Entre la realidad y la performance…

“Vanidad de vanidades, todo es vanidad.” Eclesiastés 1:2
Peridis. El País, 24 de marzo.

La semana ha resultado de vértigo, cosa que personalmente agradezco. Las vidas rutinarias y planas, a menudo nos hacen olvidar la sensación que produce un buen subidón de adrenalina, aunque sea a base de tener que oír las barbaridades y los anacronismos de Abascal y Espinosa de los Monteros. Dos reyes de mambo reducidos a la categoría de simples teloneros…

Curiosamente la susodicha semana comenzó con la celebración del ‘día de la felicidad’. La Asamblea General de la ONU decretó en la resolución 66/281 de 2012 que el 20 de marzo se celebrara este día como recordatorio de la relevancia que tiene para toda la ciudadanía, y de paso, dar el toque a los gobiernos del  mundo sobre la responsabilidad que tienen de incluir en sus políticas este objetivo. La resolución incide en la importancia de enfocar un crecimiento económico más inclusivo y equilibrado a fin de alcanzar a todos los grupos sociales.

Esta iniciativa se inspiró en Bután, un reino budista situado al pie  del Himalaya  que se abrió al mundo en 1974 y que prioriza la Felicidad Nacional Bruta sobre el Producto Nacional Bruto. Para alcanzar este fin, la felicidad, se apoyan en nueve pilares: bienestar psicológico, salud, educación, cultura, distribución del tiempo, calidad del gobierno, relaciones sociales, ecología y vivienda. El caso es que parece que funciona, pues una encuesta realizada en 2010 reveló que el grado de satisfacción vital situaba a la mayoría de la población en la media o por encima. Por otro lado, en cuanto a la ‘Transparencia Internacional’, Bután se coloca en puesto 27 entre 168 países, lo que nos informa de un grado de corrupción valorado con 6,5 puntos para el año 2016. Esta puntuación se entenderá mejor si la comparamos con otras situadas en otro extremo: Sudán del Sur (179 puntos), Somalía (179 puntos), Siria (178 puntos) y la lista continúa… Podría seguir relatando las bondades de Bután, pero para acabar solo añadiré que se considera un país «parcialmente libre», según un estudio realizado en 2017. Y sí, después de conocer estos datos y haber leído un poco acerca de su historia y situación actual, a mí también me pasa por la cabeza la idea de instalarme allí…

Lo malo es que el Día de la Felicidad pasó sin pena ni gloria. Apenas lo insinuaron en las noticias de la TV y la radio, porque el grueso informativo estaba pendiente del bombazo de la semana: la moción de censura. Periodistas, politólogos y tertulianos varios y de diversos signos, se pasaron el día diagnosticando, apostando por los suyos, desgranando la noticia en un análisis minucioso en el que pocos tenían buenos augurios y, prácticamente a todos, les parecía inoportuna e innecesaria.

Y con estas expectativas llegó el día. En mi modesta opinión, los protagonistas han sido los más perjudicados y sirvieron en bandeja la posibilidad de recitar y enumerar las múltiples acciones del gobierno, enfatizando las dificultades de la coyuntura histórica que les ha tocado, aunque eso sí, sin una pizca de autocrítica. El Presidente y la Vicepresidenta, cuyas intervenciones no tenían límite de tiempo, para exasperación del candidato Tamames, se presentaron como coalición y Pedro Sánchez dejó espacio a Yolanda Díaz para que avanzara el programa del proyecto SUMAR que presentará en breve. Su discurso me mantuvo sin pestañear y me pareció ilusionante. En general hubo buenas intervenciones en las que no faltaron citas literarias y aforismos de los clásicos:   Joan Fuster (Baldoví); Catón el Viejo, (Rufián); Jaime Gil de Biedma (Mireia Vehí); Steve Jobs, (Espinosa de los Monteros) e incluso a Pau Gasól, a quien mencionó Tamames.

Del Sr, Tamames solo puedo decir que le vi fuera de lugar, un tanto perdido. Demasiado mayor para este reencuentro con un Parlamento que nada tiene que ver con el de sus tiempos como diputado, Parlamento en el que impera una dialéctica sustentada en nuevos códigos y términos. Ágil, fluida, cruda, demasiado rápida para él, en estos momentos de su vida. Esto dicho naturalmente desde el más sincero respeto y sin dudar un ápice de su valía como intelectual y académico, aunque no comparta sus opiniones.

