
Eleonor Manuel de Villena, nació en #Valencia a finales de la #EdadMedia en 1430. Hija ilegítima de #EnricVillena y sobrina de la reina María, esposa que fue del rey #AlfonsoElMagnánimo, apenas con cuatro años quedó huérfana, haciéndose cargo de su educación su tía, la Reina doña #María que al no tener hijos propios la trató y la quiso como si fuera hija suya.
En aquella época era frecuente que los hijos ilegítimos reconocidos como tales, acabaran ingresando en la vida religiosa o en el clero. Digno destino para el fruto del pecado, de los devaneos y debilidades de muchos hombres ‘de bien’. Eleonor, fue educada como una princesa en el seno de la realeza, con la que estaba emparentada, gozando de una formación privilegiada acorde a su estatus nobiliario, aunque poco frecuente siendo mujer. Los años vividos en una corte abierta y culta, dejaron en ella una impronta que sin duda, portaba ya en el ADN desde su nacimiento pues su padre era poeta.
Pocos datos han llegado sobre si hubo o no una propuesta de matrimonio para ella porque con quince años, ella misma pensó en ingresar en el convento de la #SantísimaTrinidadDeLasClarisas –orden femenina de San Francisco- de Valencia, convento que había fundado su tía María. Tras su ingresó cambió su nombre en el siglo por el de #IsabelDeVillena. Aunque recluida y entregada a la oración y la vida monástica, Sor Isabel mantuvo una estrecha relación con su tía, quien había dispuesto durante la fábrica del cenobio, la construcción de estancias propias donde permanecía algunas temporadas recluida y apartada de la vida en la corte. En 1463 y fallecida la actual Abadesa, Isabel fue elegida para relevarla, ocupando dicho cargo hasta su fallecimiento el 2 de julio del año de 1490.
No estamos frente a una mujer corriente, más bien al contrario. En opinión del jesuita #JoanCostaiCatalá, fue incluso más culta que #TeresaDeJesús pues: Dominava el llati, sabia teologia, i tenia un prestigi no ya com a abadesa d´un important convent, sino com a persona culta, que la santa castellana no arribà mai a tindre en eixe camp. Sea o no cierto, la monja valenciana presenta un perfil adelantado a su tiempo, debido tanto a la naturaleza de su carácter como a sus orígenes aristocráticos que hicieron posible su instrucción y formación pues, el acceso de las mujeres a ciertos niveles intelectuales estaban prácticamente vetados y sólo la vida religiosa permitía a las féminas, en algunos casos, unir a la oración una vida intelectual plena, permitiéndole invertir el tiempo entre los rezos, la lectura y la escritura. Y digo, en algunos casos, porque los conventos reproducían la jerarquización social imperante en la época, estableciendo una clara diferenciación de estatus entre unas monjas y otras dependiendo de sus orígenes y linajes, lo que nos lleva a comprender porque Isabel de Villana o #SorJuanaInésDeLaCruz -dos siglos después- gozaron de un posicionamiento privilegiado aun siendo monjas.
Los cronistas de la época relatan cómo Isabel vivió entregada a la contemplación y a la espiritualidad, dedicándose también a escribir algunos tratados y obras de carácter religioso para sus hermanas del convento, escritos de los que solo se ha conservado #VitaChristi obra reconocida hoy gracias a sor #AldonçaMontsoriu que consiguió se editara en 1497. Aunque parece ser que aparte de esta, también compuso #SpeculumAnimae, en 1460, desgraciadamente desaparecida. Algunos expertos consideran que Vita Christi fue escrita a modo de contrarréplica a la obra de #JaumeRoig, contemporáneo (parece ser que era el médico del convento) que escribió L’Espill o #LlibreDeLesDones, un escrito cargado de misoginia frente al que reacciona la monja, adelantando ideas consideras por algunos pensadores actuales como protofeministas pues, aunque resulte un vocablo anacrónico, no deja de ser una realidad.

Isabel escribe en femenino singular… Con esta expresión me refiero a la creación de un estilo propio, sensible, delicado, impregnado de diminutivos y expresiones cargadas de afecto, otorgando a sus textos una mirada netamente femenina en la que proyectó su propia identidad. Es, tal vez, en esta mirada femenina, desparramada sobre la narración de la vida de Cristo a fin de enseñar a las monjas de su comunidad, donde reside la originalidad de su obra pues, aunque el texto presenta alusiones a autores clásicos y obras patrísticas, se centra en las mujeres que rodearon la vida de Cristo: santa Ana -la abuela- María –su madre- y la Magdalena, tres referentes femeninos con gran presencia en la vida de Jesús que Isabel observa y analiza como mujeres normales, con sentimientos y emociones humanas.
Vita Christi, parece que tiene como objeto principal fomentar la devoción partiendo de una clara defensa de las mujeres que la autora argumenta con una dialéctica irrefutable, cargando contra los tópicos de la literatura misógina característica de su tiempo.
[…] un libro biográfico y de contemplación al mismo tiempo, y si no tenemos en cuenta estos dos aspectos, fundamentales en la intención de la autora, corremos el peligro de no entenderlo, aunque eso no quiere decir que el lector moderno encuentre más interés en la vida de Cristo y en los episodios del más allá […] Martí de Riquer (sobre la Vita Christi)
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