Mentiras de patas cortas…

Del refranero siempre se ha dicho que es muy sabio. Según la RAE, un refrán es un «dicho agudo y sentencioso de uso común». También se define como una frase de origen popular repetida, en la cual se expresa un pensamiento moral, un consejo o una enseñanza.

Los dichos y sentencias se transmitieron primero de forma oral, y más adelante, se conservaron en diferentes obras conocidas como ‘Refraneros’ que han perdurado hasta nuestros días. Muchos, la mayoría, son anónimos, y a partir de la Edad Media, fueron recopilados por autores de la época como  el Romancea Proverbiorum (s. XIV)  que recoge 150 refranes y Seniloquium (s. XV) con 494 refranes y sobre todo la recopilación atribuida a Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, bajo el título de Refranes que dizen las viejas tras el fuego, con más de 700 refranes.

Por lo general, y teniendo en cuenta su origen, están compuesto con palabras sencillas, de fácil comprensión y un ritmo musical similar al de los versos de un poema o una canción. Es precisamente esta musicalidad la que permite memorizarlo fácilmente. Funcionan como metáforas, con dos significados o mensajes: el que se enuncia de modo directo y la connotación o alusión. Los refranes conforman pequeños núcleos de sabiduría popular que van pasando de generación en generación, tratando de resumir la experiencia de los pueblos y abarcan distintas situaciones de la vida cotidiana. El propósito de los consejos, por un lado, es el de transmitir los valores más tradicionales de una sociedad, por lo que suelen ser de tipo conservador

Algunos historiadores, mencionan el origen de refranes muy concretos, como es el caso aquel que se remonta al siglo XV, al reinado de los Reyes Católicos, que consideran enraizado a la creación de la Santa Hermandad, nacida a iniciativa de la reina Isabel, cuyos miembros vestían de verde. La misión de esta institución fue velar por la seguridad de los pobladores y habitantes que transitaban caminos llenos de peligros. Pero, según parece, con frecuencia solían llegar tarde al lugar de los hechos, cuando los malhechores ya se habían ido del lugar, de ahí la expresión irónica ‘a buenas horas mangas verdes’.

La temática de los refranes es tan amplia como variada: el amor, el dinero, la religión, la familia, el trabajo, los negocios, la muerte, la mentira y, por ende, los mentirosos…

Esa temática es muy de actualidad, pues según estamos viendo, hay mucho mentiroso suelto. Mucho lobo con piel de cordero, mucho charlatán de piernas largas que intenta disfrazar mentiras de patas cortas. Y se defienden con largos y pormenorizados argumentos aunque En boca mentirosa la verdad se hace dudosa. Otros van de olvidadizos, negándose a recordar lo que dijeron hace apenas unos días, Mentirosos sin memoria [que] pierden el hilo de la historia. También están los que se excusan una y otra vez, diciendo que no dijeron. Por algo será, porque Quien se excusa, se acusa. Finalmente hay quien se atreve a adelantar promesas, seguro como está, de que su meta está muy cerca. Osados, atrevidos, insolventes e ignorantes que creen que no sabemos lo que la experiencia sobradamente nos ha enseñado: El juramento del mentiroso, hace su dicho más sospechoso

Baltasar Gracián aconsejó: «No mientas, pero no digas toda la verdad». Una afirmación sino sabia, prudente. Cesare Pavese -escritor italiano del siglo pasado- afirmó por su parte: «El arte de vivir es el arte de saber creer las mentiras. Lo terrible de esto es que al no saber qué es la verdad, todavía podemos reconocer mentiras».

Apliquémosno el cuento…

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El olvido que seremos…

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“Para recordar hay que olvidar” La sentencia, obviamente, no es mía, la leí en un interesante artículo sobre el funcionamiento de la memoria, uno de los grandes enigmas y uno de los objetivos estrellas de muchas de las investigaciones de la neurociencia. Según parece nuestra memoria no funciona como una cámara de vídeo, sino que cada vez que recordamos reescribimos ese recuerdo y lo reajustamos a nuestras creencias y expectativas presentes. Por eso sucede que algo que nos produjo un shock o fuerte rechazo, con el tiempo lo recordamos de manera más tenue o suave porque lo vamos reajustando a nuestras creencias presentes. En opinión de Rodrigo Quian Quiroga, Jefe de Bioingeniería de la Universidad de Leicester en Inglaterra –cito textualmente- “Ahora sabemos que olvidar es tan importante como recordar, tal cual lo había anticipado el escritor Jorge Luis Borges en su cuento Funes el memorioso de 1942”.

El cuento de Borges relata la historia de Ireneo Funes, un peón uruguayo que después de tener un accidente con un caballo, podía recordar absolutamente todo. Pero más que vivirlo como una bendición, lo sufría como una maldición. Podía recordar absolutamente todo con una nitidez extraordinaria, como si acabara de suceder…Y lo dice bien claro en su historia: “pensar es olvidar, diferenciar, es generalizar, abstraer”. O sea que para poder recordar hay que olvidar…

Hoy empieza el tiempo de la reflexión. Las elecciones han pasado bien para unos, muy mal para otros entre quienes se encuentra esta que suscribe. Y en un intento por comprender algunas de las múltiples razones de lo sucedido, recordé este cuento de Borges que me llevó a pensar en la mala memoria que muchos tenemos. En Valencia nadie se acuerda de los casos de corrupción de Rita Barberá, de los Cotino, de Zaplana, Camps con juicios aún pendientes o de Marcos Benavent, ‘ el yonki del dinero’ que tiró de la manta…Tampoco recuerdan el circuito de carreras que se muere de asco, ni las obras fallidas de Calatrava, ni los barracones que hacían de escuelas…

En Madrid en PP obtiene el apoyo de la mitad de la población. Y yo me pregunto ¿qué pasa  con la otra mitad? ¿Dónde fue el voto de quienes viven en La Cañada Real, Carabanchel o El Pozo del Tío Raimundo, por citar? Me temo que lo mismo que sucede con los cinco barrios más pobres de España que están en Sevilla, donde también ganó la derecha. Dicen los alcaldes y presidentes que gobernaran para todos ¿También para ellos? ¿Seguro?

