Las seis mujeres del ‘genovés…’

«Cristóbal Colón es uno de los hombres más conocidos de la historia, sin embargo se hace poco hincapié en las mujeres que influyeron su vida tanto en lo personal como en lo profesional…Sin ellas tal vez esta página de la historia no sería la misma…»
Fotografía: mp_dc

En la entrada anterior me dediqué a disertar sobre el término ‘colonización’, revisando las derivadas semánticas surgidas a raíz de su incorporación a otros ámbitos apartados del de su procedencia. Por aquellos días la palabra se repetía una y otra vez, quien sabe, si  a causa de la cercana celebración de la festividad de la Hispanidad… Claro que de esto hace ya tres semanas, muestra inequívoca -que no deja de sorprenderme- de la fugacidad en la que estamos instalados. Hasta tal punto vivimos en lo efímero que incluso el desastre volcánico de la isla de La Palma, comienza a bajar el tono y a ocupar los segundos planos en las noticias… Parece que todo se volvió apremiante, inminente e imperioso, que casi nada puede esperar. Craso error: los grandes momentos requieren una espera activa aunque serena y pausada… Como quien se relame anticipadamente pensando que degustará la más suculentas delicias y al hacerlo las papilas gustativas se estimularan poniendo en alerta a los demás sentidos… Los sabios griegos se referían a estas cosas como las ‘vísperas’, es decir, el día que antecede a una fiesta o celebración especial, la misma que, en cierto modo, la ocasiona…Las vísperas, según qué circunstancias, constituyen la sal y la pimienta de lo que está por llegar…

Pero no siempre hemos vivido así, con tanta prisa. In illo tempore se vivía lento, a menos revoluciones por minutos. Todo fluía de otra manera y la vida acontecía a pequeños intervalos que obligaban a esperar…Y si no que se lo pregunten a Colón ¿Qué hubiera pasado si no hubiera tenido la paciencia de aguardar seis años hasta que los RR.CC aprobaron su proyecto? Que tal vez no lo hubiera llevado a cabo y, quién sabe, cómo se habría escrito este capítulo de la Historia… En fin, en aquellos días que escribí la entrada la Oficina del Español se estrenaba con el remake de su Director sobre la ‘colonización del Nuevo Mundo’, una adaptación en la que se alineó totalmente con los conquistadores, a los que defendió a ultranza. No me extrañaría nada que hubiera realizado un Máster acelerado siguiendo el modus operandi propio de su nuevo Partido…

No obstante, la reciente y atrevida versión de Cantó, preocupado por aparentar una autoridad supuestamente inherente a un cargo diseñado a medida para el que no da la talla, resultó tan pretendidamente moderna como añeja obviando, por supuesto, la participación y relevancia de algunas mujeres en la gran conquista, autoridad y osadía que sí han tenido algunas historiadoras analizando la trayectoria personal de Colón para visibilizar a las mujeres  de su entorno y reivindicar el papel que desempeñaron en la vida del descubridor. 

Hay quienes afirman que ‘detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer…’.  Probablemente en algunas ocasiones sea verdad, pero a ninguna se le ha hecho justicia. Traigo esto a colación porque, aunque bajó la intensidad del debate sobre el colonialismo, de manera particular, sobre la gesta que Colón realizara allá por el siglo XV, es posible que muy pocos conozcan a las mujeres que lo acompañaron y facilitaron su hazaña.

La figura del descubridor ha generado una gran controversia: desde su lugar de nacimiento (parece que la tesis más acertada es que fue natural de Génova) hasta el lugar donde reposan de sus restos… Sólo unas cuantas cosas están claras: que fue un gran navegante, que hizo cuatro viajes al Nuevo Mundo y que tuvo dos hijos: Diego y Hernando….Aunque estas pocas cosas no hubieran sido posibles sin la intervención de seis mujeres que, sin duda, formaron parte integrante de la vida del insigne marino, aunque la historia no les haga los honores…

1.- Felipa Moniz de Perestrello (la esposa). Nacida en Portugal en 1476. Hija de Isabel Moniz, dama de la duquesa de Viseu, y de Bartolomé de Perestrello, capitán donatario de la isla Porto Santo, un archipiélago de Madeira frente a las costas de África. Parece que Felipa (o Filipa) no conoció a su padre que murió en mismo año que ella nació. El gobernador dejó viuda y tres hijos…La familia pertenecía a la aristocracia portuguesa, emparentados con la condesa de Abrantes. No se sabe cómo conoció a Colón, a quien vio en varias ocasiones en el Monasterio Dos Santos de la capital lusa. En 1477 se firmó el acuerdo matrimonial. Ella tenía 19 años y él 25. Montserrat León Guerrero, historiadora de la Universidad de Valladolid en su ensayo Mujeres que ayudaron al plan descubridor de Colón, señala que por entonces él resultaba ser un perfecto desconocido en la corte lisboeta. Según parece ella pertenecía a una familia bien, pero no noble. Tras la boda, la pareja se instaló en Porto Santo, donde habría nacido Diego, el único hijo de ambos nacido entre finales de 1478 o principios del 1479.

