“Vanidad de vanidades, todo es vanidad.” Eclesiastés 1:2

La semana ha resultado de vértigo, cosa que personalmente agradezco. Las vidas rutinarias y planas, a menudo nos hacen olvidar la sensación que produce un buen subidón de adrenalina, aunque sea a base de tener que oír las barbaridades y los anacronismos de Abascal y Espinosa de los Monteros. Dos reyes de mambo reducidos a la categoría de simples teloneros…
Curiosamente la susodicha semana comenzó con la celebración del ‘día de la felicidad’. La Asamblea General de la ONU decretó en la resolución 66/281 de 2012 que el 20 de marzo se celebrara este día como recordatorio de la relevancia que tiene para toda la ciudadanía, y de paso, dar el toque a los gobiernos del mundo sobre la responsabilidad que tienen de incluir en sus políticas este objetivo. La resolución incide en la importancia de enfocar un crecimiento económico más inclusivo y equilibrado a fin de alcanzar a todos los grupos sociales.
Esta iniciativa se inspiró en Bután, un reino budista situado al pie del Himalaya que se abrió al mundo en 1974 y que prioriza la Felicidad Nacional Bruta sobre el Producto Nacional Bruto. Para alcanzar este fin, la felicidad, se apoyan en nueve pilares: bienestar psicológico, salud, educación, cultura, distribución del tiempo, calidad del gobierno, relaciones sociales, ecología y vivienda. El caso es que parece que funciona, pues una encuesta realizada en 2010 reveló que el grado de satisfacción vital situaba a la mayoría de la población en la media o por encima. Por otro lado, en cuanto a la ‘Transparencia Internacional’, Bután se coloca en puesto 27 entre 168 países, lo que nos informa de un grado de corrupción valorado con 6,5 puntos para el año 2016. Esta puntuación se entenderá mejor si la comparamos con otras situadas en otro extremo: Sudán del Sur (179 puntos), Somalía (179 puntos), Siria (178 puntos) y la lista continúa… Podría seguir relatando las bondades de Bután, pero para acabar solo añadiré que se considera un país «parcialmente libre», según un estudio realizado en 2017. Y sí, después de conocer estos datos y haber leído un poco acerca de su historia y situación actual, a mí también me pasa por la cabeza la idea de instalarme allí…
Lo malo es que el Día de la Felicidad pasó sin pena ni gloria. Apenas lo insinuaron en las noticias de la TV y la radio, porque el grueso informativo estaba pendiente del bombazo de la semana: la moción de censura. Periodistas, politólogos y tertulianos varios y de diversos signos, se pasaron el día diagnosticando, apostando por los suyos, desgranando la noticia en un análisis minucioso en el que pocos tenían buenos augurios y, prácticamente a todos, les parecía inoportuna e innecesaria.
Y con estas expectativas llegó el día. En mi modesta opinión, los protagonistas han sido los más perjudicados y sirvieron en bandeja la posibilidad de recitar y enumerar las múltiples acciones del gobierno, enfatizando las dificultades de la coyuntura histórica que les ha tocado, aunque eso sí, sin una pizca de autocrítica. El Presidente y la Vicepresidenta, cuyas intervenciones no tenían límite de tiempo, para exasperación del candidato Tamames, se presentaron como coalición y Pedro Sánchez dejó espacio a Yolanda Díaz para que avanzara el programa del proyecto SUMAR que presentará en breve. Su discurso me mantuvo sin pestañear y me pareció ilusionante. En general hubo buenas intervenciones en las que no faltaron citas literarias y aforismos de los clásicos: Joan Fuster (Baldoví); Catón el Viejo, (Rufián); Jaime Gil de Biedma (Mireia Vehí); Steve Jobs, (Espinosa de los Monteros) e incluso a Pau Gasól, a quien mencionó Tamames.
Del Sr, Tamames solo puedo decir que le vi fuera de lugar, un tanto perdido. Demasiado mayor para este reencuentro con un Parlamento que nada tiene que ver con el de sus tiempos como diputado, Parlamento en el que impera una dialéctica sustentada en nuevos códigos y términos. Ágil, fluida, cruda, demasiado rápida para él, en estos momentos de su vida. Esto dicho naturalmente desde el más sincero respeto y sin dudar un ápice de su valía como intelectual y académico, aunque no comparta sus opiniones.
De vez en cuando me acordaba de las imágenes de su despacho en su casa, lleno de libros amontonados, de cuadros, poster y una mesa de despacho a tope de papeles. Y pensaba en lo tranquilo y a gusto que debía pasar los días entre sus cosas, una vida ajustada a unos horarios y ratos de descanso con su familia y amigos cercanos, los de su quinta. Y me preguntaba ¿qué necesidad tiene este hombre de semejante berenjenal? Las razones de Tamames puede que sólo él las conozca. A mi me parece que algunos egos son gigantes que se alimentan con la egolatría, la fatuidad y el orgullo. Supongo que hay momento en la vida en que una debería saber elegir acertadamente entre la vanidad o la sabiduría…
Los ecos de la censura han durado poco tiempo. Los partidos mayoritarios parecen conformes porque cada uno, según su propia versión, ha cumplido sus objetivos, sobre todo los del PP, cuyo protagosnismo se ha visto incrementado por la ruptura con VOX de la Sra. Ayso y la enorme ‘peineta’ de Mañueco a una diputada socialista…’Y como vivimos una sociedad líquida, todo ha pasado tan rápido como una estrella fugaz, a la que como tal me he permitido pedir un deseo que no puedo revelar para que se cumpla…
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