Las nuevas líderes de la derecha son juveniles, atractivas, brillantes y, sobre todo, malas. Caerán bien, caerán mal, pero suponen uno de los aspectos más interesantes de la política española actual…(Almudena Grandes).

El artículo de opinión de Almudena Grandes de esta semana en El País no tiene desperdicio…La autora, con esa pulcritud y sentido del humor que la caracteriza, ha sabido seleccionar las palabras exactas para decirlo todo en apenas unas pocas líneas, en las que sintetiza, con gracias e ironía, una realidad a la que, tal vez, poca gente presta atención: las derechas evolucionan hacia un nuevo paradigma de liderazgo femenino según el cual las mujeres se descubren mucho más atrevidas, desafiantes, farrucas y bastante menos comedidas, sumisas o discretas… La reflexión y agudeza de verbo de la escritora por descontado, muy por encima de quien suscribe, despertó e inspiró mis propias consideraciones. Y, desde luego, es un hecho destacable que entre Loyola de Palacios, la primera mujer Ministra de Agricultura con el todopoderoso Aznar y Cayetana Álvarez de Toledo, Ayuso o Macarena Olona media un abismo, mucha rivalidad y una enorme maldad política..
Para empezar la representación y participación de las féminas en el organigrama del Estado ha variado bastante y hemos pasado del 19% del primer gobierno de Aznar al 61% en el actual de Sánchez. Una apreciación cuantitativa que mejora aún más si se matiza cualitativamente pues, los primeros ministerios detentados por ellas, guardaban una estrecha relación con los denominados ‘saberes’ propios de género (Educación, Cultura, Medio Ambiente…) a diferencia de las actuales ministras que ocupan carteras de enjundia tales como Economía, Hacienda, Trabajo, Ciencia…Que no digo yo que estos nombramientos no lleven una dosis de intencionalidad electoralista, pero no cabe duda que el cambio es evidente y que las voces forman un coro donde la paridad se evidencia e incluso, llegado el momento, se decanta por una mayoría en favor de las féminas sin complejo…
Este protagonismo femenino siempre ha sido propio de la izquierda, de su idiosincrasia. En sus filas se libraron y se libran las grandes batallas por la igualdad, se han reivindicado derechos y abierto espacios para múltiples debates, algunos de los cuales ya son historia. No obstante, de un tiempo a esta parte, las ‘políticas’ (femenino de ‘políticos’) de la ‘derecha’ parece que han roto moldes, ganando en representación numérica y exposición pública, tanto en el ámbito nacional como autonómico y municipal, con mayor o menor relevancia y acierto.
Cuando recuerdo a la ex Ministra de Sanidad, Ana Matos (por no remontarme mucho más atrás) y a continuación escucho a Cuca Gamarra, pienso: algo está cambiando en la derecha… Si se trata de Macarena Olona o Rocío Monasterio, de quienes no diré nada para no dar pábulo ni protagonismo a la extrema recién llegada, la cosa queda mucho más clara y me da por mal-pensar que los clichés fabricados por ambas derechas están pensados para inspirar a una parte importante de su electorado: mujeres conservadoras, intelectualmente brillantes (al menos en la superficie), envueltas en una pátina de pseudomodernidad en la que puedan verse reflejadas tanto las jóvenes como las de mediana edad y las mayores, cuyos ideales continúan encarnando. O sea, algo así como ir arreglada pero informal… Tradicionales a la par que modernas…
Mujeres angelicalmente ‘malas’ o diabólicamente ‘buenas’ -cada cual elija su oxímoron favorito- que han ido surgiendo a la diestra a fin de consolidar un nuevo paradigma que, en el sector más moderado personificado en la figura de Casado, lucha por imponerse desestabilizando a la actual cúpula. En esta pugna por el poder el líder se ve enfrentado a uno de los linajes femeninos más potentes fundados por Esperanza Aguirre, quien otrora abrió una brecha desde la presidencia de la Comunidad de Madrid. Su cursus honorum incluye los cargos de ministra de Educación y Cultura, presidenta del Senado y finalmente Concejala del Consistorio de la capital en el que despuntó como feroz rival y opositora de Manuela Carmena. Posteriormente y, como ‘por la boca muere el pez’, cuando se descubrieron no una sino cientos de ‘ranas y culebras’ acompañados de otras tantas ‘víboras y sapos’ que croaban a la par, a Aguirre no le quedó otra que dimitir y retirarse de la vida pública en 2017.
Como en todo linaje quien lo encabeza debe asegurarse la reproducción, la continuidad y la perpetuación, necesitando de un sucesor o sucesora a quien transmitir el legado, los conocimientos, los signos identitarios de una forma de gobernar y de unas señas propias para que prevalezcan en el tiempo y garanticen la inmortalidad y la pervivencia en la memoria. Así que tras el intento fallido de Ignacio González, los ojitos de la ex presidenta se posaron en ella, en la denominada por The Times ‘dama de Hierro’: Isabel Díaz Ayuso. Ella fue su colaboradora, encargada de gestionar la cuenta de Twitter del famoso ‘Pecas’, la mascota de Esperanza… Durante la campaña de 2015 narraba las idas y venidas de la candidata a quién aclamaba como ‘mi rubia castiza’ tres veces guapa (como la Macarena), halagos que siempre finalizaban con el asentimiento de Pecas: ¡Guau! No escatimó zalamerías ni adulación llamándola ‘mi Jefa’, defendiéndola y justificándola a través de una cuenta (@SoyPecas) que presentaba el ‘supuesto’ perfil del seguidor como un can «Incontrolable, Liberal y Seductor…» Vamos, el vivito retrato de quien lo acogió en su seno…
En fin, frustradas las expectativas sobre González y tras el patinazo de Cifuentes (de quien no diré nada para no hacer leña del árbol caído), Ayuso se revela, hoy por hoy, como legítima sucesora que no solo cuenta con el visto bueno de la Sra. Aguirre, sino también con el beneplácito de Cayetana quien actualmente la camela no se sabe bien con qué turbias intenciones (o no).
Y así están las cosas. Ayuso mantiene a raya al linaje Casado-Egea-Almeida. Se siente segura, pisa fuerte, habla por sí misma (eso dice) aunque detrás tenga la mano de su spin doctor, quien pudo aprender del mejor, el único e insuperable: el maestro Aznar…Sea como fuere ahí están ellas luchando, haciéndose oír, acaparando titulares, sacando las uñas…Y ahí están ellos, asustaditos perdidos, desconcertados, a la expectativa, mediando, dando pases de pecho a los medios…Y me da que todas ellas, las nuevas lideresas, darán la batalla…¡Ojalá la ganen y ojalá le ganen (a ellos)!
Difícil me lo fiais…