La palabra ‘república’ etimológicamente procede del latín y significa ‘cosa pública’.Es decir, que está relacionado con todo lo que sea de interés común…Cuando los gobernantes son elegidos éste debería ser su cometido: trabajar por el bien de la colectividad, ocuparse y preocuparse de ‘lo público’…No obstante, siempre hay quien utiliza lo público para promover ‘lo privado…’ Aunque nadie debería morder la mano que le da de comer…

Hace un par de semanas, más o menos, escuchaba a la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en unas declaraciones en las que, siendo preguntada sobre el comportamiento bochornoso del Rey emérito, contestaba con acierto, inteligencia y sutileza propias de una mujer de izquierda, que ahora es el momento de ocuparse de la «res publica», de las ‘cosas de comer’, todo a su tiempo… Y es que los políticos parecen haber olvidado su principal cometido: trabajar para res publica. Esta palabra o palabras (res publica) en boca de una política suena a gloria bendita, a música celestial, a responsabilidad, a conciencia social, a integridad, a honradez, a que conoce el terreno que pisa y lo que se trae entre manos…
No hace falta recordar, aunque lo haré, que el término ‘república’ etimológicamente procede de latín. Hemos de remontarnos a la primera etapa de la historia de Roma para encontrar esta forma de gobierno que, dicho sea de paso, sustituyó a la monarquía y condujo a Roma, desde el año 509 al 27 a.C., hacia el esplendor del Imperio… A lo largo y ancho de la Historia el uso de esta palabra se ha ensanchado añadiendo al primitivo significado otros más coloquiales según contextos, acepciones ligadas no a la política sino a situaciones que presentan ciertos matices tal vez derivados del uso coloquial…Según la RAE la voz ‘república’ además de ser definida como lo que es, una ‘forma de Estado’, presenta otros significados como por ejemplo ‘lugar donde reina el desorden’ o ‘grupo de personas, generalmente jóvenes, que conviven para repartir gastos’… Ahí queda eso…
En el María Moliner, mi diccionario favorito, encontramos tres acepciones, desde mi punto de vista muy clarificadoras, sobre todo la segunda: «Conjunto de cosas de interés común para todos los ciudadanos de una nación», significado que encaja con el sentir popular de la Antigua Roma tanto en cuanto se refiere a la esfera pública en general. Por cierto, conceptualmente, este término fue adoptado por los ingleses para denominar a la Commonwealth o Mancomunidad que agrupa a los estados y territorios que formaron parte del Imperio Británico. En definitiva la res publica y república conectan en el origen aunque la inevitable sinergia no impida que ambos conceptos se puedan utilizar por separado según contextos…
Así, durante la Edad Moderna, la monarquía española llamaba ‘repúblicas’ a las pequeñas villas y ciudades del Reino a cuya cabeza y en la cúspide del poder se situaba el monarca de marras. In illo tempore se extendió una visión ‘paternalista’ de la Monarquía que se extrapoló a la ‘familia’ como unidad comparable en su estructura y funcionamiento a una ‘pequeña república’ presidida por el pater familias…Dicho de otra manera: el rey era su reino lo que el padre a su casa… Esta perspectiva que asimilaba el ‘reino’ a la family no está del todo superada, diría yo, de ahí que la familia real -ahora menos- haya sido utilizada durante años por el ‘estado’ como modelo familiar a imitar por los españoles de pro que tanto llegaron a simpatizar con ella…
Pero no nos engañemos, las cosas han cambiado aunque la derecha radical se empeñe en mantener estas y otras estampas e incluso retroceder hasta colocarnos en algunos capítulos anteriores de nuestra Historia presente, capítulos en los que el sustantivo ‘república’ está demonizado y es cosa de ‘rojos’, un concepto anacrónico donde los haya. Como ya sabemos, hoy por hoy, la ‘república’ está siendo reivindicada tanto por la derecha como por la izquierda: una cosa es la forma de Estado y otra el partido que gobierne. Véase Cataluña…
Pero retomando el inicio de este post, oigo a muchos políticos hablar con bastante pudor y reticencia de república y a demasiado pocos de la res publica. Tal vez sea porque parece que esta cuestión afecta sobre todo a marginados, inmigrantes, obreros, desfavorecidos, a pobres, en vista de lo cual el ‘bien común’ comienza a sonar a ‘reparto’ y a ‘igualdad’ y los que tienen nunca querrán repartir con quienes no tienen. Será por eso que el gobierno de Isabel Ayuso – ella es así- pretenda atender dicho bien común con la buena voluntad y la solidaridad de algunos madrileños de los que, seguramente, muy pocos de los que acudan vendrán del barrio de Salamanca, Goya, Castellana, o Chamartín, lugares con mayores rentas…La Presidenta lleva tiempo pretendiendo subsanar una parte de las deficiencias sobrevenidas con la pandemia o el temporal a base ‘voluntad…’ Por eso ha solicitado voluntarios en varias ocasiones. Primero invitó a médicos y enfermeras para que atendieran el Ifema. Luego pidió rastreadores y después personal sanitario para el Zendal, hospital en el que hasta los pacientes fueron voluntarios ‘con autonomía para el aseo y estables…’ (Por cierto, que Ayuso adjudicó a dedo la seguridad del Isabel Zendal a la empresa de una exconcejala del PP en Alcorcón). Por pedir que no quede…Finalmente, este trágico fin de semana en el que la Presidenta estuvo desaparecida desde el viernes, no sin antes dejar encendidas las calefacciones de todos los colegios e institutos de Madrid y despedirse informando que «la nieve nos dirá cómo evolucionan calles y caminos durante el fin de semana», después de reaparecer como si nada a las 11.30 de ayer tras una noche infernal (al menos para los demás, no sabemos para ella) con cientos de carreteras cerrada y miles de coches atascados en calles y autovía, aún así, no tuvo el menor pudor de solicitar nuevamente voluntarios, esta vez, para limpiar las calles… En fin, va a ser verdad que la res publica tiene tantas acepciones -o más- tal y como indica la RAE y, visto lo visto, muchas más formas de interpretarla o entenderla lejos o al margen de su significado político por excelencia…
Personalmente y en lo que a mí se refiere, hace muchísimo tiempo que me ocupo de la res publica tras declarar la república independiente en mi propia casa. Yo misma lo hice por mi cuenta aún antes de emanciparme de mis padres, estatus que mantuve durante los años de matrimonio y que apostillé luego como mujer libre, separada y finalmente divorciada. Nunca acepté otra tutela que no fuera la mía propia y, puedo decir a boca llena, que esto constituye uno de los legados de mayor peso que dejaré a mis hijos, particularmente a mi hija, reivindicativa desde los tres años cuando ponía sobre la mesa sus preferencias respecto al vestuario para ir al cole… O mi hijo mayor que siguiendo mis pasos hace lo que considera por encima de lo que se le dice y, por supuesto, mi hijo Carlos, que se ganó el diploma al ‘más independiente’ cuando asistió a un campamento de verano… Estos conatos de rebeldía han ido cuajando y tomando poco a poco desde el convencimiento, la experiencia propia, la sensatez y la responsabilidad, pilares fundamentales para llegar a ser adultos independientes…

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