Y Cádiz, que puedo decir de Cádiz, la cuna de la libertad, la sede de la Constitución de 1812, la ciudad de la revolución liberal, la misma en la que Teófila Martínez gobernó durante cinco legislaturas. Sí, cinco. Y parece que muchos olvidaron que –supuestamente- su marido obtenía contratos de aquella manera, que presidió una sicab que Rodríguez Rato utilizó para ocultar patrimonio. Y, al parecer,  tampoco recuerdan que la alcaldesa no podía salir a la calle porque la insultaban. Sí, los mismos que antes la aplaudieron luego la abuchearon a ella y al Partido.

Y en medio de este tsunami, el ‘infiel’ gana de nuevo su reino…Cosas de la política…

El futuro no pintan bien para la izquierda, de hecho, el Presidente acaba de anunciar el adelanto de las Generales al 23 de julio… Vienen malos tiempos, tiempos de alianza con la extrema derecha, de recorte de las libertadas, de estrechez de mira, de revocar leyes, ayudas para la Memoria Histórica, mermar subvenciones para colectivos LGTB y mujeres que ya no serán consideradas maltratadas -porque paseremos a la violencia intrafamiliar, que no se nos onvide-. Tendremos cada vez una mayor presencia de la Iglesia en la vida pública y abundantes privilegios para los ricos…

«Al recordar algo, uno lo está reescribiendo. Cada recuerdo es una reinterpretación de lo que sucedió. Cada vez que uno recuerda vive una memoria de una manera distinta. Como sugería el escritor Marcel Proust, el recuerdo de las cosas pasadas no es necesariamente el recuerdo de las cosas tal como ocurrieron» (Revista QUOPlus, pp. 104-107)

Lástima que la memoria funcione reescribiendo y olvidando y lástima que la derecha tenga tanta facilidad para olvidar y la izquierda tan poca para recordar que debe mantenerse unida…

Intentaré recordar sin paliativos…

Y qué la fuerza nos acompañe para afrontar lo que sea que tenga que venir…

Alea iacta est…

El concepto  de ciudadanía proviene de la Antigua Grecia, cuna asímismo de la democracia. En aquella civilización organizada en ciudades-estados o polis y origen de la democracia, se practicaba una ciudadanía excluyente, tanto en cuando no podían votar ni los esclavos o ilotas, ni los extranjeros, ni las mujeres. A este respecto, Aristóteles afirmo sabiamente: “a menudo se discute sobre el ciudadano y en efecto no todos están de acuerdo en quién es ciudadano. El que lo es en una democracia con frecuencia no lo es en una oligarquía…” Da que pensar ¿verdad?

En Roma, por su parte,  se extendió el concepto de res pública -sobre la que escribí en el post anterior- como estructura política y jurídica que pertenece al pueblo, a la comunidad. Y en base a esto, Roma percibió  al ciudadano como síntesis de participación activa en la vida política de la civitas. No obstante, en época del Imperio, se distinguía entre los cives romani, que gozaban plenamente de todos los derechos inherentes al status de ciudadano romano, aunque este estatus podían perderse en ciertas cirnstancias y los cives latini los cuales gozaban de un status más bajo respecto a los ciudadanos romanos, incluyendo el hecho de no poder votar (como en el caso de los municipia sine suffragio) o participar a la vida política.

Durante la Edad Media, con la evolución y desarrollo de la sociedad feudal, la ciudadanía pasó a concebirse como una vinculación personal más que territorial, de linaje y de sangre. “Y la ciudadanía pasó a residir en la subordinación política al señor feudal o al monarca y no en la idea de participación política”. Las relaciones de vasallaje eclipsaron y oscurecieron los derechos individuales que saldrían a relucir mucho más adelante, en el siglo XVIII. Fue entonces cuando Rouseau definió como ciudadanos a quienes pertenecían a  un determinado Estado nacional y poseyeron dentro de este territorio una serie de derechos individuales entre los que destaca el derecho a la igualdad, aunque edicha igualdad fuera  jurídica y no necesariamente social y económica.

A partir de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, aprobada por la Asamblea Nacional Francesa el 27 de agosto de 1789, los derechos del hombre se transformaron en libertades.

A mediados del siglo pasado Thomas H. Marshall, afirmó que la ciudadanía era una condición otorgada a quienes eran miembros plenos de una comunidad. Todos aquellos que poseían tal condición eran iguales respecto a los derechos y deberes. En cambio, por aquel tiempo, en algunos países del Este –como Rusia- la ciudadanía se consideraba un concepto en permanente construcción: “Si la ciudadanía es algo que remite a un proceso histórico, siempre vamos a estar hablando de una construcción de ciudadanía y de que haya también una reconstrucción constante de esa ciudadanía”.

Hoy por hoy la ciudadanía se refiere al conjunto de derechos y deberes a los cuales el ciudadano o individuo está sujeto en su relación con la sociedad en que vive. 

Y todo esto para reflexionar en voz alta sobre la importancia que la condición de ‘ciudadanos y ciudadanas implica’ aunque sea algo de lo apenas se habla. Nacemos y ya se nos considera ciudadano/a aunque no podamos ejercer como tales hasta los 18 años. Sin embargo las implicaciones son tremendas y la responsabilidad adquirida enorme. Todo está en nuestras manos, en esa papeleta que hoy podemos depositar en nuestro colegio electoral., a dónde deberíamos asistir en masa si fuéramos conscientes que el ‘poder’ está en cada uno de nosotros y cada sobre envía un ‘trocito de cesión’ que hacemos llegar a otros ciudadanos para que nos representen…Aunque muchos no se merezcan tal distición…

Buen día y que ustedes lo voten bien…

La ‘res-pública’… de mi casa

El felpudo de IKEA luce así a la entrada de mi casa. ‘Bienvenido a la República Independiente… La única a mi alcance –añado yo- y  de la que puedo fiarme… En ella nunca hubo pucherazo, ni compra de votos  -y eso que a cualquiera de sus miembros le hubiera venido de perlas- ni campañas con palabras gruesas, ni engaños, ni intentos de fraude, ni conspiraciones…Eso sí, reconozco que mi hijo Carlos siempre fue algo fullero jugando al parchís. Tenía mal perder, aunque a la hora de la verdad lo asumió con deportividad y una entereza digna de admiración.

