Entre ‘perras’ anda el juego…

Foto: mp_dc

Desde que Cara llegó a casa para alterar (en el mejor de los sentidos) mi vida, no dejé de preguntarme qué ocurriría cuando viniera mi hija de vacaciones con Bimba, una golden retriever, gordita y rubia que contrasta con mi morenaza y esbelta galga…Desde que la traje en junio, mi hija y yo no hemos parado de hacer conjeturas: a ver cómo se llevan, las tenemos que disfrazar, ojalá se entiendan, les haremos fotos…En fin, no hubo día que no tuviéramos esta conversación…Hasta que llegó el día…

Como suele pasar y, al margen de todas las hipótesis barajadas, Bimba bajó del coche dispuesta a saludarme con lametones, haciendo la croqueta, saltando y otras gracietas variadas hasta completar una larga serie de monadas que ha ido aprendiendo y que repite a su capricho y buen criterio perruno… Cara y yo esperábamos en la acera siguiendo las sabias instrucciones de personas expertas que nos aconsejaron cómo actuar… Pero el encuentro no pudo ser efusivo ni siquiera entre nosotros. Los tiempos que corren exigen la privación de algunos gestos que nos obligaron a contener las ganas de abrazarnos tras siete meses sin vernos…No me quiero ir por las ramas, la cosa va de las perras y de un encuentro que fue como tenía que ser: intenso y olfativo, todo un clásico…

Los primeros momentos resultaron confusos, estoy por pensar que sobre todo para nosotras…Creo que nos mostramos excesivamente protectoras y preocupadas por establecer una clara delimitación de espacios. Ellas ya se encargaron de la reafirmación territorial…Se olieron desconfiadas y, de aquella manera que los humanos no entendemos, dejaron clara la una a la otra quién era quién, es decir: quién la dueña y quién la invitada…Una auténtica paradoja porque Bimba lleva cuatro años viniendo a esta casa y Cara acaba de llegar. Aún así ya no hay ninguna duda: esta es su casa, ella manda… Y mientras esta idea iba calando en sus mentes caninas, la una que come del plato que no es suyo, la otra que bebe agua ajena, dientes de soslayo, un ladrido por aquí, una protesta por allá…Y nosotras tensas y desdobladas, poniendo orden e intentando controlar una situación, a todas luces, gobernada por ellas. La cosa quedó clara, nítida, cristalina, niquelada: entre perras anda el juego…

Bimba

Los golden son perros maravillosos. Buen carácter, cariñosos, sociables, inteligentes…Bimba es preciosa y muy buena, aunque un poco terca y muy suya…Desde que la conozco y a lo largo de estos cuatro años en los que ha desarrollado su personalidad y forjado su carácter, no dejo de repetirme que es una perra feliz…Esa es la definición. Añadiría que es estable y sana, física y emocionalmente. Ha crecido como una cachorra única, mimada, cuidada, rodeada de afecto, de amor y este es el resultado ‘normal’ que percibimos en la mayoría de mascotas criadas en un ambiente tan favorable…

Cara

Cara es una galga y los galgos son una raza especial. No todas las personas pueden tener un galgo y no lo digo yo, sino quiénes entienden…Aunque gozan de una salud de hierro, acorde al dicho ‘carne de perro’, traen de serie un ADN cargado con una información muy particular que les predispones, en cierto modo, para la vida que les espera…Desde que nacen son adiestrados para la caza o las carreras así que enseguida pasan a ser una moneda de cambio, una inversión, un negocio… Su supervivencia depende de su rentabilidad…Los machos, según dicen, son mejor tratados que las hembras quienes frecuentemente permanecen encerradas, condenadas a parir unas cuantas camadas para, finalmente, cuando se les consideran inútiles, abandonarlos a su suerte…Por eso hay tantos galgos en los refugios y por eso quien adopta un galgo, salva a dos: al que se lleva y al que llega rescatado para ocupar su sitio…

Con semejante trayectoria la mayoría porta un mapa emocional turbio, una impronta de humillación y maltrato seguido de graves carencias afectivas de las que nacen actitudes que trastocan su naturaleza haciéndoles desconfiados, asustadizos y sigilosos. Intentan no hacer ruido, ni molestar porque tienen miedo… Están pero no los oyes y pocos hacen de entrada alguna gracia o se prestan a jugar porque son perros sin ‘infancia’…Así es Cara: desconfiada, silenciosa, sigilosa, asustadiza y, ahora, dependiente… Quienes la queremos intentamos resetear su memoria para borrar o, al menos difuminar, los puntos más oscuros de su desconocido pasado. Adentrarme en el universo galgo ha resultado tan interesante como desolador y decepcionante hasta revolver las entrañas tras comprobar que los humanos seamos capaces de cometer tales atrocidades para con otros seres sintientes, hermanos de naturaleza, de los que, por cierto, tenemos tanto que aprender…

Fieles, leales, compañeras inseparables hasta la muerte, nuestras mascotas dan muestra de un amor incondicional y un agradecimiento sin límite…Nos fallarán los amigos, nos darán la espalda nuestros compañeros e incluso, se alejarán algunos familiares, pero ellas jamás nos traicionarán ni se marcharán de nuestro lado…

Cara me hace reír, me reclama caricias, me entrega ‘su barriguita’ para que se la rasque…Y así la he ido conquistando poco a poco… Día a día nos vamos compenetrando, conociendo, aprendiendo nuestros gustos y nuestras manías, acomodandonos la una a la otra… Y la verdad, cuando no estoy con ella la extraño, porque ya forma parte de mi vida…

Te quiero…y lo sabes…