerosoles y plantillas- con los que pinta murales que poco a poco pueblan y decoran la ciudad de Kabul. Cada resto de pared aparece ante sus ojos como un lienzo preparado para recibir sus trazos y ser transformado en una obra de arte urbano dispuesto a no dejar indiferente a nadie.

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Hassani es rápida, ejecuta sus obras con gran soltura, en apenas 15 minutos. Aunque ha señalado que sus obras no tienen carácter islámico, se ha consagrado en la representación de la mujer afgana como símbolo de la opresión frente a la libertad. Mujeres que viven recluidas en sus casas, prisioneras en sus burkas desde donde miran la vida pasar porque todo les está vetado o prohibido y viven tuteladas, bajo el yugo de los varones -padre, marido, hermano- sometidas y silenciadas, víctimas de la violencia de las guerras y, ahora, bajo el poder talibán. Por eso los grafitis de Shamsia representan la libertad y persiguen empoderar a las mujeres y, a la par, reivindicar el lugar que les corresponde en la sociedad y en la historia, en un intento desesperado de hacer justicia y darles voz…

En una entrevista realizada con motivo de una exposición, la joven grafitera afirmaba: «Elegir usar el burka o el hiyab no es el problema; las mujeres no serán verdaderamente libres hasta que puedan hablar por sí mismas y ser escuchadas. Quitarse el pañuelo no es lo mismo que liberarse». Su trabajo ha sido expuesto desde hace años en Afganistán, Australia, Dinamarca, Alemania, Irán, India, Noruega, Suiza y Vietnam, donde también ha participado en conferencias y talleres.

Tras la entrada en Kabul de los talibanes, Shamsia posteó en su cuenta de Instagram (con casi 200.000 seguidores), en la que aparece en una foto junto a una de las mujeres que pinta, vestida con barbijo y hiyab: «Queridos todos, gracias por pensar en mí en este momento. Sus mensajes y comentarios muestran que la humanidad y la bondad siguen vivas y no tienen límites. Gracias por su preocupación. Estoy a salvo»

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En la actualidad son muchas las mujeres que, desgraciadamente no están a salvo… Un estudio realizado por expertos internacionales ha revelado los diez países en los que ninguna mujer querría nacer por cuanto la discriminación de las féminas es moneda corriente: Afganistán, Guatemala, República Democrática del Congo, India, Irak, Mali, Pakistán, Somalia, Sudán y República del Chad…

Mujeres de diversas etnias, religión, lengua, cultura… Para todas ellas y por todas ellas, solidaridad, sororidad, justicia, libertad, igualdad, empoderamiento y respeto…

Bazán-Galdós: Amores secretos, amores prohibidos…

Pérez Galdós y Pardo Bazán vivieron una pasión sin tabúes, «alimentada en encuentros clandestinos por España y Europa»… Se cuenta que Un guarda recogió en el paseo de la Castellana una prenda íntima, olvidada un mes de marzo de 1889. Se desconoce su color, uso y talla, aunque se sabe que su propietaria era Emilia Pardo Bazán Y su destinatario Benito Pérez Galdós… Cada cual que imagine…. 
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En general las relaciones humanas transitan y mutan a lo largo de su recorrido. Las experiencias personales y colectivas moldean a sus integrantes en todos los terrenos: familia, trabajo, amigos, amistades… Amistad, amor, pasión y respeto fueron las paradas, los puntos de encuentros que definirían el mapa emocional compartido entre el gran narrador Benito Pérez Galdós y la ilustre escritora Emilia Pardo Bazán fallecida hace cien años.

Precisamente este 2021, año del centenario de su muerte, algunas bibliotecas han iniciado diversas actividades en torno a la escritora: exposiciones, conferencias, debates…No obstante aunque la faceta literaria es sin duda la más conocida y digna de reseñar, en su identidad confluyeron otros aspectos que por pertenecer al ámbito de la intimidad resultan menos conocidos, pues en la autora concurrieron otras sensibilidades y un alma apasionada que la llevaron a entregarse a amores prohibidos. Aunque sólo de uno conservó los secretos de alcoba, el mismo que la llevó a pronunciar palabras ‘en diminutivo con nombres de pastel’, como decía la canción de Mecano. Toda esta historia oficiosamente conocida, recientemente ha salido a la luz en una obra que reúne casi cien cartas enviadas por la escritora a su amante desvelando al mundo sin tapujos, la relación amorosa mantenida con Benito Pérez Galdós durante más de treinta años…

