El sentido del ‘humor…’

Imagern Internet

El sentído del humor es un valor en alza, una cualidad beneficiosa para quien lo posee cuyos beneficios se dejan sentir en quienes están cerca. El humor actúa como un bálsamo que proporciona buena salud y alivia las tensiones, por eso la risa se ha incorporado a nuevas formas de terapia. Ya lo decía el mismísimo Freud al otorgar a los chistes y a la risa un papel esencial en el marco de la teoría psicoanalítica.

No obstante hace ya mucho tiempo que dejaron de emitirse programas de humor en la TV, (en la radio sí que hay algunos) ni ningún humorista asiste como invitado a otros programas y se echan de menos frente a tanto dramatismo mundial. Ellos actuaban como versos sueltos intercalados entre las secciones de un concurso, una tertulia o un musical. Cortaban el aire con sus risas, sin más pretensión que la de entretener y nadie se daba por aludido, ni siquiera aquellos a quienes imitaban, que casi siempre, eran los primeros en reirse de sí mismos. Esa era su única misión: ofrecer una perspectiva cómica añadiendo una gotitas de humor a los temas serios de la vida.

Mientras escribo me viene a la memoria el recuerdo de de Tip y Coll, con frac, chistera y bombín o a Eugenio, el catalán de rictus circunspecto que comenzaba siempre diciendo aquello de “saben aquel que diu…”. Con gafas negras de sol, vestido de negro, aparecía sentado frente a un micro que solía sujetar con una mano, mientras acercaba la otra a su boca para dar una gran calada a su cigarrillo y después exhalar una prolongada bocanada de humo… Recuerdo que antes, la gente de a pie, con frecuencia se animaba a contar chistes: en los descansos del trabajo, mientras se tomaba una cerveza o se reunía la familia, alguien se animaba. Se trataba de un humor sano que para nada pretendía ser ofensivo o discriminatorio. O al menos así lo entendía yo, que por entonces, era más joven.

Y así fue como poco a poco estos artistas comenzaron a desaparecer de la escena y de la pequeña pantalla. Todo eso es historia, porque tambien el humor ha cambiado. Supongo que fueron muchos los factores que influyeron en su desaparición, entre ellos algo tuvo que ver la reciente ‘ley mordaza’ que los populares aprobaron con su mayoría. A partir de ahí contar algunos chistes -quién dice chiste dice algún otro ‘sinónimo’ o ‘similar’- puede salir muy ‘caro’. Literalmente. Y ahora el humor se vierte en las redes sociales, donde pulula una buena cantera de personajes ingeniosos de todos los géneros, edades y tendencias. Aunque se trata de un humor diferente, más visual y leído que auditivo, pero inteligente, mordaz, incisivo, con altas dosis de ironía y sarcasmo. O eso creo a la luz de lo que observo en Twitter.

A mi parecer todo está muy politizado y plagado de segundas intenciones. La espontaneidad puede ser sancionada y todo el mundo es consciente de dejar su rastro grabado en la hemeroteca de la red, que por cierto, puede volverse en contra, y si no que se lo pregunten a nuestros políticos tan aficionados ellos a desdecirse o a decir que aquello que dijeron no lo hemos sabido interpertar o comprender… Tantos ‘egos’ que juntos no caben…

 Ante tal falta de humor, por contra, ha proliferado un cinismo exarcebado como actitud practicada, sobre todo, por algunos politicos y políticas de la derecha, con ansias de poder y ganas de acaparar los medios. Un cínico o cínica, por definición, es aquel que habla con falsedad, a sabiendas, y lo hace de manera descarada y desvergonzada. Un ejemplo sería utilizar el concepto universal de ‘justicia social’ para afirmar -sabiendo que no es verdad- que es un invento de la izquierda, cuando todos sabemos que es una concepción que subyace y proviene de la filosofía de Platón y Aristóteles, del que hablan los políticos de uno u otro signo. Sí, al parecer existe una corriente de cinismo actual que nada tiene que ver con aquella otra fundada por Antístenes en Grecia, allá por el siglo IV a. c., que pretendía el regreso del ser humano a la naturaleza sin necesidad de poseer tantos bienes materiales.

Los cínicos actuales suelen presentarse disfrazados de patriotas que enarbolan banderas y simbolos para hacer demagogia a base de criticar e intentar riciculizar a su adversario. Sin propuestas, ni alternativas, ni mencionar sus propios proyectos, se dedican a sólo a prometer aniquilar los logros y derogar las leyes que han ensanchando nuestra democracia. No desean para los demás lo que ellos tienen por eso les viene de perlas vender el neoliberalismo como la panacea o la solución a todos los males. Lo que no dicen es que los grandes ganadores de estas políticas serían los dueños de las grandes empresas y banqueros. O sea , ellos. Y los perdedores los trabajadores y sectores desfavorecidos.

Como diría el conocido humorista Andreu Buenafuente, “Lo serio me aburre. Hay que [aprender a] reírse de todo para poder sobrevivir.”

P.D. El encorchetado es mío…

©lapensadoragaditana