De lo que ocurrió después apenas se sabe, aunque según Consuelo Varela, profesora de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), “todo parece indicar que Colón la abandonó». Otras versiones dicen que Colón quedó viudo con Diego, su hijo e incluso otra que dice que Felipa ingresó en un convento.

2.- Isabel Moniz (la suegra). Según el libro Historia del Almirante, la obra biográfica sobre la vida y viajes de Cristóbal Colón, escrita por su hijo menor, Hernando, entre 1537 y 1539, Isabel Moniz, madre de Felipa y suegra de Colón, fue otra mujer clave para el genovés pues, según parece, le habría entregado material perteneciente a su difunto marido sobre rutas secretas de navegación tal y como señala Hernando en su libro: «Le dio las escrituras y cartas de marear que habían quedado de su marido, con lo cual el Almirante se acaloró más, y se informó de otros viajes y navegaciones que hacían entonces los portugueses a la Mina y por la costa de Guinea (…) Y estando en Portugal empezó a conjeturar que del mismo modo que los portugueses navegaban tan lejos del Mediodía, igualmente podría navegarse la vuelta de Occidente, y hallar tierra en aquel viaje». De ser así, “la génesis del descubrimiento de América se encontraría en la información cuidadosamente guardada por la suegra del Almirante y traspasada posteriormente a las manos de su yerno y futuro descubridor oficial de América” (Juan Maura, investigador y profesor de la Universidad de Vermont).

3. Briolanja Moniz (la cuñada). Cristóbal Colón presenta al rey portugués João II el proyecto de navegar atravesando el Atlántico hacia el oeste y abrir una ruta segura para comerciar con Asia. Pero no tiene éxito y abandona Portugal para dirigirse en 1485 a tierras castellanas con su hijo Diego. Llega a Huelva y visita el Monasterio de la Rábida. Su idea era probar suerte con los Reyes castellanos. Sin embargo no era este su único propósito ya que en Huelva también vivía Briolanja Moniz, su cuñada, la hermana de Felipa que, según parece, ejerció de madre mientras Colón realizaba su primera expedición al Nuevo Mundo y se encargó de concertar el matrimonio de Diego con doña Mencia de Guzmán, hija del Duque de Medina Sidonia.

4. Beatriz Enríquez de Arana (la amante). En plenas negociaciones con los Reyes de Castilla, el genovés hace parada en Córdoba donde conoce a Diego de Arana, que después le acompañará en su viaje. Éste le presenta a su prima Beatriz Enríquez de Arana, perteneciente a una familia de labradores que poseían huertas, casas y viñas. Con la joven, de apenas 20 años, pronto mantuvo el navegante una relación de la que nació en 1488 su segundo hijo: Hernando. No llegaron a casarse debido a la brecha social que estableció entre ambos una vez Colón volvió del viaje investido con títulos, honores y riquezas. según Varela, Colón también la abandonó, aunque le dejó una pensión vitalicia según consta en su testamento otorgado en 1506:  «Digo y mando a Diego mi hijo o a quien heredare (…) que haya encomendada a Beatriz Enríquez, madre de don Fernando (o Hernando), mi hijo, que la provea que pueda vivir honestamente, como persona a quien yo soy en tanto cargo. Y esto se haga por mi descargo de la conciencia, porque esto pesa mucho para mi ánima. La razón de ello no es lícito de escribir aquí».

5. Beatriz de Bobadilla (romance). Una mujer poderosa, señora de la Gomera, conocida con el sobrenombre de ‘la Dama sangrienta’ y también ‘la Cazadora’, por la política represiva con la que gobernó en la Isla, enfrentándose a una famosa rebelión de los nativos en 1488, con la que parece que Colón mantuvo un romance. Sobrina de otra Beatriz de Bobadilla, marquesa de Moya, consejera y dama de compañía de la reina Isabel Católica. Según el cronista Miguel de Cuneo, el escarceo amoroso tendría lugar tras el segundo viaje, según consta en el texto. Una hipótesis que rechaza la investigadora Varela quien afirma que » Colón y la señora de La Gomera no coincidieron nunca en la isla».