De vez en cuando me acordaba de las imágenes de su despacho en su casa, lleno de libros amontonados, de cuadros, poster y una mesa de despacho a tope de papeles. Y pensaba en lo tranquilo y a gusto que debía pasar los días entre sus cosas, una vida ajustada a unos horarios y ratos de descanso con su familia y amigos cercanos, los de su quinta. Y me preguntaba ¿qué necesidad tiene este hombre de semejante berenjenal? Las razones de Tamames puede que sólo él las conozca. A mi me parece que algunos egos son gigantes que se alimentan con la egolatría, la fatuidad y el orgullo. Supongo que hay momento en la vida en que una debería saber elegir acertadamente entre la vanidad o la sabiduría…

Los ecos de la censura han durado poco tiempo. Los partidos mayoritarios parecen conformes porque cada uno, según su propia versión, ha cumplido sus objetivos, sobre todo los del PP, cuyo protagosnismo se ha visto incrementado por la ruptura con VOX de la Sra. Ayso y la enorme ‘peineta’ de Mañueco a una diputada socialista…’Y como vivimos una sociedad líquida, todo ha pasado tan rápido como una estrella fugaz, a la que como tal me he permitido pedir un deseo que no puedo revelar para que se cumpla…

Entre las luces y las sombras…

Nosotros debemos pensar que somos una de las hojas de un árbol, y el árbol es toda la humanidad. No podemos vivir los unos sin los otros, sin el árbol. (Pau Casals)
Imagen Internet

Esta semana se cumplieron tres años desde el inicio de la pandemia. Aquel 14 de marzo el Presidente del Gobierno anunció por TV el decreto que nos obligaba a un primer período de confinamiento por quince días. Muchos dudamos que dos semanas fueran suficientes, pero casi nadie imaginó lo que se avecinaba. Desde aquel momento los medios de comunicación y las redes sociales permanecieron unidas en un único clamor, informando a diario sobre los afectados, los fallecidos así como de la incidencia del virus en nuestro país y en el resto del planeta.

Por primera vez algo nos afectaba como ciudadanos del mundo. La  OMS se dirigía y marcaba directrices para todos los países y la UE aunó esfuerzos dictando políticas sanitarias y económicas para sus miembros. Nos encerramos en nuestras casas. Fuimos modélicos como sociedad. Arrasamos los supermercados para aprovisionarnos, alteramos nuestras rutinas y dimos riendas sueltas a la imaginación, en un alarde de creatividad sin precedentes, para mantenernos sanos y cuerdos…

Por si no fuera ya bastante, el virus obstaculizaba nuestras emociones, despojándonos de los gestos y señas habituales, impidiendo los abrazos, los besos o cualquier otra muestra de cariño en la cercanía. Pero no nos conformamos porque, tal vez más que nunca, necesitábamos expresar los sentimientos. Por eso aprendimos un nuevo lenguaje que nos ayudara a transmitir el amor, el deseo, el cariño…Y en el mundo de los afectos surgieron nuevos códigos capaces de comunicar en la distancia las emociones más profundas.

Las nuevas técnologías estuvieron a nuestros servicios. Las pantallas nos mantuvieron conectados, salvaron nuestros trabajos convirtiendo nuestras casas en oficinas y colegios. Los balcones hicieron de escenarios y patios de recreo…Descubrimos que sólos no podemos hacer nada, necesitamos a los demás, somos interdependientes y estamos interconectados…

Y en medio de aquel tsunami, una oleada solidaria nos envolvió, y viendo asomar las orejas del lobo, una vez conscientes de nuestra vulnerabilidad, comenzamos a considerar que las crisis nos hacen más fuertes, que de esta saldríamos reforzados y mejores personas. O eso se nos repitió sin cesar. Y a pesar de las pérdidas humanas, del dolor por tener que dejar solos a nuestros familiares sin poder atenderlos o acompañarlos, muchos comenzamos a ver en la pandemia una oportunidad para practicar la resiliencia, la solidaridad, la compasión. Todos hicimos un gran esfuerzo, particularmente los sanitarios, con quienes contrajimos un gran deuda de gratitud por su conducta intachable, su entrega y su profesionalidad. Este sería un buen momento para valorar sus contratos, aumentar las plantillas y mejorar las condiciones de trabajo. Serían medidas necesarias e inteligentes  pues pudimos comprobar que los recortes de Rajoy nos dejaron una sanidad deficiente, que hacía aguas, incapaz de abordar tamaña situación y que si nos salvamos fue gracias a la profesionalidad de los sanitarios…