La historiadora Isabel Burdiel ha dado un fuerte impulso en España a la biografía histórica o estudio de los cursos de vida y, después de biografiar a la reina Isabel II, ha reconstruido la de Pardo Bazán a quien describe como una mujer «sin igual entre las grandes escritoras del momento. Intelectual respetada, polémica y vituperada, excelente empresaria de sí misma, notable periodista, crítica e historiadora de la literatura -entre otras muchas facetas-«. La insigne escritora fue pionera feminista adelantada a su tiempo. Vivió acorde a sus convicciones, anteponiendo su vocación y entrega a la literatura. Defendió la instrucción y los derechos de las mujeres tanto a través de sus escritos como en la vida pública. Llegó a obtener la primera cátedra de Literatura en la Universidad Central de Madrid, la primera presidenta de la sección de Literatura Ateneo y la primera corresponsal de prensa en el extranjero, en Roma y en París. No obstante se le resistió uno de los sillones de la Real Academia en tres ocasiones…Sobre su personalidad se pueden decir muchas cosas: fue «atrevida y mordaz en sus juicios, amante de las polémicas y al tiempo celosa de su intimidad; apasionada pero también radicalmente antisentimental… Nacionalista española consciente y al tiempo cosmopolita en cuyo centro imaginativo, emocional e intelectual estuvo siempre Galicia…Humanista y elitista. Moderna y antimoderna…» (Isabel Burdiel, Entrevista ABC)

Emilia contrajo matrimonio antes de cumplir los 17 con José Fernando Quiroga Pérez de Deza cuando todavía este era estudiante de Derecho en la Universidad de Santiago. Ambas familias pertenecían a la ilustre hidalguía gallega siendo conocidos abogados que frecuentaban los círculos conservadores de los Tribunales de A Coruña, ciudad donde vivieron muchos años. La pareja residió primero en Galicia y, posteriormente, en Madrid. Fruto de esta unión fueron tres hijos: dos mujeres y un varón.

Entre 1879 y 1882 se publicaron sus primeras novelas y realizó algunos viajes por Europa acompañada por su familia: París, Roma, Viena, Londres, Bruselas aunque siempre volvía a Meirás donde encontraba la paz y el descanso necesarios para volver a escribir…Por aquel entonces, alternando con sus novelas, comenzó su colaboración con la revista “La Época reseñando una serie de artículos de corte naturalista, (corriente puesta de moda por Émile Zola cuya influencia se percibe en toda su obra) que comprometieron su matrimonio. Las publicaciones, tachadas como manifiesto de la pornografía francesa y la literatura atea, provocaron un enorme revuelo en los círculos literarios de aquella sociedad conservadora, un escándalo que su esposo no estuvo dispuesto a asumir ni ella a retractarse. Poco después, con la discreción que les había caracterizado, en 1884 se separaron de mutuo acuerdo. Él compró y reconstruyó el Castillo del islote de Santa Cruz de Oleiros en A Coruña, donde estableció su residencia. Ella continuó en Madrid, aunque se mantuvo conectada con su Galicia natal. La escritora comenzaba así una nueva etapa y una nueva vida, en gran medida, articulada en torno al también escritor Benito Pérez Galdós.

La relación con Galdós posiblemente comenzara poco después de su separación y, a decir de algunos, parece que fue él quien puso más carne en el asador pues quiso formalizar la relación, contraer matrimonio y por ello perdonó sus numerosas infidelidades, entre otras, las que tuvo con Lázaro Galdiano y Narcís Oller, infidelidades que ella misma confesó. Pero Emilia quería ser y estar libre. No era amiga de ataduras ni convencionalismos aunque lo amó profunda y apasionadamente durante más de tres décadas: “Lo merezco todo. Y, sin embargo, te quiero, te quiero, te quiero”, le escribió en una de sus cartas. Los amantes pasaron años viéndose a escondidas, tal vez con la complicidad de amigos y conocidos. También viajaron a diferentes capitales europeas, viajes que les permitía vivir su relación libre, lejos de la fuerte exposición y miradas estrechas de la rancia sociedad española.

