Contigo aprendí…

HUBO UN TIEMPO EN EL QUE deseé PERDER LA MEMORIA…OLVIDAR TODO, COMENZAR DE NUEVO Y EMPEZAR A ESCRIBIR otra vez mi VIDA. PERO, AFORTUNADAMENTE, HOY LO SÉ, NO SE PUEDE COMENZAR AUNQUE SÍ REESCRIBIR Y REINVENTAR…ENTRE TANTO, LOS RECUERDOS DEJAron DE SER UNA CARGA PARA CONVERTIRSE EN EL MEJOR DE LOS LEGADOS DE QUIENES HEMOS AMADO Y NOS HAN AMADO…
A mi hijo Carlos, in memoriam
Fotografía: mp_dc

El azar o el destino a veces nos lleva por caminos sinuosos, lleno de curvas pronunciadas y peligrosas que, en ocasiones, desembocan en un acontecimiento que se transforma en un punto de inflexión, un antes y un después…Entonces experimentas la certeza de que todo cambió, que nada será como antes y que jamás volverás a ser como eras. Y entonces cambias de carril, de dirección, de sentido y el mundo se pone del revés y no queda otra que empezar a escribir no un nuevo capítulo, sino un nuevo cuaderno o un segundo volumen, porque el anterior se quedó sin páginas…Por eso a veces tengo la impresión de haber tenido dos vidas. Una primera en la que me comí el mundo a bocados, apuré los tragos hasta el final…Reí hasta que me dolieron las mandíbulas. Busqué y hallé. Disfruté tibios y cálidos placeres. Conquisté y me conquistaron…Amé tanto como me amaron…Viajé hasta la luna y allí me quedé un tiempo, tal vez demasiado, hasta que bajé.. Recorrí laderas, escalé montañas, atravesé ríos, naufragué en mi propia isla…Y un día, inesperadamente, se produjo el giro que me trasladó e instaló en esta otra en la que estoy y a la que llegué encerrada en una enorme maraña, oscura y fría, en la que permanecí no sé cuánto hasta que, distraída, escarbé y escarbé en las paredes amarillas que me envolvían. Pasado un tiempo conseguí hacer un pequeño agujero por el que comenzó a penetrar la luz y el calor…Después, no sé bien por qué, ya no pude parar hasta que me deshice de aquel envoltorio y volé…Fue entonces, en ese preciso instante, cuando comenzó esta otra vida en la estoy ahora… Y esto que escribo no es un lamento, más bien gratitud por haber llegado hasta aquí aunque puede que un tanto apesadumbrada hoy por melancolía y la nostalgia que, a veces, nos traen los recuerdos…

Y en esta otra vida también pasan cosas interesantes aunque carecen de aquel vértigo…Ahora casi todo transcurre entre la mansedumbre y la serenidad. De vez en cuando, muy de vez en cuando, el fuerte viento de levante abre inesperadamente una ventana y entra una fuerte bocanada de aire que revuelve y desordena todo, cosa que -yo al menos- agradezco y disfruto durante esos pocos segundos en los que una se deja atrapar, a sabiendas, que pasará enseguida y volverá la calma, el reposo, la tranquilidad…En esta hay menos yo y más nosotros o ellos, más contemplación y admiración, menos acción…Más placidez, menos ensimismamiento…Y todo transcurre en medio de una gran dicotomía: un yo interior que rebosa juventud, energía, deseos, proyectos, ilusiones que para nada se corresponde con la imagen que cada día descubro ante el espejo, cuando asombrada observo la imagen de una mujer que cada vez me recuerda más a mi madre y menos a mi yo de antes…

Ahora he relajado la confrontación conmigo misma y tengo claro unas pocas cosas: Prefiero calidad a cantidad…Poco y bueno mejor que mucho y malo…La amistad como valor en alza…Amigos, amigos, los que se cuenten con los dedos de una mano. Esos que siempre están, te dicen la verdad aunque no coincida con lo que quiero oír y que no fallan nunca… Siempre sumar y no restar…Huir de lo insano o tóxico…Dejar que la sabiduría se apodere de mi…No quiero estar de vuelta de nada…Llorar no es debilidad…Alegrarme siempre del bien de quienes me rodean…Ser cualquier cosa menos una mujer amargada…Y cuando me toque marchar, hacerlo sin dramas, con dignidad… Y, si fuera posible, sabiendo que algunas de las personas que me quieren o me quisieron, se alegran de haberme conocido…Mientras tanto no hay más tiempo que aquí y ahora…Parece poco, pero es mucho…Gracias hijo, contigo aprendí…