Echando la mirada atrás, ahora que lo hemos superado, todo me parece una terrible pesadilla, y haciendo un ejercicio de empatía, una locura afrontar semejante situación desde la responsabilidad de un gobierno. Ningún partido estaba preparado. Todos hubieran cometido errores. Lástima que la oposición no estuviera a la altura. Como siempre dio una cal y dos de arena, queriendo sacar provecho o haciendo leña del árbol caído, y como suele suceder, criticó y criticó pero sin hacer propuestas más allá de una ‘ley de pandemias’. Y aquel mismo año presentó una enmienda a la totalidad por la gestión de la Covid-19, acusando al Gobierno de los pésimos trámites llevados a cabo, culpándole de minimizar los daños y generar una crisis en la sanidad pública. Ver la paja en ojo ajeno, olvidando el brutal tijeretazo del que no nos hemos recuperado…Y entonces el hermano de Ayuso ayudó con sus mascarillas y ella con el Zendal, mientras los mayores morían en las residencias y sobre ‘los protocolos de la vengüernza’ la fiscalía corrió un tupido velo…

Siempre nos quedará la duda sobre qué hubiera sucedido si entonces hubiera gobernado Pablo Casado y su séquito. Por muchas dificultades que este gobierno progresista hubiera sospechado cuando se conformó, nadie, absolutamente nadie, hubiera podido prever semejante coyuntura, como tampoco la guerra, la erupción de un volcán o la crisis de las energéticas y ahora la inflación…Grandes retos en una misma legislatura… A toro pasado resulta fácil hacer demagogia, elucubrando sobre cómo lo habría hecho si los gobernantes hubieran sido ellos. Personalmente esa hipotética situación me genera dudas, sobre todo si pienso en los ERTES, en las rebajas de la gasolina, las ayudas para transportes o para el pago de facturas de luz, medidas de las que se están aprovechando los mismos que tanto las han criticado. Claro que no nos pueden sorprender, porque con el escándalo de las tarjetas black, quedó demostrado lo miserables que los que más tienen pueden llegar a ser…

Y justo ahora, cuando apenas quedan unos meses de legislatura y lo más difícil ya está hecho, a pesar de las incertidumbres económicas, justo ahora,  viene la extrema derecha para decir por boca de Tamames lo mal que se hizo todo, lo mal que está el país, y de paso,  proponer lo que consideran mejor para la España que ellos tienen en su cabeza, que es la que les conviene, la patria, esa que ya no existe de verdad y no es más que un rancio espejismo al que nos quieren arrastrar  y en la que, según parece, ni el propio candidato cree.

El escenario está preparado y los actores ensayan la puesta en escena. Por lo pronto el texto que leerá el candidato Tamames y que se ha ‘filtrado’, parece eludir cuestiones cruciales, que tal vez, podrían colisionar con la ideología ultraderechista como son el aborto o la violencia de género… Desde mi modesta condición de ciudadana de a pie, sigo sin comprender el sentido de una censura presentando a un candidato que discrepa del programa, que se supone, debería defender. ¿Cuál es el juego entonces? ¿Qué oscuras intenciones alberga la formación ultra y su líder? De momento el Sr. Tamames tendrá su minuto de gloria, el mismo con el que pasará a los libros de historia… Después, ya veremos…

Presuntos e implicados…

InformativosHuelva

Al parecer, la ciudadanía de a pie -entre la que me cuento- tendrá que esperar todavía más, hasta que los informativos de radio y TV cuenten alguna buena noticia.