Entre 1898 y 1919 transcurrieron los mejores años para ambos, tanto a nivel personal como literario. Los dos genios se amaron profundamente: “mundo necio, que prohíbe estas cosas; a Moisés que las prohíbe también; a la realidad, que nos encadena; a la vida que huye; a los angelitos del cielo, que se creen los únicos felices… Felices, nosotros. ¡Ay!”. (Emilia Pardo Bazán, 1889).

Hace apenas un año, la editorial Turner publicó Miquiño mío, Cartas a Galdós, un epistolario que describe la relación, dando testimonio de las emociones y deseos compartidos junto a la escritura, oficio común y espacio de encuentro en la distancia. Cuando los amantes no podían verse la escritura les acercaba, mantenía encendido el fuego de la pasión y el deseo ardiente del uno por el otro…Cientos de cartas constituyen un fiel testimonio de los deseos, los sueños, las ganas, la espera…Miles de palabras sobre el papel expresando la intimidad más íntima a la espera ansiosa de un nuevo encuentro, en el que la escritura cedía el paso a la oralidad que acompañaba a las caricias y a la consumación de los apetitos y anhelos. Las cartas de Pardo Bazán muestran a una mujer que se deshace ante las señales de su amante y amado: «Miquiño, mi bien: me están volviendo tarumba tus cartitas. Creo que jamás escribiste con tanta sencillez, con una gracia más bonita y más tierna. No sé las veces que he leído esta última epístola, ni el bien que me hizo, ni cuánto se me humedecieron los ojos… Un beso del fondo del alma»(1989).

Poco tiempo después, la ‘gallega’, perdida por sus huesos, no tiene reparos en subir el tono y hacer su apuesta: «Pánfilo de mi corazón: rabio también por echarte encima la vista y los brazos y el cuerpote todo. Te aplastaré. Después hablaremos dulcemente de literatura y de la Academia y de tonterías. ¡Pero antes morderé tu carrillito!» Y añade maternalmente: «No fumes mucho, no». Puede que las expresiones parezcan contenida aunque los mensajes subliminares hablan con una claridad meridiana. Ella no se arrepiente de nada, lo desea más allá y por encima de lo que piense la sociedad o imponga la doble moral tan propia de aquel tiempo. Ella es feliz y quiere seguir sintiéndose así tal y como recuerda después de cada encuentro: «Imposible parece que […] quede todavía una comezón tan grande de charlar más y un deseo tal de verte otra vez en cualquier misterioso asilo, apretaditos el uno contra el otro, embozados en tu capa o en la mía los dos a la vez, o tumbados en el impuro lecho, que nuestra amistad tiernísima hace puro en tantas ocasiones. Sí, yo me acuesto contigo y me acostaré siempre, y si es para algo execrable, bien, muy bien, sabe a gloria, y si no, también muy bien, siempre será una feli­cidad inmensa, que contigo y solo contigo se puede saborear, porque tienes la gracia del mundo y me gustas más que ningún libro. Yo sí que debía renunciar a la lectura y deletrearte a ti solo. ¿Qué mejor obra, entre las tuyas, que tu espíritu mono, simpático y fresco? Ven luego, ven, que me haces falta. Hay mil corrientes en mi pensamiento que solo contigo desahogo. Ven, Santander ya debe de estar feo, frío, gris y aburriente»

Ambos escritores tuvieron mucho en común. Ambos ‘picotearon’ con todos y todas. A ella se le conocía el affaire con Blasco Ibáñez.  A Galdós se le contabilizaron amores como Concha-Ruth Morell, Lorenza Cobián o Teodosia Gandarias…En común tuvieron el gusto por una sensualidad libertina…Podría decirse que disfrutaron de su sexualidad con una libertad inusual en aquel tiempo y mantuvieron una relación abierta y plena de juegos eróticos: se gustaban, se buscaban, se divertían…Y también se amaron. Ella le llamaba «miquiño mío», «monín», «pánfilo de mi corazón», «roedor», «camaraíta», y se identificaba como «tu rata», «tu peinetita», «tu buitra» como escribe en otra misiva: «Ven a tomar posesión de estos aposentos escultóricos. Aquí está una buitra esperando por su pájaro bobo, por su mochuelo […] Hay en mí una vida tal afectiva y física, que puedo sin mentir decir que soy tuya toda: toda, me has reconquistado de muchas maneras y más que nada porque nunca me habías perdido; porque te quise ayer y te querré mañana»