6. Isabel I de Castilla (la reina). Sin duda, la gran mujer en la vida de Colón. A quien presentó en 1486 su proyecto para crear una nueva ruta hacia las Indias por el océano Atlántico. «Hay un cronista que dice que Colón hacía reír a la reina Isabel, que la encandilaba. Hablaba y ella se quedaba con la boca abierta encantada de escucharlo. Y debe haber sido así, Colón era un hombre atractivo que sabía vender muy bien su idea», describe Consuelo Varela. Lo cierto es que el genovés supo seducir a la reina con tres promesas de sumo interés tanto para ella como para la Corona: convertir al cristianismo a todos los nativos, engrandecer sus tierras y obtener muchas riquezas…

Así mostró el genovés su gratitud a la Reina Castellana: “Solo la reina, mi señora, dio espíritu de inteligencia y esfuerzo grande, y de todo se hizo heredera, de todo esto que fui a tomar en su real nombre”. Objetivo conseguido…

Para que nada siga igual…

vivimos tiempos de cambio. Parece que esta vez la idea puede ser ‘cambiar algo para que todo cambie’, en contra de la célebre y contradictoria expresión gatopardiana: ‘cambiar algo para que todo siga igual…’.
Fotografía: mp_dc

El mundo, la sociedad y nosotros con ella están –estamos- en  cambio permanente. Esta realidad, a pesar y por encima de  las miradas nostálgicas y retroactivas que pretenden imponer soslayadamente una vuelta al pasado, comienza a protagonizar determinadas modificaciones orquestadas desde las altas esferas de Europa, con el fin de impulsar nuevas leyes y normativas acordes con las mentalidades y estilos de vida propios de nuestra sociedad actual. Para empezar tenemos la certeza de vivir en un planeta que sufre continuas agresiones, que padece escasez de recursos, que urge descubrir nuevas fuentes de energía libres de contaminación…Se persigue un cierto equilibrio. Una relación más amable con el entorno que nos rodea incorporando a nuestra cotidianeidad nuevas maneras de interactuar con la naturaleza aceptando que, aunque seamos la única especie que posee conciencia, el resto de seres vivos son ‘sintientes’ tanto en cuanto no son objetos o cosas, condición que hasta ahora se les reconocía. (Una idea que subyace desde hace siglos en el pensamiento budista, respetuoso con el reino animal y con la naturaleza en general). Por eso, aquí en España, recientemente el Senado acordó poner en marcha una nueva Ley de Protección Animal mediante la cual  nuestras mascotas pierden la consideración de ‘bienes muebles’ para ser elevadas a la categoría a la que pertenecen: ‘seres sintientes’, dotados de sensibilidad, que merecen un trato digno y responsable. Hay consenso para reformar el Código Civil a fin de condenar el maltrato y el abandono. Por una vez la iniciativa saldrá adelante sin peleas ni confrontación entre los diferentes partidos…

Si la intención fuera introducir una cierta perspectiva humanista como enfoque de vida, el resultado sería una sociedad más ecuánime, equitativa y justa. Tal vez demasiado generoso para ser verdad…

También desde Europa y, en su caso, desde España, se lanza un llamamiento a la reflexión por boca de sus gobernantes. Resulta que los españoles tiramos a la basura 7.7 toneladas de comida, una media de 31 kilos de alimentos por persona, lo que sucede al tiempo que las colas del hambre se alargan más y más cada día. Desmesura, derroche, desconsideración… De ahí que el gobierno haya presentado un anteproyecto de ley que trae a la palestra este debate poniendo estos datos sobre la mesa para nuestra vergüenza, a fin de concienciar a la ciudadanía subrayando que reducir el “desperdicio alimentario” debe ser un «objetivo ético para el conjunto de la sociedad».

Pronto se generalizará la costumbre de llevarse el correspondiente tupper con la comida pagada y no consumida de bares y restaurantes, costumbre que en algunos lugares ya se practica con total naturalidad…

De fondo, algunos sectores sociales liderados por la derecha, desde el centro a su extremo, hurgan en el pasado para rescatar viejas hazañas y despertar viejas glorias que insertan en sus idearios. Y buceando en la historia parece que desean apoderarse del día de la Hispanidad, del hito del descubrimiento del Nuevo Mundo, lanzando miradas obsoletas y anacrónicas a la par que algunos profanos osan verter nuevas teorías de ‘liberación’ que exaltan la figura de los conquistadores a quienes los herederos de los conquistados deberían estar agradecidos -aún- por el legado recibido: la civilización, la cultura, la lengua, la religión…¿Gratitud? ¿Respeto?

