
Según interpretación del Instituto Cervantes el refrán que la título al post -por cierto mencionado en obras de Cervantes y Espronceda – resume la idea de que no basta con rogar a dios para que interceda sino que hemos de poner de nuestra parte y hacer todo cuando esté en nuestras manos. El dicho tiene varios sinónimos usados con frecuencia en diferentes contextos. También hay otros similares aunque menos conocido, como por ejemplo ese que dice «pastores y labriegos: los pies en la tierra, la mirada en el cielo”, que circuló entre los campesinos preocupados ante la escasez de lluvia y la posibilidad de perder las cosechas. Y es que la incertidumbre y el temor a perder la siembra ha sido una constante presente en la vida de los campesinos y agricultores, cuya subsistencia dependía al cien por cien, de que hubiera o no una buena cosecha.
Como siempre, los brazos de la Iglesia han sido demasiado largos, tanto como para abrazar la sociedad en su conjunto para acercarla a su seno. Y así fue como la fe permeó todos los aspectos de la vida: el lenguaje, el calendario, el trabajo, la diversión, la moda, el arte…E incluso extendió su mano hasta alcanzar el poder y formar tándem con el estado, pilares que han caminado de la mano y sustentado durante siglos el devenir de la historia. Como no podía ser de otra manera, “los ciclos secos endémicos de nuestro clima han embadurnado la cultura y religión”. O sea que la Iglesia aprovechaba la incultura y la ignorancia para presionar y manipular a los feligreses, animándoles para que sacaran a la calle a los santos y ‘rogar’ al todopoderoso, que con su infinita bondad y misericordia, enviara la lluvia. Estos eventos cuya finalidad era esencialmente la de ‘rogar’, se conocen como ‘rogativas’ que, según la tradición, se celebraban dos veces al año: por San Marcos y tres días antes de la Ascensión. Parecen pocas, pero todo estaba previsto, por eso tanto el Papa como los Obispos podían convocarlas con carácter extraordinario en otras fechas.
Las primeras rogativas datan del siglo IV y se han prolongado hasta la actualidad, no sólo en España sino en otros muchos países. Un estudio de la Universidad de Zaragoza ha analizado los diferentes tipos de rogativas según la gravedad y sus resectivas correspondencias. Si dicha sequía es leve bastará con una oración simple. Ante una sequía media ya se expone al santo intercesor. Para una grave convienen las misas y procesiones dentro de la Iglesia. Si es muy grave las rogativas salen ya del espacio interior para procesionar fuera de la Iglesia. Y si es crítica será necesario peregrinar con el intercesor a otro santuario. Las oraciones que se recitan durante las rogativas son de dos tipos: ad pretendam pluvia (pro pluvia) y las pro serenitate (para que deje de llover). Todo está previsto.
En España ‘el hacedor de lluvias’ por excelencia es San Isidro Labrador, patrono de la capital. No podía ser de otra manera ‘siendo Madrid España’, según creo recordar… Y es que San Isidro está muy vinculado a las tareas de campo. Según cuenta la tradición, antes de casarse con Mª Toribia, después Santa María de la Cabeza, fue pocero y tras un tiempo de grave sequía, hizo saltar un chorro de agua después de golpear el suelo con su arado, convirtiéndose así en el valedor de las precipitaciones.
Otro conocido santo intermediario, por detrás de San Isidro, fue San Vicente Ferrer, valenciano, a quien el Cardenal Cañizares, cuando siendo arzobispo de Valencia padecimos otro ciclo de sequía, dirigió sus plegarias junto a obispos, sacerdotes y laicos… Creo que desde entonces por allí se han producido diversas borrascas, ciclones tropicales, danas, gotas frías y otros fenómenos caracterizados por las cuantiosas lluvias. Es más, creo que ha habido pueblos y ciudades del levante Mediterráneo que se han inundado y declarado ‘zona catastrófica…’ ¿Será verdad que funciona? De momento y por si acaso, parece que ‘el Abuelo’ desfilará hoy por las calles de Jaén. Por cierto, la última vez que salió fue hace unos 74 años… Todo ha cambiado…Dicen que la fe mueve montañas, aunque la que suscribe se declara agnóstica, además de racional y sensata, por lo que nunca se atreverá a negar la evidencia. Habrá que esperar…Mientras tanto, los gobiernos deberían tomar conciencia, concienciar a la población y controlar el agua como bien público, mirando por los intereses de la ‘vida’ en nuestro planeta, sin caer en disputas electoralistas y partidistas…Porque ya lo dice el refrán: a dios rogando, pero con el mazo dando…
Por si acaso, y como de momento no se podrá hacer otra cosa, si hay quien se anime, aquí dejo una de las referidas oraciones ad pretendam pluvia: “Oh Dios, en quien vivimos, nos movemos y existimos: concédenos la lluvia oportuna para que, ayudados con los bienes del presente, apetezcamos confiadamente los eternos. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén”.
Que dios reparta suerte y que así sea…
©lapensadoragaditana