Las mejores campañas que vivimos tuvieron serios debates y decisiones trascendentes como ¿pizza o hamburguesa? Difícil elección, lo sé. Todos dimos la talla. Jugamos limpiamente, y aunque tras las votaciones los perdedores protestábamos –yo también asumía el riesgo- enseguida encontrábamos ese punto de encuentro favorable para el bien de todos y la buena convivencia…

El término ‘república’ –como seguramente saben- proviene del latín res populica, o sea, la «cosa de las personas», el «asunto del pueblo» o  la «propiedad pública», en oposición a regnum –reino- o «propiedad del rey». A simple vista ya podemos observar una gran diferencia, sobre la práctica ¿qué más puedo decir…?

En la Antigua Roma la ‘República’ se instauró tras la caída de la Monarquía -en realidad así ha sido a lo largo de la historia- imponiéndose una nueva forma de gobierno en el que la soberanía reside en el pueblo. Así ocurrió en el 31, cuando según el almirante Aznar: “España se acostó monárquica y se levantó republicana”…Para unos una pesadilla, para muchos un sueño hecho realidad…

Aristóteles  -que pensaba mucho- sentó las bases o pilares que, según su propia filosofía, debían sustentar la república: 1) la participación política activa por parte de los ciudadanos. 2) La representación de todos los ciudadanos dentro de las instituciones de gobierno con iguales atribuciones. 3) La prevalencia de ninguna. Una definición muy purista que con el tiempo dio pie a alguna que otra ambigüedad, como la de decir que los Monarcas occidentales práctivamente no tienen poder y que ‘la verdadera legitimidad para las decisiones políticas proviene de los representantes electos directamente por el pueblo’.

En ello estamos, aunque no tengamos una República…

Y por fin acaba una campaña electoral monótona, tediosa, aburrida y cansina que si mal empezó, peor va a terminar. El tablero está demasiado enfangado para mover ficha sin mancharse las manos. Más que el voto nos piden un ‘acto de fe’ que habremos de tener en las Instituciones porque las personas no cesan de perder crédito.

Afrontamos una difícil jornada de reflexión. No precisamente para pensar en el voto -aunque a la vista de lo sucedido muchos se lo estarán replanteando y repensando- sino para considerar lo que está sucediendo y si es esta la España que pretenden ciertos politicos de poco pelo, sedientos de poder, capaces de mentir, engañar, sobornar, o prevaricar sólo para saciar su propia ambición con una diminuta alcaldía o concejalía, conscientes de su corto recorrido o de que no pueden aspirar a más… Si es así, que no cuenten conmigo.

Y si están pensando en el ‘felpudo’ olvidénlo…Están descatalogado…

Imágenes que hablan…

De vez en cuando tengo que desconectar de los informativos, de la prensa, de las tertulias de la radio o de la TV. Me cansa y me hastía tanta falsedad, tanta demagogia y tanta estadística. Creía que las matemáticas eran una ciencia exacta, pero cada análisis, según sea la tendencia política de quiénes lo hagan, así son los resultados o proponen uno u otro vencedor. Todo está manido, manoseado, retorcido, toqueteado hasta la saciedad. Y me digo a mí misma que será lo que tenga que ser, y aunque me sienta un poco escéptica, descreída, iré a votar y votaré con lealtad, al calor del único espacio en el que considero están quienes creen en la ‘justicia social’ e intentan gobernar para todos -con todos sus errores- no solo para el bienestar o el ‘mejor estar’ de las élites y los económicamente poderosos…

Sí. Cuando me saturo hago un paréntesis, me tomo un descanso, y en lugar de las noticias miro la sección del periódico dedicada a la fotografía. Así fue como me tropecé con las de Tiago Ramírez tomadas en el aeropuerto de Buenos Aires dedicadas a indigentes que aprovechan el vacío de las noches sin vuelos, para progerse de la interperie. Como aficionada todas me parecieron magníficas, particularmente esta de la cabecera. Como ser humano, como persona, me conmovieron, por la fuerte carga emocional que contienen y porque coloca, a quien las contemple, frente a la realidad social del momento que vivimos.

¿Quién podría negar que la imagen del indigente durmiendo en el suelo y el señor de la calle con su maleta no sean (o representen) las dos caras de una misma moneda? ¿Acaso ambas situaciones no podrían simular la misma persona en una secuencia temporal marcada por un antes y un después? El señor de la maleta podría representar el pasado y el indigente él mismo en el futuro.

Los indigentes de hoy no son cómo los de cuando yo era pequeña que lo eran por condición y nacimiento, hijos nacidos de la miseria y en la miseria. Hoy hombres y mujeres que tuvieron trabajo, casa y comida han caído de este estatus para pasar a vivir en la calle, comer de la caridad y vestir de la solidaridad ajena. Son los desposeídos, herederos de la crisis económica de 2008 y de la pandemia, los nuevos miserables, sin paro, ni ayuda familiar a los que ha alcanzado, como mucho, el IMV…

Conforme lo pienso, me doy cuenta del valor de la imagen y de cuánto puede captar y transmitir una fotografía. Y a medida que lo reflexiono caigo en la cuenta y pienso en cuánto jode el tópico que dice que ‘una imagen vale -o dice- más que mil palabras …’

Un ‘gusano musical’

Supongo que nos ocurre a todos. De repente oyes la estrofa de una conocida canción y se te mete dentro de la cabeza. A partir de ahí, te pasas el día incordiándote a ti misma, oyéndote repetir una y otra vez la dichosa canción… Los científicos llaman a este fenómeno –hasta ahora inexplicable- ‘gusano musical’.