El caso es que hablar de colonización parece que se pone de moda. El término que, dicho sea de paso, no recoge el Diccionario de Autoridades (1726-1739), el primer Diccionario de la Lengua Castellana- desde sus orígenes ha sido utilizado para describir determinados procesos históricos que hacen referencia  a la ‘ocupación de un territorio’ por parte de un Estado para su explotación  y dominio político, económico y administrativo. La RAE ha sido poco generosa con este vocablo aportando una visión demasiado explícita y reduccionista a una palabra un tanto versátil, diría yo, cuyo significado se ha ido adaptando en la medida que se ha extrapolado a otras disciplinas colindantes a la historia, a la sociología y a otras que comparten el marco de las Ciencias Sociales. Así, por ejemplo, la ‘biogeografía’ del siglo XIX extendió su uso para describir la relación de los seres vivos  con su ambiente. El feminismo por su parte adoptó dicho término para defender el cuerpo femenino, tan frecuentemente usado con fines colonizadores por quienes pretenden apropiarse de su uso y disfrute convirtiéndolo en una propiedad o pertenencia. Una mirada condicionada por la visión que del cuerpo de la mujer han tenido los hombres a lo largo de la historia.

Y del cuerpo a la mente, porque también se puede colonizar la mente, soslayar el ejercicio del pensamiento crítico y educar para ‘no pensar’ aprendiendo, en cambio, a hacer cesión en favor de instituciones, partidos o personas para que lo hagan en su lugar. En este caso se trataría de una forma de colonización violenta al tiempo que atractiva para quienes lo pretenden. La historia cuenta con algunos ejemplos (del pasado y del presente) de líderes carismáticos que rigieron los destinos de naciones enteras con millones de seguidores en su haber…  “Colonizar la mente se presenta como una práctica atractiva para ejercer desde el descuido ajeno un poder devastador y alienante mediante el debilitamiento generado por la sumisión de individuos, comunidades y grupos que carecen de recursos psico-emocionales para pensar con autonomía”. El colonizador puede aparecer como un seductor de multitudes que cautiva las mentes ingenuas y las inmoviliza con promesas y palabras provocando en ellos la adhesión incondicional y el sometimiento del pensar y el sentir…

Ahí lo dejo…

El psiquiatra Hugo Bleismar, fallecido recientemente en plena pandemia, desarrolló su teoría sobre el ‘colonialismo emocional’, proceso que describe como una forma de abuso mediante el sometimiento de una persona a otra, sometimiento que se produce mediante la puesta en marcha de una dinámica intersubjetiva por la cual el otro ‘es colonizado’ pasando a sentir, a pensar de igual forma que el sujeto ‘colonizador’.

Finalmente y, descendiendo al plano de lo individual, también existen otros colonialismos más sutiles (en el contexto de las relaciones amorosas), a veces, imperceptibles y es posible que algunas personas hayan intentado ‘colonizar’ a otra alguna vez, aunque haya sido inconscientemente y con casi total seguridad a resultas de haber sido educados en una cultura religiosa que profesa la idea de pertenencia, de posesión,  de sometimiento consentido como símbolo de entrega incondicional y exclusiva. Y también podría ser que otros nos hayan querido colonizar mediante coacción, condicionamientos varios o chantaje emocional… Afortunadamente a veces el tiempo y la madurez se encargan de desmontar estos procesos desvelando las auténticas cualidades del amor sano, el de verdad, el bueno que no esclaviza, ni reprime sino que libera…

En definitiva el uso de la palabra ‘colonizar’ puede extenderse a otros espacios o territorios, por mucho que algunos políticos se empeñen  en  reducir su uso a fin de reivindicar e integrar en sus discursos todo lo que tenga que ver con el colonialismo y el imperialismo español en América y, de paso, aprovechar para excederse en la importancia del castellano -para cuya defensa han creado en Madrid una ‘oficina’- obviando señalar –tal y como hizo en recientes declaraciones el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero- que en el marco de la comunidad hispano parlante España no encabeza la lista de países con mayor número de habitantes de habla hispana sino México con 123 millones, seguido de Colombia con 49 … Si hay que reivindicar se reivindica pero con justicia y respeto: que el castellano cuente con una comunidad tan numerosa como diversa, debería formar parte del tan proclamado ‘orgullo nacional’.