El nacimiento en Santander de la única hija (ilegítima) de Galdós, a la que dio sus apellidos, pudo señalar el comienzo del fin. O, tal vez fuera cuando Emilia se negó de una vez por todas a cambiar la tónica de su relación: él quería una formalidad que ella no necesitaba…Nada dejó escrito al respecto. Al parecer poco a poco la relación se tornó profesional, correcta y respetuosa…El amor tan ferozmente erótico fue perdiendo intensidad para descender trasformado en pura admiración intelectual…Aunque nunca se sabe, porque donde hubo fuego siempre pueden quedar rescoldos…Una cosa parece segura: el amor de Bazán siempre fue Galdós y viceversa…

Pero sigo siendo el ‘rey…’

Según la RAE, reY: 1.-  Monarca soberano de un reino 2.-Persona que por matrimonio tiene la dignidad de rey o reina 3.- Pieza principal del juego de ajedrez, la cual camina en todas direcciones, pero solo de una casilla a otra contigua, excepto en el enroque…
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A tres días del discurso pronunciado por Felipe VI el 23-F resaltando la figura paterna como determinante para la detención del aquel golpe de Estado, paladín de nuestra recién nacida democracia, los medios de comunicación destapan un nuevo pago del emérito al fisco, esta vez de cuatro millones de euros, a fin de regularizar su situación eludiendo, otra vez, una posible actuación penal en su contra. Y conforme escuchaba esta noticia una musiquilla comienza a rondarme la cabeza y resuenan los compases de aquella famosa ranchera que inmortalizara el cantante mexicano Vicente Fernández, cuya letra viene al pelo para aderezar el contenido del presente post:

Yo sé bien que estoy afuera
Pero el día que yo me muera
Sé que tendrás que llorar…

Han tenido que pasar siglos para que los historiadores destapen la verdadera personalidad de aquellos hombres que portaron la corona sobre sus cabezas a lo largo de nuestra Historia, desde que las Monarquías se instauraron en nuestro territorio a través de la figura de don Pelayo, el primer Rey astur sobre cuya identidad existe una gran controversia: que si fue un duque visigodo, que si un noble godo o la que parece más verídica, un simple caudillo local convertido en héroe mitificado tras la batalla de Covadonga…Sea como fuere don Pelayo acaparó un relato épico, según algunos, explotado durante el franquismo, presentándolo como defensor acérrimo de los cristianos y de los asturianos…Y así comenzó todo, con un caudillo elevado a la categoría de Rey, título que adoptaron muchos nobles de entonces en una Península poblada por pequeños reinos independientes que convivieron durante ocho siglos hasta quedar unificados en una sola corona cernida sobre las cabezas de los Reyes Católicos allá por el siglo XV…

A partir de ahí la genealogía se convirtió en un factor categórico, taxativo y concluyente…La sangre circulando a través de generaciones de seres humanos destinados, desde la cuna, a regir los destinos de su pueblo. Así, sin pasar ningún test psicotécnico, ni examen de valoración de aptitudes o capacidades. El heredero no era elegido sino impuesto por riguroso orden de nacimiento. Por eso nos han gobernado a pesar de las enfermedades, por encima de incapacidades de todo tipo, verbigracia Felipe III, un ludópata redomado a quien no le preocupaba gobernar o Carlos II ‘el Hechizado’, el rey hidrocéfalo, epiléptico, débil, impotente, estéril y mil cosas más sobrevenidas por el agotamiento de la práctica matrimonial endogámica… Felipe V, ‘el rey animoso’ o ‘el rey loco’ (tuvo varios sobrenombres) que sufría de una melancolía permanente provocada por el trastorno bipolar que padecía o Fernando VI que sufrió de alzeheimer y mordía a cualquiera que se le acercara e incluso a sí mismo. De Carlos IV se dice que fue robusto de cuerpo pero débil de mente…Y sobre Fernando VII se han dicho muchas cosas, casi ninguna buena: «vendió a sus padres, traicionó a sus hermanos y legó a su hija una ristra de guerras entre españoles…» Un ‘prenda’ vamos. Eso sin mencionar otras enfermedades de transmisión sexual como la sífilis o los problemas derivados del prognatismo propio de los Austria que dificultaba la masticación de los alimentos en detrimento de la salud digestiva…

