Reescribiendo la Historia…

«La presente Ley tiene por objeto reconocer y ampliar derechos a favor de quienes padecieron persecución o violencia, por razones políticas, ideológicas, o de creencia religiosa, durante la Guerra Civil y la Dictadura, promover su reparación moral y la recuperación de su memoria personal y familiar, y adoptar medidas complementarias destinadas a suprimir elementos de división entre los ciudadanos, todo ello con el fin de fomentar la cohesión y solidaridad entre las diversas generaciones de españoles en torno a los principios, valores y libertades constitucionales».(Ley de Memoria Histórica, art. 1)

A la derechona valiente y a la derechita cobarde le salen ronchas cuando se trata de la ‘memoria histórica’. Es un capítulo vetado. No aceptan ‘pulpo’ como animal de compañía. Cero a la tolerancia cero. Así que pasan por encima de los miles de muertos ejecutados por orden de algún que otro general franquista, como fue el caso de Queipo de Llano en Andalucía. Por el contrario pretenden hacer la vista gorda ante la masacre, nada más y nada menos, que de 40.000 víctimas…De ahí que sus principales líderes pongan punto en boca y callen (recuerdo que el que ‘calla otorga’)  o salgan rápido a decir que es mejor preocuparse por los vivos, que a los muertos hay que dejarlos reposar en paz… Y yo me pregunto ¿a qué muertos se refieren?  ¿Descansarán en paz los ejecutores después de semejante tropelía? ¿Habrá paz para los malvados?

Mucho -demasiado diría yo- estamos tardando en saldar las cuentas pendientes. Eliminar privilegios anexos a condecoraciones y cargos. Prebendas concedidas al calor de la sangre inocente derramada. A las derechas católicas, apostólicas y romanas no les bastó ganar guerra y humillar a los vencidos durante los 40 años de dictadura, sino que pretenden seguir haciéndolo sin mostrar el más mínimo respeto o pudor por quienes fueron asesinados con crueldad, injustamente…Afirman que lo mejor es callar por los muertos pero tal vez sea mejor hablar por los que aun viven…

Esta semana, sin embargo, se hizo justicia en Sevilla y, por ende, en Andalucía. La salida de los cuerpos se produjo, tal y como se había vaticinado: cuando la Macarena vistiese el luto por el día de los difuntos. Y los féretros salieron sin más protocolo que el estrictamente necesario, sin manifestantes, sin discursos, en la soledad y el silencio de la noche, ante la presencia de unos pocos familiares y periodistas de ambos bandos que quisieron actuar como testigos presenciales del cierre de este capítulo de la Historia.

Todo comenzó hace apenas unos días, cuando el pasado 24 de octubre, el secretario de Estado de Memoria Democrática envió una carta Hermano Mayor de la Hermandad de la Macarena, trasladándole la orden de exhumar los restos mortales del General junto a los de su esposa y de Francisco Bohórquez, dando cumplimiento así a la Ley de Memoria Histórica. La respuesta fue contundente: “A partir del 1 de noviembre, cuando la Virgen se vista de luto, la exhumación será inminente” . Y así ha sido. Aunque en  el seno de la Hermandad parece que hubo alguna que otra discrepancia, en general, se ha experimentado cierto alivio tras la salida de los cuerpos, con gran pesar por parte de las familias implicadas que ven cómo se retiran injustamente (según ellos) los honores y preeminencias disfrutados desde 1951.

Desde ahora en adelante, el suelo del Camerino de la Virgen aparecerá cubierto con una alfombra.

Para conocer muy por encima la condición de este sujeto en cuestión, baste tirar de archivo y recordar las numerosas perlas de Queipo animando a matar a los rojos y violar a las rojas, ambos castigos merecidos por republicanos, por estar en el bando contrario, pasando por alto que en muchos casos no hubo elección porque muchos se despertaron un día en territorio contrario al nacional, etiquetados y obligados a defenderse de sus propios hermanos, amigos y familiares.

Antes como ahora, los medios de comunicación se utilizaron como instrumento de difusión y, en este caso, de adoctrimnamiento. Y el general franquista puso la radio al servicio del régimen : “sus charlas se oían por todo el país, y durante esos quince a veinte minutos diarios, Unión Radio Sevilla acaparaba toda la audiencia española”. Las soflamas de Queipo fueron muy numerosas, más de 600 en aproximadamente ocho meses en los que puso voz a un odio visceral hacia los republicanos. El conocido ‘virrey de Andalucía’, en sus alocuciones radiofónica animaba a “perseguir a los rojos como a fieras, hasta hacerlos desaparecer a todos” y sobre todo alentaba a los soldados para que violaran a las mujeres: “Después de todo, estas comunistas y anarquistas se lo merecen, ¿no han estado jugando al amor libre? Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricas. No se van a librar por mucho que forcejeen y pataleen”

No obstante, junto a Queipo han reposado los restos de un segundón: Francisco Bohórquez Vecina,  mano derecha y brazo ejecutor del General. ¿Qué sabemos de él?

Natural de Ubrique “era el auditor encargado de ratificar las sentencias de los tribunales militares creados en tiempo de guerra en nuestro país”. Aunque más desconocido, fue quien aprobó todas las sentencias ordenadas por Queipo. Según afirma el historiador Francisco Espinosa: “Al final de cada sumario, siempre aparecía su firma y justo debajo la de Queipo”. Fue Bohorquez quien acercó al General a la Hermandad de la Macarena e hizo que fuera nombrado Hermano Mayor Honorario.

Entre sus muchas intervenciones merece destacar la venganza llevada a cabo contra el último alcalde republicano de su ciudad, Ubrique. Para ello removió Roma con Santiago, manipulando hasta que consiguió encarcelarlo en Sevilla, instruyéndose un juicio sumarísimo en su contra, dictándose procesamiento y auto de prisión el mismo día. Apenas dos días después se celebró el Consejo de Guerra en el que fue acusado de saqueos y asesinatos, por lo que se le fue imputado el delito de rebelión militar siendo condenado a muerte. Fue Bohórquez quien aprobó la pena máxima contra el alcalde que fue fusilado el 24 de febrero de 1937.

Francisco Bohórquez fue nombrado hijo predilecto de la ciudad de Ubrique y dio nombre a una de sus calles, honores que le fueron retirados en 2006.

A la espera quedan otros tres generales: José Antonio Primo de Rivera, Moscardó y Milan de Bosch. El Ministerio de Defensa trabaja para que sus restos sean exhumados, dando cumplimiento así a la Ley de Memoria Histórica…

Discurso de Queipo de Llano