Lo que no se dice, también existe…

Tantas proclamas de las ‘derechas’ sobre el Descubrimiento están levantando ampollas a ambos lados del Atlántico… Las opiniones de ‘aquí’ parecen haber tenido eco ‘allá’ y en las dos orillas se cuestiona la figura de Colón, ensalzada por unos y denigrada por otros… Los de aquí pretenden realzar su papel como liberador de aquellos indígenas a los que definen como asalvajados y caníbales…Los de allí exigen una reparación por el genocidio y aniquilación de los pueblos precolombinos: aztecas, mayas, incas…Cuyas gentes fueron obligados a renegar de su propia cultura en favor de la que les impusieron los conquistadores en nombre de Dios y de Castilla…Tomar la parte por el todo sesga el verdadero relato y no es objetivo…

La gran hazaña del Descubrimiento solo puede ser valorada desde el contexto de su tiempo. Toca a los historiadores hacer pedagogía mostrando los hechos con objetividad, con respeto, libres de juicios o posicionamiento ideológico. El pasado siempre está sujeto a revisión, no pertenece a nadie y es patrimonio de todos. Sería más acertado ocuparse del presente y mirar atrás solo para comprender y aprender…

Personal y transferible…(2)

LA BELLEZA DE LAS HERIDAS, DE LAS GRIETAS, COMO METÁFORA DEL VALOR DE LA HUELLA QUE DEJA EL PASO DEL TIEMPO, COMO ESENCIA DE LA VIDA MISMA…(CELINE SANTINI:KINTSUGI.EL ARTE DE LA RESILIENCIA).
Fotografía: mp_dc

En una entrada reciente hacía referencia a la ‘sociedad líquida’, término acuñado por Bauman que acude a la metáfora del fluido para explicar la concepción de la vida actual en continuo cambio, obligando a los individuos a adaptarse permanentemente. De ahí el símil con lo que sucede cuando vertemos líquido en un recipiente o lo transferimos de uno a otro… Sea como fuere, todo acontece con tanta rapidez que da la sensación que casi todo es sustituible, reemplazable u obligatoriamente caduco…

Aspiramos a la perfección. Defendemos la filosofía del éxito, cuanto más rápido mejor, al tiempo que intentamos ocultar nuestra fragilidad bajo una máscara que protege -o al menos disfraza- los defectos y fracasos para acabar mostrando una realidad que muchas veces no es tal. Algunos se parapetan tras proyectos a priori ilusionantes aunque en realidad no lo sean tanto, pero que vistos desde fuera, resultan suficientemente convincentes. Tanta fugacidad impide focalizar la atención sobre la certeza lo que se posee para centrarla en lo que –supuesta o erróneamente- consideramos que nos falta…

En semejante tesitura todos, unos más que otros, vivimos atrapados en el consumismo, el derroche y, ahora también, en una derivada de éste: el reciclaje. A veces me pregunto si bajo el envoltorio de ‘cuidar el planeta’ en realidad  alimentamos nuevas industrias que amasan su fortuna con la materia prima gratuita que la buena voluntad de muchos les suministra…No quiero ser mal pensada y quiero ver la cara positiva tanto en cuanto algo que parece no servir para nada se transforma en algo nuevamente útil que tiene otra oportunidad de servir gracias a un proceso de renovación…Miles de botellas de agua transformadas en una mochila o en la tapicería de un AUDI… Una prenda de vestir confeccionada con restos de otras, al más puro estilo upcyling… Chanclas que tuvieron una vida anterior rodando como neumáticos quien sabe si de un hermoso Ferrari…O bisutería engarzada con trozos de botellas de licores que lucieron en los bellos estantes de un famoso pub… Visto así la técnica del reciclaje resulta tan atractiva como emocionante. Aunque no seamos conscientes es posible que vivamos rodeados de objetos con historia, con un pasado, reencarnados y dispuestos para una misión diferente –quien sabe si mejor- a la que tuvieron…

Esto me lleva a pensar en el valor de las segundas oportunidades, en las segundas partes de las que se dice ‘nunca son buenas’, en las segundas veces en las que intentas no meter la pata como en la primera…Sí. Me hace considerar, por inquietante que parezca, lo positivo que resultaría que pudiera ser en otro momento u otra vida lo que no puede ser ahora, ni ha podido ser en esta existencia presente… Una idea sin visos de melancolía o tristeza que simplemente me devuelve a la realidad del aquí y el ahora sin nostalgia.