Otra curiosidad relaciobada con la música es aquello del ‘disco rallado’, una técnica de asertividad, practicada en el ámbito de la psicología, que tiene como objetivo ser persistentes en aquello que queremos conseguir. Para que tenga éxito debemos tener claro cuál es el objetivo y «mantener el mismo discurso independientemente de las intenciones e insistencias del otro». De ahí lo del ‘disco rallado’. Esta técnica es una herramienta muy usada en el marco de la comunicación…

Pues bien, parece que los políticos algo saben de todo esto y lo están utilizando en la campaña electoral. Unos pretenden instalarse en nuestra cabeza y, cual gusano, machacarnos con sus ideas descabelladas y anacrónicas. Otros, todos del mismo bando, se han pasado la semana repitiendo la misma canción -como un disco rallado- de la mañana a la noche y de la noche al día. En la TV, la radio, la prensa, las redes sociales suena la misma melodía: Bildu, ETA y Sánchez, ideas a las que últimamente han sumado la de acicalar Madrid colocando una maceta en cada balcón. Así pretende la Presidenta mitigar el problema del cambio climático… Muy pronto, en la capital, ese tema estará zanjado, en cuanto la Sra. Ayuso reparta las plantas… Con lo fácil que resulta la solución y los científicos ahí, calentándose la cabeza…

Las mejores perlas e intervenciones de esta semana comenzaron con los aplausos y gritos de sus señorías, asintiendo a las preguntas retóricas del Presidente durante el cara a cara con Feijoo. Un espectáculo deplorable y vergonzoso. Prosiguió con el senador Pedro Rollán que puso la guinda al pastel afirmando que la nueva ley de vivienda se cimentaba sobre las cenizas del atentado de Hipercor. Estuvo mal. Fue atrevido, de mal gusto y, sobre todo, mentira. Pero oírle decir en otro foro, unos días después, siendo preguntado a este respecto, que ‘sus discursos los escribe él’, me dio la puntilla…O sea, que hay un montón de políticos a los que elegimos, les pagamos –muy bien, por cierto- y ellos no sólo se dedican a calentar el asiento y montar el espectáculo cuando les dan la orden, sino que encima cuando les toca intervenir, a más de uno le escriben el discurso…

Y todo gracias al PP. No les quitaré el mérito.

Berna González Harbort, en su columna publicada hoy en El País, escribe un artículo titulado Saturno devorando a Feijoo. Un análisis equilibrado y sereno sobre la actual campaña electoral que merece la pena leer.

Por mi parte solo me resta enviar un breve mensaje a los políticos: Muy señores míos, por si lo han olvidado, somos nosotros, los electores – la parte contratante- quienes les pagamos a ustedes -la parte contratada- para que nos representen. Asi que, ya que no nos representan, por lo menos no nos avergüencen, ni nos tomen el pelo. Un poquito de dignidad y respeto, qué menos…

Una de elecciones…

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Claro, nítido, cristalino: los candidatos condenados por delito de sangre de EH Bildus, han renunciado a sus candidaturas como concejales, en el caso de salir elegidos. Así lo han expresado en un comunicado hecho público ayer, cuyo texto íntegro reprodujo el periódico ‘EL País’. A mi personalmente me parece una buena noticia para todos en general y para las víctimas en particular.

No obstante, Javier Pérez Rollo, Catedrático de Derecho Constitucional de la USE -que digo yo que algo sabrá sobre esta cuestión- afirmaba ayer en TV que tal renuncia es «una barbaridad constitucional» , que «Estaban contribuyendo a darle valor a la Constitución Española con su participación y a demostrar que ha servido para derrotar a ETA». Y no quedó ahí la cosa porque fue contundente al subrayar que el hecho de que «Bildu haga política es un éxito de la democracia española». El profesor realizó una reflexión sobre nuestro sistema penitenciario explicando que lo que se persigue no es otra cosa que la total reinserción de quienes cumplen su condena.

Supongo que las derechas, que seguro no lo oyeron, se llevarían las manos a la cabeza escandalizados. Este tema es una cantera de ideas para explotar en campaña porque les permite resucitar viejos fantasmas con los que amenazar y asustar, a sabiendas, intencionadamente, utilizándo a ETA como arma con la asestar puñaladas traperas a sus contrarios…

Sinceramente, según pasan los días se me olvida por momentos que las elecciones son autonómicas y municipales, no generales. Porque no dejo de ver a Feijoo, como Dios, en todas partes y a todas horas, a lo largo y ancho de nuestra geografía, y a la Sra. Ayuso enarbolando el lema “Sánchez o España” aunque eso -que yo sepa- no toque hasta final de año. Ambos presentando propuestas de carácter nacional, dando pábulo a futuras derogaciones contra el actual Gobierno como si fuera su directo rival. Una de dos: o piensa que en Madrid no tiene competencia y su victoria en las urnas está asegurada, o pretende hacerse a medio plazo con la Presidencia del PP. pues, según dicen algunos entendidos, es Ayuso quien marca el paso a Feijoo No lo descarto. Sea como sea el caso es, que como Atila, a su paso ‘no deja crecer la hierba’. Ahora bien ¿qué hay de su programa? ¿cuáles son sus propuestas? Imposible conocerlas porque la campaña solo va de denunciar los ‘errores’ de los adversarios y pedir que se les votemos a ciegas, haciendo un acto de fe…

Tampoco entiendo la actitud de ciertos barones del PSOE. Reyezuelos que parecen reinar de manera absoluta sobre sus taifas, aunque para ello tengan que ir contra la unidad y la autoridad del partido bajo cuyas siglas se presentan y gracias a las cuales están donde están, una actitud que considero desleal: No se debe morder la mano que te da de comer y los trapos sucios mejor lavarlos en casa. No citaré más tópicos. Solo añadir que la soberbia de algunos deja mucho que desear, y desde luego, tanta altivez y arrogancia, justifican la ambición por revalidar el actual estatus político aunque haya que acudir a la traición para conseguirlo. En mi opinión el ejercicio de los cargos públicos deberían tener un límite de tiempo, dos legislaturas máximo, y después a trabajar, como todo hijo de vecino. La política es un servicio público no una profesión.