Las mujeres, la mayoría reinantes -según comprobamos en la segunda acepción de la RAE- al primar en la sucesión la línea masculina sobre la femenina, también padecieron las consecuencias de las políticas endogámicas dispuestas por las familias…Isabel la Católica tuvo problemas gastrointestinales, algo tendrían que ver los disgustos por las infidelidades de su marido y, más tarde, una grave depresión tras la muerte de su hijo Juan. Doña Juana, su hija, se ganó el apodo de ‘loca’ debido a sus celos enfermizos y múltiples depresiones post parto, interpretadas (por intereses políticos nobiliarios) como delirio y locura…Mª Luisa de Saboya, primera esposa de Felipe V, padeció una grave tuberculosis, fuertes cefaleas y pérdida del cabello y Mª Luisa de Orleans, esposa de Luis I, un trastorno limite de la personalidad. Para concluir, la más castiza de todas, la reina Isabel II que fue diagnosticada de una icthiosis (sic), enfermedad conocida como ictiosis nacarada. O sea, piel escamosa. Lo que hoy llamamos psoriasis…

En fin, la naturaleza no perdona excesos vengan de donde vengan y los excesos de todo tipo han sido muy comunes entre los miembros de la realeza, sus cohortes y allegados. Naturalmente todos, como ahora, fueron vox populi aunque tanto los servidores reales, comprometidos a guardar el secreto de profesionalidad, como los hombres de Estado cercanos al Monarca de turno, intentaran tapar las numerosas vergüenzas de sus majestades disimulando, maquillando, engañando, extorsionando e incluso levantando bulos para desviar las miradas hacia otro lado, al menos, durante un tiempo…

Así que los vicios y virtudes, los errores y aciertos, lo mejor y lo peor junto a algún que otro secreto de Estado, sólo han salido a la luz tiempo después de la desaparición de sus protagonistas. Los reyes, contrariamente a lo que muchos puedan creer o crean todavía, no son seres excepcionales, dotados de determinadas capacidades transmitidas vía ADN que les cualifican para ser quienes son y presidir ‘simbólicamente’ países o Estados. Son meras personas ‘al uso’ (evito decir ‘normales’), como cualquiera de nosotros sólo que su status les otorga privilegios y prebendas ligadas históricamente al desempeño simbólico de un rol cuyo entrenamiento comienza desde la cuna, inculcándoles la conciencia de ser quiénes son, lo que representan y lo que puede llegar a ser y a representar… Así, poco a poco, se van adentrando e instalando en el imaginario colectivo hasta ocupar el lugar que les corresponde en el organigrama social de su tiempo…

No nos engañemos. Incluso las más recientes biografías de algunos miembros de la Casa Real, se han publicado previo maquillaje para evitar escandalizar a esa parte de la sociedad que la considera como más allá de este mundo, envuelta en un halo de sacralidad y, por ello, intocable…. Basta echar una mirada a la hemeroteca para comprobar aquellos tiempos en los que aparecía toda la familia real fotografiada en los jardines de Zarzuela, en el palacio de Marivent o en las regatas. Todos tan elegantes, bien avenidos, tan campechanos y ‘normales’ (ruego me perdonen la comparación…). Luego vino la separación de los Duques de Lugo, los escándalos de los Duques de Palma, la cacería de elefantes en medio de la crisis, los amoríos reales, la abdicación, las cuentas de don Juan Carlos que no cuadraban, el exilio a Abu Dabi y nuevamente las cuentas sin cuadrar…Aún son muy pocos los que consideran que la Monarquía es una institución obsoleta y bastantes quienes la miran con buenos ojos, toleran, justifican y hasta perdonan sus múltiples pecados, esos mismos que corren un tupido velo o cierran los ojos ante la falta de pudor y ejemplaridad de sus miembros… ¿Hasta cuándo tendremos que esperar para conocer la verdad? Mucho intuyo. Puede que yo posiblemente no lo vea…

Y de nuevo suenan los acordes en mi cabeza y tarareo la siguiente estrofa de la canción:

Con dinero y sin dinero
Yo hago siempre lo que quiero
Y mi palabra es la ley
No tengo trono ni reina
Ni nadie que me comprenda
Pero sigo siendo el rey…

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