Vivimos bajo la atracción de lo efímero, bajo dominio de lo breve, bajo la tiranía de lo pasajero y la inmediatez de lo momentáneo en contraposición a lo duradero y estable. La filosofía del  carpe diem eclipsó el culto a los recuerdos. El pasado no existe, el futuro tampoco… Y si una mañana cualquiera alguien se  levanta con el pie cruzado, se sirve un café al tiempo que, tras un movimiento torpe o no calculado tira al suelo la taza, automáticamente se dirigirá resignada a recoger y tirar los pedazos a la basura, sin detenerse un segundo a pensar si merece la pena unirlos para rescatarla…En general se tiende a pensar que no merece la pena, aunque el objeto roto posea una historia, una anécdota, esté ligado a momentos especiales o sea un regalo de alguien importante para nosotros…

Y al hilo de estas reflexiones (ahora es cuando mi amiga M. piensa que ya empiezo a ‘hilar…’) me viene a la cabeza una técnica artesanal milenaria originaria de Japón: el kintsugi. Dicha técnica se remonta a tiempo del shogún Ashikaga Yoshimasa (1435-1490), bajo cuyo mandato se desarrolló la cultura Higashiyama, la práctica de la ceremonia del té, del ikebana (arreglo floral), el nōh (representaciones que combinan el drama y la danza) y la pintura con tinta china (tinta que se usó en la escritura china y coreana y, en Japón, en pinturas monocromáticas). Durante este período la cultura estuvo influenciada por el budismo zen, el nacimiento de la estética japonesa como el wabi-sabi (basada en la belleza de la imperfección) y la armonización de las culturas de la Corte Imperial y los samurái.

Pues bien, en el transcurso de una ceremonia de té ante Ashikaga Yoshimasa un cuenco cayó al suelo y se hizo pedazos. El  shogún que le tenía fuerte apego ordenó que la reparasen enviándola para ello a China donde se limitaron a realizar una chapuza uniendo los trozos con unas grapas…No contento con los resultados la entregó a unos artesanos japoneses que le dieron una solución tan atractiva como duradera: unieron cada pedazo utilizando como argamasa barniz espolvoreado con oro. El trabajo resultó espectacular al permitir  recuperar su forma primitiva dotándolo a la par de una belleza extraordinaria procedente de las cicatrices doradas  que el objeto mostraba sin ningún complejo. En lugar de intentar disimular la imperfección los artesanos la transformaron en pura y simple belleza… El método tradicional del kintsugi —también denominado “carpintería de oro”— ha conseguido que algunos objetos hayan llegado a ser más preciados que antes de romperse… El paso del tiempo desgasta objetos que rescatados por medio  del kintsugi se revalorizan y ganan belleza y perfección…

Esta puede ser una hermosa alegoría que ha quedado ligada a una nueva filosofía de vida para practicar en una sociedad que aspira a la perfección y tiende a rechazar o señalar con el dedo lo defectuoso o imperfecto…Todos conocemos el fracaso, el desengaño, la pérdida. Todos nos hemos sentido rotos alguna vez aunque desgraciadamente nos enseñaron a ocultar las heridas, a mantener la compostura, a contener para disimular nuestra fragilidad y fingir fortaleza. Quien más quien menos ha padecido su propio desastre emocional o físico, ha caminado por el borde del abismo y ha cavado su propio pozo para meterse dentro hasta desembocar en un punto de no retorno. Un punto de inflexión, la ‘crisis’ que decían los griegos…

No hay resurgir sin paciencia…

El kintsugi encaja como un guante en nuestra sociedad actual, porque tiene mucho que ver con la superación, con la resiliencia frente a la adversidad. Hemos descubierto la necesidad de reutilizar, de reciclar, el gusto por la artesanía o el bricolaje dejando sitio a la creatividad que nos permite dejar nuestra huella personal en lo que hacemos y también brindar una segunda oportunidad o simplemente reparar lo roto antes de apartarlo por inútil o imposible…

“Hay que dejarse llevar por todo, entregarse a todo, pero al mismo tiempo conservar la calma y tener paciencia. Solo hay una forma de superación que empieza con superarse a sí mismo”. Esta es la receta para la vida que el escritor Fran Kafka nos ofrece en su obra El proceso… Tan sencilla como difícil: “Tenemos que absorberlo todo pacientemente en nuestro interior y crecer”….