En fin, visto lo visto, lo que de desprende de lo anterior queda claro: si a Bildus se le exige la responsabilidad y el compromiso de asumir las vías pacíficas y democráticas, a las derechas se le debería también exigir enterrar el pasado, pasar páginas, entre otras cosas porque hace ya tiempo que la banda terrorista ETA -por muchas vueltas que le den- ya no existe.

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El sentido del ‘humor…’

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El sentído del humor es un valor en alza, una cualidad beneficiosa para quien lo posee cuyos beneficios se dejan sentir en quienes están cerca. El humor actúa como un bálsamo que proporciona buena salud y alivia las tensiones, por eso la risa se ha incorporado a nuevas formas de terapia. Ya lo decía el mismísimo Freud al otorgar a los chistes y a la risa un papel esencial en el marco de la teoría psicoanalítica.

No obstante hace ya mucho tiempo que dejaron de emitirse programas de humor en la TV, (en la radio sí que hay algunos) ni ningún humorista asiste como invitado a otros programas y se echan de menos frente a tanto dramatismo mundial. Ellos actuaban como versos sueltos intercalados entre las secciones de un concurso, una tertulia o un musical. Cortaban el aire con sus risas, sin más pretensión que la de entretener y nadie se daba por aludido, ni siquiera aquellos a quienes imitaban, que casi siempre, eran los primeros en reirse de sí mismos. Esa era su única misión: ofrecer una perspectiva cómica añadiendo una gotitas de humor a los temas serios de la vida.

Mientras escribo me viene a la memoria el recuerdo de de Tip y Coll, con frac, chistera y bombín o a Eugenio, el catalán de rictus circunspecto que comenzaba siempre diciendo aquello de “saben aquel que diu…”. Con gafas negras de sol, vestido de negro, aparecía sentado frente a un micro que solía sujetar con una mano, mientras acercaba la otra a su boca para dar una gran calada a su cigarrillo y después exhalar una prolongada bocanada de humo… Recuerdo que antes, la gente de a pie, con frecuencia se animaba a contar chistes: en los descansos del trabajo, mientras se tomaba una cerveza o se reunía la familia, alguien se animaba. Se trataba de un humor sano que para nada pretendía ser ofensivo o discriminatorio. O al menos así lo entendía yo, que por entonces, era más joven.

Y así fue como poco a poco estos artistas comenzaron a desaparecer de la escena y de la pequeña pantalla. Todo eso es historia, porque tambien el humor ha cambiado. Supongo que fueron muchos los factores que influyeron en su desaparición, entre ellos algo tuvo que ver la reciente ‘ley mordaza’ que los populares aprobaron con su mayoría. A partir de ahí contar algunos chistes -quién dice chiste dice algún otro ‘sinónimo’ o ‘similar’- puede salir muy ‘caro’. Literalmente. Y ahora el humor se vierte en las redes sociales, donde pulula una buena cantera de personajes ingeniosos de todos los géneros, edades y tendencias. Aunque se trata de un humor diferente, más visual y leído que auditivo, pero inteligente, mordaz, incisivo, con altas dosis de ironía y sarcasmo. O eso creo a la luz de lo que observo en Twitter.

A mi parecer todo está muy politizado y plagado de segundas intenciones. La espontaneidad puede ser sancionada y todo el mundo es consciente de dejar su rastro grabado en la hemeroteca de la red, que por cierto, puede volverse en contra, y si no que se lo pregunten a nuestros políticos tan aficionados ellos a desdecirse o a decir que aquello que dijeron no lo hemos sabido interpertar o comprender… Tantos ‘egos’ que juntos no caben…

 Ante tal falta de humor, por contra, ha proliferado un cinismo exarcebado como actitud practicada, sobre todo, por algunos politicos y políticas de la derecha, con ansias de poder y ganas de acaparar los medios. Un cínico o cínica, por definición, es aquel que habla con falsedad, a sabiendas, y lo hace de manera descarada y desvergonzada. Un ejemplo sería utilizar el concepto universal de ‘justicia social’ para afirmar -sabiendo que no es verdad- que es un invento de la izquierda, cuando todos sabemos que es una concepción que subyace y proviene de la filosofía de Platón y Aristóteles, del que hablan los políticos de uno u otro signo. Sí, al parecer existe una corriente de cinismo actual que nada tiene que ver con aquella otra fundada por Antístenes en Grecia, allá por el siglo IV a. c., que pretendía el regreso del ser humano a la naturaleza sin necesidad de poseer tantos bienes materiales.

Los cínicos actuales suelen presentarse disfrazados de patriotas que enarbolan banderas y simbolos para hacer demagogia a base de criticar e intentar riciculizar a su adversario. Sin propuestas, ni alternativas, ni mencionar sus propios proyectos, se dedican a sólo a prometer aniquilar los logros y derogar las leyes que han ensanchando nuestra democracia. No desean para los demás lo que ellos tienen por eso les viene de perlas vender el neoliberalismo como la panacea o la solución a todos los males. Lo que no dicen es que los grandes ganadores de estas políticas serían los dueños de las grandes empresas y banqueros. O sea , ellos. Y los perdedores los trabajadores y sectores desfavorecidos.

Como diría el conocido humorista Andreu Buenafuente, “Lo serio me aburre. Hay que [aprender a] reírse de todo para poder sobrevivir.”