Por si no tuviéramos bastante con la subida de la luz, los carburantes, la malversación,  la ley de ‘sí solo es sí’, y sobre todo, la cesta de la compra, ahora se destapa una nueva trama de corrupción, esta vez, en el seno del partido del gobierno. El escándalo llegó de la mano del diputado canario Juan Bernardo Fuente. Sí, el mismo que defendió en la Tribuna de los Oradores que «combatir el fraude fiscal es una prioridad». Ese. Tito Berni para los amigos, para algunos como para mí, un absoluto desconocido, al menos, fuera de su tierra –creo-. Uno de tantos que, sobre todo, se dedica a calentar el escaño y participar en una de esas comisiones por las que también cobra, pero de la que nunca se sabrá nada. Pues bien, como decía, saltó la noticia de una trama en la que se le considera presunto e implicado, bautizada por la policía como ‘caso Mediador’, por alusiones al quien desempeñaba dicho papel y de cuyo teléfono móvil se publicaron unas fotos en las que el señor diputado aparece en actitud poco elegante, mostrando torso flácido de hombre maduro, junto a colegas y prostitutas  o ‘amigas’, en una pose ‘afectuosa’ según él mismo  ha explicado. Sólo resta añadir, que en dichas fiestas, con pintas de cierta cutrez, según parece, también se consumían sustancias estupefacientes ilícitas…

Parece ser que este señor, elevado por su cargo a la categoría de ‘señoría’ tras las últimas votaciones democráticas, aunque de dudosa moral y escasez de ética a la vista de los hechos, ha olvidado que somos nosotros, los ciudadanos, quienes pagamos su sueldo. Personalmente nada me importa su vida privada, ni su ámbito de intimidad, que por cierto, no ha sabido preservar ni siquiera por respeto a su propia familia. Sus relaciones o sus vicios no tienen interés para mí como particular sino como diputado y representante del pueblo a quien, posiblemente, sus paisanos creyeron un hombre sin tacha, íntegro, que merecía el respeto y la honorabilidad de ostentar dicho cargo…Aunque pudiera ser, a lo peor, que simplemente fuera en las ‘listas’…Lo ignoro. En cualquier caso, no hay justificación para lo supuestamente sucedido.

Apenas difundidas las primeras pinceladas de tan golosa noticia, la oposición al completo se lanzó sobre la presa como buitres hambrientos al acecho, directos a morder la yugular, arremetiendo para llegar a las entrañas, sin receso ni piedad, olvidando que no se puede ‘nadar y guardar la ropa’ y que frente al ‘caso mediador’ de sus contrincantes, ellos tienen mil en el baúl de los recuerdos y otra causa más en curso: la ‘Kitchen’. Una vieja herida protagonizada nada más y nada menos que por el presidente de la Audiencia Nacional, presunto e implicado. Causa, que de inmediato, despertó el interés de los adversarios, quienes se arremangaron enseguida sacando antiguos cadáveres de los armarios, removiendo Roma con Santiago, al igual que los otros, todos a una…

No me voy a refugiar en el plural mayestático. Hablaré a título personal para decir que estoy harta de tantos espabilados que van de listos. Cansada de pagar el pato, de que me coman la moral y me humillen considerándome menos inteligentes que ellos. Hastiada de que me roben la esperanza, me hayan vuelto desconfiada, arrastrándome a pensar que ‘todos son iguales’. Estoy desencantada por el modo en que utilizan las instituciones en beneficio propio, de que después lo niegen con tanta cara dura y de que, encima, más de uno salga indemne… Exasperada de tanta política chunga, de las puñaladas traperas, de los palos en la rueda, de las trampas, de las puertas traseras, del ‘y tú más’, de ver la paja en el ojo ajeno…Empachada con tanto ego cargado de soberbia y prepotencia…

Y me pregunto: ¿Para cuándo una política decente, constructiva, elegante, inteligente, honrada, que anteponga el bien común a los interes personales o partidstas? Lo sé. Se me coló un pensamiento bastante utópico. Me conformaría con que hubiera un poco de decencia y algo más de inteligencia…

Respecto a esta última idea, la de la inteligencia, Maquiavelo escribió en El Principe una fase que me dio mucho qué pensar: «Hay tres clases de cerebros: el primero discierne por sí; El segundo entiende lo que los otros disciernen, y el tercero no discierne ni entiende lo que los otros disciernen» No seré yo quien haga en voz alta la reflexión…Que cada cual haga la suya…Yo ahí lo dejo…