Que así sea…

Transiciones: Entre lo individual y lo colectivo…

«Viajamos con las nubes que se disgregan y oscurecen, cambiamos con ellas sin darnos cuenta, a tenor de su frágil dibujo condenado a la agonía antes de que nadie lo haya entendido. En las nubes, y nunca en los papeles, está el jeroglífico verdadero» (Carmen Martín Gaite)
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La cita textual del encabezado corresponde a la novela Nubosidad variable (otra de mis favoritas) de Carmen Martín Gaite. La autora narra con la exquisitez que le caracteriza, la historia de un reencuentro y la reconstrucción de una relación interrumpida. Un relato que parte de las propias protagonistas cuyas vidas transcurren bajo ‘nubosidad variable’, un símil de la vida de verdad, de las transiciones a las que nos somete el tiempo que acontece, casi siempre, en claro escuro, entre luces y sombras…

«El alma humana se parece a las nubes. No hay quien la coja quieta en la misma postura» (CMG)

También el escritor colombiano García Márquez escribió sobre las transiciones en la vida. Imaginada o inventada, entre la realidad y la ficción el escritor afirma: «deja que el tiempo pase, y ya veremos lo que trae». Y eso que el famoso autor no conoció la pandemia. Me pregunto qué hubiera escrito de haber vivido la experiencia del confinamiento, de las muertes, de las soledades obligadas en un tiempo en que cada uno creó su propio Macondo y cada cual vivió su ficción filosofando al calor de los familiares y amigos o etiquetando recuerdos para no olvidar al más puro estilo Aureliano Buendía….

Transitamos y mientras lo hacemos se suceden las danas, las inundaciones, las explosiones volcánicas y lo que sea que tenga que suceder en este planeta que se queja, se revela, ruge y agita tal vez cansado del mal trato recibido por parte de quienes lo habitamos…Como las plagas de Egipto la tierra nos somete, literalmente, nos reduce, nos subyuga, nos domina y nos saquea hasta dejarnos sin nada…Entonces, solo entonces, escuchamos nuestros propios lamentos. Los seres humanos necesitamos perder para comprender el valor de lo que ya perdimos…

Y así aprendemos…

Personalmente también siento y protagonizo mis propias transiciones y pérdidas. Experimento una cierta rebeldía -más bien resistencia- que sé, estoy segura, no será más que un paso en el camino hacia la serenidad, la tranquilidad, la calma, sentimientos que me proporcionarán eso que tanto se parece a lo que algunas personas identifican con la ‘felicidad’…

Pero la vida continúa en todos los órdenes, no solo en lo individual sino en lo colectivo. Esta semana se inició el curso político y se celebró la primera sesión de control del Gobierno. El día anterior la Presidenta dirigió a ‘sus señorías’ un discurso inaugural que sonó a una solemne declaración de intenciones. Batet mostró su disconformidad respecto al mal uso del lenguaje instalado en la Cámara desde comienzos de la legislatura. Incidió y se lamentó de la escasa altura de la dialéctica parlamentaria, venida a menos, pues discurre entre los insultos personales y las palabras gruesas que, lejos que endurecer la oratoria la ensucia y contamina y, en consecuencia, ofrece una imagen sesgada, viciada de la actividad política y de quienes desempañan el noble oficio de representar a los ciudadanos de los que,  por cierto, perciben jugosos emolumentos… Recalcó también su temor ante la pésima imagen que proyecta la clase política y el peligro que comporta porque puede constituir un repulsivo para los jóvenes además de proporcionar una idea de agresividad o violencia verbal que podría extrapolarse a la calle con las consecuencias que esto conlleva… Los políticos constituyen un espejo en el que la sociedad se mira. Cumple, por tanto, una función didáctica y pedagógica actualmente desvirtuada…

Sinceramente no confío en que rectifiquen porque quienes utilizan esta verborrea muchas veces anacrónica y casi siempre de mal gusto, han convertido el insulto en una forma de hacer política, una seña de identidad, una estrategia que, según parece, les da buenos resultados y por eso les conviene, porque les resulta rentable…De ser así ¿para qué cambiar?

A este respecto percibo a mi alrededor un gran desencanto. Unos porque se sienten huérfanos políticos que no encuentran un líder al que entregar su voto. Carecen (mos) de un guía, un gurú político que muestre cierto carisma o visos de mínima credibilidad. Otros ya perdieron la fe y han renunciado a rescatarla. Ya no están abiertos a ninguna opción. Ya no les importa: gobierne quien gobierne todos son iguales…Finalmente, unos pocos, los más mayores, supervivientes de la postguerra, observan con recelo el clima de crispación, de violencia y resucitan en su memoria el ambiente vivido en España antes de la guerra…Ya no temen por ellos. Temen por sus nietos y biznietos…