P.D. El encorchetado es mío…

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El rey ‘invita’, el pueblo ‘paga…’

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Aunque no simpatizo con la Monarquía, ni con la de aquí, ni con la de allá, ni con la de ningún otro lugar, este sábado esuve atenta, sin perder puntada, a la retransmisión de la coronación de Carlos III de Inglaterra, cosa que justifico –aunque no tenga por qué- por lo arraigado del ceremonial y la fuerte carga histórica que implica, algo que para una apasionada de la Historia como yo, presenta un gran atractivo.

Sin embargo, esto no es óbice, para que desde otra perspectiva lo considere un auténtico despilfarro y un ritual anacrónico que persiste en reiterar una representación que presenta a la figura del monarca en una especie de comunión con el ‘altísimo’, intentado perpetuar así la idea de que los reyes son personas elegidas, cuya excepcionalidad le viene impuesta por la sangre y por su pertenencia a un linaje bendecido en el que el poder que se transmite tiene un origen divino. Un ritual que a estas alturas del siglo XXI carece de sentido. Pero los británicos, ya se sabe, son tan suyos y singulares, que continúan sin modificar un ápice de esta ceremonia de coronación y vasallaje que conserva elementos y componentes ancestrales desfasados, tras los cuales, lo único que queda es tan anécdótico como entretenido.

Y estaba yo tranquilamente observando el espectáculo, cuando pasó algo muy curioso que llamó del todo mi atención. Sucedió cuando la comitiva recorría las calles hacia la Abadía. En aquel momento la cámara enfocó de cerca la carroza real y los futuros reyes se dejaron ver con bastante claridad a través de la ventanilla: sentados, vestidos con el atuendo propio para la ocasión, ambos regalando saludos a diestro y siniestro muy sonrientes… Y entonces me di cuenta. Comprobé la museta de la capa soberana moteada de negro y me quedé absorta pensando, mientras la memoria dio un salto que me retrotrajo a la infancia: la capa del rey Carlos, se parecía a la del rey Melchor, el mismo que me visitó de pequeña y al que pude ver, digan lo que digan, con una nitidez asombrosa.

Recuerdo que había tardado mucho en dormirme porque estaba muy nerviosa pensando en los regalos. Y de repente, al entreabrir  los ojos  y girarme para cambiar de lado, allí estaba él, Melchor, con su corona, su barba blanca y una capa roja con la museta y el borde blanco con motitas negras…

Por aquel entonces los príncipes y reyes no eran para mi sino personajes que cobraban vida en los cuentos que mi padre –que dicho sea de paso, era un gran narrador- me contaba. Casi todos  héroes, fuertes y valientes, que protagonizaban hazañas en las que salvaban a una joven de las garras de algún dragón o de cualquier otro monstruo, eso sí, de ‘siete cabezas’ por lo menos. A cambio de tal salvamento recibían la mano de la princesa y al final se casaban, obteniendo como regalo y recompensa una parte del reino… Los reyes que yo conocí a través de los cuentos eran buenos, generosos y también guapos. Pero claro es que yo viví algunos años bajo el régimen de ‘un gallego bajito, con bigote y voz de pito’ que podía ser mi abuelo.  Entonces nada me hacía pensar, que no mucho tiempo después, por fin yo conocería -metafóricamente hablando porque apenas le vi una vez de lejos- a un rey de carne y hueso, que sin espadas, ni tener que enfrentar ningún monstruo, obtuvo para sí las ‘llaves del reino’.

Fue mucho después cuando comprendí que aquello que se dice sobre ‘las llaves del reino’ y ‘vivir del cuento’, más allá del símil o eufemismo, es una realidad. Porque al rey, a nuestro rey, no le había bastado con ‘vivir del cuento’ a ‘cuerpo de idem’, sino que le faltó tiempo para desvalijar y asaltar las arcas del estado, que para eso tenía las llaves. Y así lo conocimos muchos, campechano, rompedor de protocolos y muy abierto… A fin de cuentas, como la coronación, ‘las invitaciones del rey siempre las pagará el pueblo…’

Y pensé de nuevo en Melchor, en mi infantil inocencia y en cómo le vi con su capa roja de museta moteada mientras cruzaba mi habitación…Recordé que además de Rey era Mago -una gran ventaja- pues esa cualidad le permitía vivír sólo en mi imaginación, a salvo de los errores y vicios terrenales, libre, por tanto, de cualquier posible decepción…Y entonces me quedé mucho más tranquila …

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Maternidad, maternidades…

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Sobre la celebración del día de la madre hace ya muchos años que recibimos una llamada de atención por parte de determinados sectores socioeconómicos, los cuales diseñaron una propuesta sobre cómo festejarlo. Nos sumergimos así en una dinámica consumista promocionada por firmas y marcas de cierto prestigio, como por ejemplo el Corte Inglés, el mismo que más tarde  se apropió también de la ‘primavera’ y de la ‘vuelta al cole’. El bombardeo propagandístico plagado de eslóganes pegadizos, martillearon incesantemente nuestras cabezas y permearon nuestros subconscientes hasta conseguir introducirnos en el engranaje. Queda claro que cualquier excusa es buena para animarmos a consumir y que el día de la madre contaba con ingredientes suficientes para encandilar al público. Porque ¿cómo negarse a reconocer la polifacética labor de las sufridas madres, reinas de la casa, administradoras domésticas, enfermeras, cocineras y cuidadoras, con un pequeño detalle o un enorme detallazo, directamente proporcional al volumen o profundidad de cada bolsillo y a la generosidad material de cada cual?

Y sin embargo detrás de esta concepción nacida en nuestra sociedad capitalista, la celebración de este día hunde sus raíces en el Antiguo Egipto y la Antigua Grecia, donde se celebraban fiestas en honor de Isis y Rhea, madre de Neptuno, Júpiter y Plutón, culto que más tarde –como tantas otras cosas- fue asimilado por la cultura romana.

