Fallecidos anónimos por covid-19: «In memoriam…»


#YoMeQuedoEnCasa

La pandemia cumple hoy la primera cuarentena completa, es decir, 40 días desde que comenzó. Ahora que miro hacia atrás parece que pasó más tiempo, que ocurrieron demasiadas cosas, tantas que creo que aún no fui capaz de asumir o asimilar… El bombardeo informativo es, en mi opinión, tan excesivo como innecesario. Tanta tertulia, tanta opinión y tantos juicios y dictámenes, al final confunde e inquieta. La ciudadanía no participa en ese juego de verdades, medias verdades y mentiras que la clase política se trae entre manos. Un juego de tronos del que somos meros espectadores, peones sobre quienes recaen con mayor incidencia consecuencias de todo tipo: personales, sociales, económicas… Y en esas estamos, en el ínterim, en el intervalo, en el compás de espera, en el mientras tanto, en el ahora qué y el después qué…Pensando y manteniendo la serenidad que se nos pide mientras contemplamos estupefactos los errores, rectificaciones, rivalidades, protagonismos, críticas destructivas, enfrentamientos y prepotencia de los gobernantes en una lucha de ‘egos’ sin escrúpulos, deseosos de obtener réditos incluso de una situación tan dramática como la pandemia…

La ambición de poder no conoce límites. Algunos políticos se emplean a fondo para hacer demagogia con los muertos, con el llanto de las familias y el honor ultrajado olvidando los propios errores: ‘No hay perdón para los malvados’, ni compasión, ni comprensión para la naturaleza humana…En España sobran tantos políticos como lecciones y dosis de religión. Por contra falta ética, moral, valores y conciencia ciudadana, una asignatura que no debería faltar en nuestras escuelas. De ser así los poderosos y gobernantes serían más honrados, más honestos, más claros, más humildes y generosos y tal vez, quiero creer que sí, se ocuparían más por el bien común que de sí mismos. A ellos les recuerdo que son servidores ‘públicos’ elegidos democráticamente para que nos representen. No son seres excepcionales, todopoderosos y mucho menos, sabios…Si me permiten el juego de palabras lamento decir que la mayoría pocas veces representa a la mayoría…No es momento para que la ‘derechona’ se publicite o busque votos como buitre carroñero entre posibles disidentes, preocupados ante un ejecutivo que se equivoca o duda ante una situación tan insólita como inimaginable… Sinceramente, en mi opinión, ellos (la derecha) no lo habrían hecho mejor…

El coronavirus tiene muchas caras y aristas, algunas ya las he mencionado en diferentes entradas. Hoy toca mirar la cara más amarga y despiadada. Porque la muerte siempre es dolorosa y los familiares nunca estaremos preparados para cuando se nos vayan los nuestros pero en este caso, la muerte conlleva dolor y crueldad. Al dolor de la pérdida se ha sumado la iniquidad de la soledad para los enfermos y para los familiares la impotencia de no poder acompañarlos. El impacto mayor se ha producido en Madrid, ciudad en la que fue necesario habilitar una morgue provisional -el Palacio de Hielo- en cuyo interior se depositaron más de 400 féretros…Hoy por hoy un símbolo de la atrocidad, la desolación y la muerte cuya clausura se efectuó en el día de ayer…El mensaje oficial parecía destinado a subrayar dos cosas: una gestión eficiente y un respetuoso ‘acompañamiento’. El primer tanto se lo apuntaba la Comunidad de Madrid (y por ende el PP de Pablo Casado en su versión más rastrera y desmemoriada) y el segundo contó a favor de la Fuerzas Armadas, ángeles custodios de los fallecidos. No dudo que así fuera. No obstante nunca olvidaremos las emotivas palabras de la Ministra de Defensa, impresas ya en nuestra memoria colectiva no por su oficialidad sino porque destilaban una carga de humanidad tan convincente como necesaria…

Durante generaciones nos hemos olvidado de la cultura de la muerte. Vivimos con demasiada urgencia, deseamos estar a la última en moda o tecnología, lo queremos todo y lo queremos ya…Y por descontado, no pensamos que desde que nacemos morimos un poco cada día…Porque esas cosas les pasan a los ‘otros’, a los ‘demás’… Quizá por estoo se habla tanto de la oportunidad que representa este obligado parón en seco ofreciéndonos ese capital tan apreciado a cierta altura de la vida: tiempo. Un tiempo que ahora corre a la vez en dos direcciones contrapuestas: a favor de la salud, en contra de la economía. y como todos estos pensamientos bullen en mi cabeza quisiera concluir con una reflexión no religiosa sino espiritual y humanista: los budistas hablan del ‘bardo’, un estadio intermedio tras el fallecimiento en el que los seres transitan a la espera de la reencarnación. Lejos de considerar el cielo y el infierno como lugares en los que permanecer eternamente, el budismo no plantea esta dicotomía como un final sino estados por los que pasamos en vida según construyamos nuestras identidades en base a emociones positivas o negativas, virtuosas o perturbadoras… Visto así, la muerte no se contempla como el final sino un nuevo principio, un nuevo comienzo… Una mirada que abre una perspectiva igualitaria y esperanzadora, sobre todo si has perdido la fe…

El pensador judío y lingüista Ludwig Wittgenstein, cuya vida resultó de todo menos fácil, acabó sus días a los 62 años en casa de su médico en la que residía como huésped…Apenas un instante antes de perder la conciencia le susurró al oído: “¡Dígale a los amigos que he tenido una vida maravillosa y que he sido feliz!”… No cabe mayor generosidad… Sea este mi homenaje in memoriam por los fallecidos por covid-19… Sit tibi terra levis …

3 comentarios sobre “Fallecidos anónimos por covid-19: «In memoriam…»

      1. A tí!! Y me alegran también esas sinergias…fue todo un descubrimiento en un camino que con idas y venidas sigo transitando…la meditación cotidiana por ejemplo es algo que llevo conmigo…el Taoismo me abarca más por estas horas. Abrazoo!

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