Por otro lado hay quienes simplemente consideran su propia teoría de la conspiración que puede tener varias versiones, verbigracia la de un técnico de una compañía telefónica que vino a casa hace unas semanas. Un chico de treinta y pocos años (cálculo que hago por los ojos porque como llevaba mascarilla no le vi la cara). Me dio explicaciones sobre posibles causas de la avería y, no sé cómo, la conversación derivó por otros derroteros y ante su desparpajo le comenté que tenía dotes para la política. Y él, sin cortarse un pelo, me replicó que no le interesaba y me explicó su teoría de la conspiración: Todos están de acuerdo, dijo. Hacen el paripé, discuten, se insultan. Montan el teatrillo pero ellos saben que hoy por ti y mañana por mí. Luego salen se toman una copa y se reparten beneficios de todo tipo: dinero, influencias, favores…La verdad, no me pareció tan descabellado…

En un reciente artículo en El País, Julio Llamazares compara el parlamento con una representación teatral. Exactamente lo asemeja a una tragedia griega, Antígona concretamente, aunque la sangre no llegue al río. Y en su disertación menciona a los dos hermanos de Antígona, Eteocles y Polinices en combate ante las murallas de Tebas al comienzo de la obra (Pongo en antecedentes para refrescar la memoria que la trama de esta obra de Sófocles constituye una contraposición entre el orden cívico y el orden divino, dato importante para comprender la comparación). Llamazares señala la sobreactuación del líder de la oposición, en su opinión, más propio de un personaje de ópera que de un político joven actual… Mientras que al representante ultraderechista le recuerda a un personaje mitológico tanto por la actitud como por el discurso: “la ira de los dioses, la traición, la patria sin honor, la sangre derramada inútilmente, la vergüenza…”En resumen el político viene a decir que los españoles estamos hartos de escuchar, que lo que de verdad esperamos y queremos es que se ocupen de los asuntos cotidianos: del paro, los salarios, las pensiones, la sanidad, las infraestructuras en general…Preocupaciones idénticas a las del resto de ciudadanos europeos…

Por otro lado, los ‘populares’ se reúnen para celebrar su Convención. La convocatoria ha dejado perlas para todos los gustos. Perlas pronunciadas por los más grandes, lo ‘ex presidentes’ que ahora permaneces en el Olimpo de los dioses y sólo bajan a la tierra de vez en cuando…También han invitado a grandes personalidades de la cultura para que apostillen sus consignas y, de paso, decirnos al restos de pobres mortales que ‘no sabemos votar’. De haber sido así la Moncloa tendría otro inquilino… Y mientras esto sucede, la impertérrita Presidenta hace su gira por las Américas (pura coincidencia, claro), periplo que aprovecha para dar unas clases de Historia en defensa del legado Español en aquellas tierras a la par que refuta las nuevas teorías indigenistas. La cosa no queda ahí porque la Presidentísima, en una de sus múltiples intervenciones en suelo ‘neoyorquino’, legó a la posteridad esta frase lapidaría: «El indigenismo es el nuevo comunismo…» Ahí queda eso…Y ahora que se las arreglen los de la Convención…

Pero todo esto carece de importancia… Porque lo que esta semana (para mí) puso el dedo en la llaga fueron otros dos asuntos. El primero una carta dirigida a la Directora del periódico El País, escrita por Lara Moreno, bajo el título Nuestra roñosa libertad. La carta constituye un relato en primera persona en el que la autora y protagonista narra las vivencias de un aborto voluntario sucedido hace más o menos un año. El escrito sale a la luz tras las declaraciones realizadas por Marta Vigara a la Cadena Ser denunciando maltrato institucional, violencia obstétrica y la vulneración de la ley del aborto aprobada hace once años… Eso sí que debería preocupar. El segundo asunto es el caso Javier, enfermo de ELA de 58 años, preparado para morir dignamente cuya eutanasia se mantiene en standby en Madrid porque aún no se creó la Comisión de Garantías que establece la Ley, cosa que no es de extrañar teniendo en cuenta el espíritu que subyace en la comunidad médica madrileña encarnada en  el actual presidente del Ilustre Colegio de Médicos de la capital: el ultracatólico y ultraderechista Manuel Martínez-Sellés…Que no digo que dependa de él directamente pero para muestra un botón. Porque el ilustre presidente, por supuesto contrario al aborto y a la eutanasia (y a la Ley LGTBIfobia), se refiere a estas políticas afirmando que «Estamos fomentando una cultura de la muerte».

A mi me parece que crear y regular amplios marcos de libertades no deja fuera a nadie y contempla a todos y todas sin obviar ninguna condición…Y esta conquista no admite rebaja alguna…Y para todo lo demás…ya saben la respuesta…