Mucho tiempo después, y para acercarnos algo más al presente, se encuentran preecedentes de este día en la Inglaterra del siglo XVII. Por entonces la gran mayoría social era pobre y trabajaba al servicio de las grandes familias nobles y aristócratas, entre las que se impuso la tradición de establecer un domingo libre al año para que los sirvientes pudieran visitar a sus madres o demás familiares. Para sellar dicho encuentro se les permitía cocinar una tarta que ofrecían como regalo. Según parece al principio fueron celebraciones colectivas, realizadas al aire libre en idílicos parajes de praderas y bosques. Más tarde, tras la colonización americana, la tradición se importó junto con otros usos a las nuevas colonias, al igual que sucedió con la costumbre de tomar el té. En el calendario anglosajón el día de la madre se celebra el cuarto domingo de cuaresma.  

En Estados Unidos este día está relacionado con una iniciativa particular de la joven Ana Jarvis, quien lo instauró en homenaje a su propia madre. Esta iniciativa, que tuvo gran acogida, se convirtió en una propuesta de Ley al Congreso aprobada en 1914 por el Presidente Woodrow Wilson, declarándola fiesta nacional fijada para el segundo domingo de mayo.

©la pensadoragaditana

En nuestro país la liturgia católica, esgrimiendo los mismos argumentos defendidos desde antes del Concilio de Trento (1545-1563), se dignó establecer a la Inmaculada Concepción como modelo de mujer-madre. Por eso hasta 1965, el día de hoy, se celebraba el 8 de diciembre. A partir de ahí la misma Iglesia consideró oportuno separar ambas fiestas estableciéndose el primer domingo de mayo –mes eminentemente Mariano- como fecha idónea para homenajear a las madres.

Este modelo ‘virginal’ ha constituido un referente para las mujeres de mi generación, un clisé con el que nos machacaron intentando inculcar la idea sobre la necesidad de llegar vírgenes al matrimonio. Virginidad simbolizada en la entrega de ‘arras’ en el ritual del matrimonio eclesiástico. Idea a partir de la cual, Iglesia y Estado, construyeron su propio argumento que, mas tarde, desembocaría en la teoría del el “ángel del hogar”, modelo que atraviesa el discurso decimonónico deconstruido, y después ‘asesinado’ por Virginia Woolf, que tanto ayudó a apostillar el concepto de la maternidad como una poderosa investidura -utilizada particularmente por los varones- y más adelante, una etiqueta y una categoría de análisis histórico. En todo caso, se trata de una construcción sujeta a continuos cambios sobrevenidos con el devenir de los tiempos.

En ámbitos feministas se habla de ‘maternidad hegemónica’ para referirse a la maternidad heterosexual normativa, según la cual la mujer concibe, gesta y cría. Pero la diversidad familiar de nuestra sociedad actual invita a hablar de ‘maternidades’, en plural, como la diversidad que somos y en la que se encuentren representadas una múltiple casuísticas y diferentes modelos. En todo caso la maternidad siempre será una opción y un derecho y deben ser las mujeres quienes decidan o elijan.

Pero si descendemos desde marco teórico a la práctica de la vida cotidiana y al plano de los afectos, la realidad es que la mayoría de los hijos e hijas solemos envolver a nuestras madres y/o padres en de una especie de halo de protección, alejándolas de todo mal, poniéndolas a salvo, protegiéndolas contra lo inevitable. Inconscientemente las llagamos a consideramos seres excepcionales, eternos, deseando creer que siempre se quedarán con nosotros, aunque llegado el momento, empecemos a sospechar que no será así y sintamos miedo porque sabemos que detrás de su muerte nos espera el mayor de los abandonos y el más desconsolador desamparo…

Sea cual sea la edad que tengamos, en general, los hijos e hijas siempre echamos de menos a nuestras madres y padres, símbolos del amor esencialmente generoso, desinteresado e incondicional.

A dios rogando y con el mazo dando…

Rogativas en Andalucía. Imagen Internet

Según interpretación del Instituto Cervantes el refrán que la título al post -por cierto mencionado en obras de Cervantes y Espronceda – resume la idea de que no basta con rogar a dios para que interceda sino que hemos de poner de nuestra parte y hacer todo cuando esté en nuestras manos. El dicho tiene varios sinónimos usados con frecuencia en diferentes contextos. También hay otros similares aunque menos conocido, como por ejemplo ese que dice «pastores y labriegos: los pies en la tierra, la mirada en el cielo”, que circuló entre los campesinos preocupados ante la escasez de lluvia y la posibilidad de perder las cosechas. Y es que la incertidumbre y el temor a perder la siembra ha sido una constante presente en la vida de los campesinos y agricultores, cuya subsistencia dependía al cien por cien, de que hubiera o no una buena cosecha.

Como siempre, los brazos de la Iglesia han sido demasiado largos, tanto como para abrazar la sociedad en su conjunto para acercarla a su seno. Y así fue como la fe permeó todos los aspectos de la vida: el lenguaje, el calendario, el trabajo, la diversión, la moda, el arte…E incluso extendió su mano hasta alcanzar el poder y formar tándem con el estado, pilares que han caminado de la mano y sustentado durante siglos el devenir de la historia. Como no podía ser de otra manera, “los ciclos secos endémicos de nuestro clima han embadurnado la cultura y religión”. O sea que la Iglesia aprovechaba la incultura y la ignorancia para presionar y manipular a los feligreses, animándoles para que sacaran a la calle a los santos y ‘rogar’ al todopoderoso, que con su infinita bondad y misericordia, enviara la lluvia. Estos eventos cuya finalidad era esencialmente la de ‘rogar’, se conocen como ‘rogativas’ que, según la tradición, se celebraban dos veces al año: por San Marcos y tres días antes de la Ascensión. Parecen pocas, pero todo estaba previsto, por eso tanto el Papa como los Obispos podían convocarlas con carácter extraordinario en otras fechas.

