Derecho de ciudadanía…


Los romanos decían: civis romanus sum (soy ciudadano romano). ser ciudadano era un derecho que primero fue de unos pocos y luego se hizo extensivo a todos desde el nacimiento. No obstante, dicho status podía invalidarse en determinados casos…Ser ciudadano romano era un honor refrendado y representado por el uso exclusivo de la ‘toga’
Fotografía: mp_dc

No solo es que padezca cierta ‘deformación profesional’ sino que tengo el convencimiento de que acudir al pasado es muy útil para comprender el presente o por lo menos ayuda a intentarlo… Y un tanto alarmada y atónita ante los disturbios de los últimos días con motivo del encarcelamiento del rapero Pablo Hasel, me paré a pensar en la identidad ciudadana, en el concepto de ciudadanía…Y pensando, pensado llegué hasta la Antigua Roma, un tiempo en que dicha concepción resultó ser una pieza clave de su historia…Y aviso a navegantes: esta entrada no versará sobre la Historia de Roma… No obstante ¿qué entendían los romanos por ciudadanía? Pues, ante todo, era un privilegio y como tal se otorgaba a determinados individuos. Tan importante fue que sólo los ‘ciudadanos’ tenían derecho a llevar la ‘toga’, prenda, cuyo uso, quedó prohibido tanto a las mujeres como a los no-ciudadanos. Civis romanus sum, ‘soy ciudadano romano’, un privilegio y un honor… Quienes adquirían este status podían desempeñar actividades políticas, cargos públicos del gobierno, formar parte de los grupos o clases dominantes. A cambio obtenían ventajas tanto en el ámbito de lo privado como de lo público, materializadas en exenciones fiscales y políticas así como también quedar exentos de castigos corporales si eran arrestados… Por eso la ciudadanía era un derecho muy cotizado que sólo el Emperador podía otorgar…Supongo que algunas cosas pueden sonar e incluso resultar familiares…

La ciudadanía se obtenía por vía meritoria: sirviendo en el cuerpo de los vigiles urbanis (guardianes y vigilantes de la noche) algunos años; gastando parte del patrimonio en la construcción de una casa en Roma; siendo liberado de la esclavitud… No obstante, con el tiempo, se obtuvo por derecho de nacimiento. Así mismo, este derecho podía perderse voluntariamente -por ejemplo, cuando alguien se trasladaba a otro Estado- o involuntariamente, por  ‘condena penal’ o por ‘exiliarse para evitarla’, por ‘pérdida de libertad’, por captura en el extranjero, por traición y por alguna más que no viene al caso… Y ahora viene la segunda parte ¿cómo identificar o demostrar la ciudadanía? Pues a partir del siglo I a.C. era necesario acreditarse: los soldados extranjeros mediante tablas de bronce y con una tabla de madera si eran civiles. En dichas tablas se inscribían los nombres…

Según podemos comprobar la pérdida de ciudadanía presenta una casuística que puede recordar hechos recientes de nuestra historia…Y digo recordar y nada más que recordar. En todo caso la realidad de la España actual -de Europa diría yo- y de la Roma Imperial, nada tienen en común y resultaría un anacronismo y un error garrafal hacer la comparación. Pero ayuda a comprender la cultura ciudadana que se desarrolló en aquellas sociedades (con todos sus fallos) y la ausencia de dicha cultura en la nuestra, lo que nos lleva a considerar la necesidad de formar e inculcar a nuestros niños implementando una educación para la ciudadanía en toda regla…Aunque debamos esperar algunas generaciones para que todo cuaje y esa formación se imparta no sólo en la escuela sino en la propia familia…¡Pero habría que comenzar ya!

Por todo esto, en mi opinión, el debate sobre la ciudadanía continúa vigente y una mirada a su significado en el marco de una cultura tan ‘moderna’ como la romana, puede resultar verdaderamente inspiradora de cara promover una buena reflexión.

Los romanos consideraban un honor ser ciudadanos del Imperio, por eso constituyó una aspiración de todos incluso de quienes se instalaron en sus fronteras ya fueran latinos o extranjeros. La ciudadanía concedía tanto derechos como deberes civiles. De ahí que se pudiera perder dicho status si no los cumplían….Sobre la práctica, lo verdaderamente significativo fue que la concesión de ciudadanía funcionó como método político de romanización, atrayendo al área de influencia romana tanto a los diversos sectores étnicos como nacionales. De ahí que se haya considerado esta estrategia una innovación y una de las principales claves del éxito de su expansión política y cultural.

Vivimos tiempos de cambios. La pandemia ha agudizado algunas dolencias estructurales que veníamos padeciendo desde años atrás. Vivimos al paraguas de leyes restrictivas impuestas por el gobierno en mayoría de la derecha conservadora, con Rajoy al frente. El caso del rapero Pablo Hasel es un ejemplo de lo que no debería ser ni de lo que debería ocurrir. Toca ya revisar, reescribir y aprobar nuevas leyes. Mientras no llegan, la ciudadanía tiene derecho constitucional a manifestarse y/o promover acciones que favorezcan, aceleren y denuncien injusticias de diverso calibre pero, en ningún caso, puede justificarse la guerra de guerrillas de los últimos días: incendiar contenedores, romper el mobiliario urbano, asaltar negocios, utilizar el piso y las aceras como material ofensivo, insultar y herir a otros (considerados contrarios) son acciones totalmente reprobables que cualquiera debería condenar porque los derechos de cada individuo acaban justo donde comienzan los de los demás…Personalmente apuesto por una cultura de no violencia como vía de entendimiento para la resolución de cualquier conflicto…Y grandes dosis de paciencia…

De ser cierto lo que dicen, da que pensar que muchos de los manifestantes fueran menores sin la más mínima idea de lo que ‘se defiende’. No son ataques improvisados. Según parece, algunos salen de casa con cincel y martillo en la mochila, dispuestos a levantar el suelo para usarlo como arma arrojadiza contra quienes representen al ‘enemigo’. Ser ciudadano implica derechos, sí, pero también deberes, entre ellos, respetar lo público porque lo pagamos todos y cada uno con nuestros impuestos y lo privado, porque sale del esfuerzo personal. Por eso no hay nada que justifique ni la actitud tan violenta, ni el deterioro del material urbano, el incendio de coches, motos o bicicletas, ni los destrozos de comercios y establecimientos varios…

Según la RAE ciudadano/a «es toda persona considerada miembro activo de un Estado, titular de derechos políticos y sometido a sus leyes…» Convendría recordar el significado completo…Dicho queda…

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