
En nuestro país las cosas no van bien. El covid sigue haciendo estragos al tiempo que mina más y más nuestro ánimo, por lo menos el mío. A pesar de levantarme cada día haciendo la misma autoreflexión, poniendo en valor mi salud y cuanto tengo como capitales que me permiten vivir dignamente, sin estrecheces, con comodidades y la despensa llena, por no hablar de mis habilidades para llenar el tiempo con múltiples aficiones entre ellas este blog y gozar de la compañía incondicional de mi preciosa y querida galga que hace mi soledad menos sola… Aún así, llevo días de ‘encefalograma plano’, sumida en un estado a mitad de camino entre melancólico y triste. No puedo evitar pensar que vivir va más allá de estar viva al igual que morir trasciende el acto mismo de la muerte…
Entre lo posible y lo probable, entre lo que puedo y quiero, entre lo que deseo y no alcanzo, lo que tengo y lo que no tendré, lo que espero y desespero… En este océano de añoranzas, dudas e incertidumbres me dejo estar, me reconozco, me miro y me veo… Intento no bajar la guardia, mantener la mirada puesta en el horizonte anhelando otear tierra firme para sentirla bajo mis pies… Luego llega ese instante en que me recoloco, recupero la compostura y tomo las armas, cual guerrera, para que el covid no me quite más de lo que ya me ha quitado: compañía, proximidad, viajes, cine, teatro, amigos, ilusiones, abrazos, besos…Todo queda anotado por partida doble, en el ‘haber’ y en ‘debe’ para cuando sea posible saldar, al menos, una parte de la deuda…Mientras, vivo despacio aunque tenga prisa, intento recordar que, en esta ocasión, casi todo puede esperar y que, al margen de la salud, es difícil distinguir entre lo urgente, lo importante y lo necesario…Y siempre, como dice la canción, la sensación de venir de ‘un mundo raro’ porque casi nada es como era…y ahí lo dejo…
Finalmente, tras varios días de escrutinio (aún sin acabar) los medios de comunicación americanos pertinentes, anunciaron la ‘buena nueva’: Joe Biden es el 46 presidente electo de los EE.UU. Según dicen los expertos gana Europa -sobre todo Alemania- pierde Rusia y China comme ci, comme ça. La era Trump pasa a la historia aunque es seguro que no se marchará sin dar la batalla y montar algún que otro show tal y como nos tiene acostumbrados…Nunca una elecciones habían generado tanta expectación e incertidumbre más allá de las propias fronteras, o eso me parece a mí, tal vez porque nunca antes alguien tan ‘peculiar’ había alcanzado una presidencia del calibre de los EE.UU. Y es que Trump ha logrado transformar a ‘la persona en el personaje’ hasta el punto de no diferenciarse. Resulta harto difícil saber dónde acaba una y comienza el otro porque ambos comparten la escena en la representación de una parodia que se inició el mismo día en el que salió elegido. Por eso, aunque se vaya se queda y su sombra permanecerá en la sociedad americana a la que, hoy por hoy, ha conseguido dividir y confrontar. A Trump no se le puede negar la creación de un estilo de gobierno, el Trumpismo, sustentado en las redes, en las falsas noticias, en verdades sospechosas de no serlo, en mentiras difíciles de probar … Una gobernanza que ha promovido un descarado nepotismo, una tramposa manera de manejar las instituciones en favor propio que, no obstante, ha arrastrado tras de sí a parte de una sociedad diversa, multicultural y multirracial a pesar de su evidente misoginia y xenofobia. Así que bienvenido sea Joe Bidem, a quien de entrada hay que agradecer su talante conciliador, sus buenos, educados y sosegados -modales que contrastan con la actitud beligerante, agresiva, soberbia e iracunda de su oponente- que transmiten una calma, sosiego y prudencia que los americanos y el mundo entero agradece y necesita en estos tiempos que corren. Habrá que esperar…
Debe estar conectado para enviar un comentario.