Las primeras rogativas datan del siglo IV y se han prolongado hasta la actualidad, no sólo en España sino en otros muchos países. Un estudio de la Universidad de Zaragoza ha analizado los diferentes tipos de rogativas según la gravedad y sus resectivas correspondencias. Si dicha sequía es leve bastará con una oración simple. Ante una sequía media ya se expone al santo intercesor. Para una grave convienen las misas y procesiones dentro de la Iglesia. Si es muy grave las rogativas salen ya del espacio interior para procesionar fuera de la Iglesia. Y si es crítica será necesario peregrinar con el intercesor a otro santuario. Las oraciones que se recitan durante las rogativas son de dos tipos: ad pretendam pluvia (pro pluvia) y las pro serenitate (para que deje de llover). Todo está previsto.

En España ‘el hacedor de lluvias’ por excelencia es San Isidro Labrador, patrono de la capital. No podía ser de otra manera ‘siendo Madrid España’, según creo recordar… Y es que San Isidro está muy vinculado a las tareas de campo. Según cuenta la tradición, antes de casarse con Mª Toribia, después Santa María de la Cabeza, fue pocero  y tras un tiempo de grave sequía, hizo saltar un chorro de agua después de golpear el suelo con su arado, convirtiéndose así en el valedor de las precipitaciones.

Otro conocido santo intermediario, por detrás de San Isidro, fue San Vicente Ferrer, valenciano, a quien el Cardenal Cañizares, cuando siendo arzobispo de Valencia padecimos otro ciclo de sequía, dirigió sus plegarias junto a obispos, sacerdotes y laicos… Creo que desde entonces por allí se han producido diversas borrascas, ciclones tropicales, danas, gotas frías y otros fenómenos caracterizados por las cuantiosas lluvias. Es más, creo que ha habido pueblos y ciudades del levante Mediterráneo que se han inundado y declarado ‘zona catastrófica…’ ¿Será verdad que funciona? De momento y por si acaso, parece que ‘el Abuelo’ desfilará hoy por las calles de Jaén. Por cierto, la última vez que salió fue hace unos 74 años… Todo ha cambiado…Dicen que la fe mueve montañas, aunque la que suscribe se declara agnóstica, además de racional y sensata, por lo que nunca se atreverá a negar la evidencia. Habrá que esperar…Mientras tanto, los gobiernos deberían tomar conciencia, concienciar a la población y controlar el agua como bien público, mirando por los intereses de la ‘vida’ en nuestro planeta, sin caer en disputas electoralistas y partidistas…Porque ya lo dice el refrán: a dios rogando, pero con el mazo dando…

Por si acaso, y como de momento no se podrá hacer otra cosa, si hay quien se anime, aquí dejo una de las referidas oraciones ad pretendam pluvia: “Oh Dios, en quien vivimos, nos movemos y existimos: concédenos la lluvia oportuna para que, ayudados con los bienes del presente, apetezcamos confiadamente los eternos. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén”.

Que dios reparta suerte y que así sea…

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Pretérito perfecto…

«El pretérito perfecto, o pretérito perfecto compuesto, es un tiempo verbal del modo indicativo que expresa en español acciones concluidas en un marco temporal que se extiende hasta el presente.»
Fotografía: mp_dc

Aconseja Sabina en una de sus canciones no regresar jamás allí dónde fuimos felices: ‘al lugar donde has sido feliz no debieras jamás de volver…’. A bote pronto, parece una invitación a dejar los recuerdos en su sitio, evitando sobarlos o manosearlos, a fin de conservar y preservar el orden natural en que sucedieron. Así, sin más. Sin revisiones, ni arrepentimientos, ni removidas, ni dobles vueltas. Lo que pasó, pasó y punto. Para bien y/o para mal. Y es que todo en la vida acontece siguiendo el principio matemático de la relatividad, que establece el continuo espacio-temporal como marco en el que se representan todos los sucesos físicos del Universo. O sea que todo sucede en un lugar concreto y en un tiempo concreto, y según dice la canción, si en esos contextos fuimos felices, mejor no volver. Supongo que así los recuerdos quedarían ubicados o sepultados, a disposición de nuestra memoria pero a una prudente y justa distancia, para salvaguardar(nos), garantizar(nos) y proteger(nos) contra la melancolía o la pena, poniéndolos a salvo en el ‘baúl de los recuerdos’, como cantaba Karina. Baúl que sólo se abrirá de cuando en cuando, en ocasiones, a propósito o no, casi siempre para recrearnos y después consentir que los ojos brillen o, lo que es mejor, que los labios esbocen una amplia sonrisa…

 Pero con todos mis respetos hacia el ‘maestro’, al que admiro y sigo desde hace mucho tiempo, esta pensadora discrepa o al menos considera que no se puede generalizar: hay lugares y ‘lugares’, personas y ‘personas’, recuerdos y ‘recuerdos’. Los entrecomillados merecieron la pena y ganaron el premio del regreso respetuoso, de la nueva mirada a los viejos escenarios, de la contemplación de los efectos del paso del tiempo, de incluso la autorización de experimentar, por qué no, emociones similares o cercanas a las se vivieron…

¿Qué tienen de malo la añoranza, la saudade e incluso una pizca de nostalgia? Los seres humanos sienten y se nutren de todo tipo de emociones y también de recuerdos. A fin de cuenta todos determinan y conforman el presente. A veces, pasado el tiempo, se mira atrás observándolo todo con mayor equidad y eso permite una visualización global, divisando el todo en su conjunto e incluso, tal vez, percibiendo aquello que pasó de soslayo en su momento. Y si se produce esta sinergia es posible sanear sentimientos y emociones y después devolver todo a su sitio para que permanezca, esta vez, con un nuevo orden.

Y rota la barrera del tiempo, será posible regresar una y otra vez cuantas veces se quiera o sea necesario. Hemos añadido un nuevo estrato al pozo de los recuerdos, un antes y un después, y el tiempo empieza a contar de nuevo…

Esto piensa la que suscribe, a quien últimamente gusta conjugar los verbos en modo indicativo y en ‘pretérito perfecto’.

©lapensadoragaditana